Retira ONU el cánnabis de la lista negra de estupefacientes

OMS, 03 diciembre 2020.- Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre los beneficios médicos y terapéuticos que los derivados de esta planta tienen para el bienestar, 27 países de la Comisión de Estupefacientes de la ONU han votado a favor de retirar la marihuana de sus listas de control de estupefacientes, en una decisión que, no obstante, contó con 25 votos en contra y una abstención.

La Comisión de Estupefacientes de la ONU ha retirado la marihuana de su lista de narcóticos de riesgo liderando los cambios que internacionalmente se están produciendo con respecto al cannabis.

Al revisar una serie de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la marihuana y sus derivados, la Comisión de Estupefacientes se centró en la decisión de eliminar el cannabis de la Lista IV de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, donde figuraba junto a opioides adictivos y letales como la heroína.

Los 53 Estados miembros de la Comisión votaron sobre la eliminación del cannabis de los programas de control de estupefacientes más estrictos, donde había estado colocado durante 59 años, lo que había desalentado su uso con fines médicos.

Con un histórico resultado de 27 votos a favor, 25 en contra y una abstención, la Comisión de la ONU ha abierto la puerta al reconocimiento del potencial medicinal y terapéutico de esta droga de uso común, pero aun mayoritariamente ilegal.

Además, según distintas informaciones, la decisión también puede impulsar la investigación científica adicional sobre las propiedades medicinales de la planta y actuar como catalizador para que los países legalicen la droga para uso medicinal y reconsideren las leyes sobre su uso recreativo.

Larga espera
En enero de 2019, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer seis recomendaciones relacionadas con el cannabis y su retirada de los tratados de control de drogas de la ONU.

La Comisión de Estupefacientes votó esas propuestas originalmente durante su sesión de marzo de ese mismo año, donde muchos países solicitaron más tiempo para estudiar su respaldo a la retirada del cannabis como narcótico y definir mejor sus posiciones, según distintas noticias de prensa.

Entre los muchos puntos que la Organización Mundial de la Salud publicó con respecto a la marihuana aclaró que algunos de sus derivados como el cannabidiol (CBD), un compuesto no intoxicante, no deben estar sujetos a controles internacionales ya que ha asumido un papel destacado en las llamadas terapias del bienestar en los últimos años al tiempo que ha creado una industria de miles de millones de dólares.

Actualmente, más de 50 países han adoptado programas de cannabis medicinal, mientras que Canadá, Uruguay y 15 estados de Estados Unidos han legalizado su uso recreativo. México y Luxemburgo también están estudiando esta posibilidad.

Pipas de vidrio utilizadas para fumar marihuana son vendidas en Nueva York. ONU/Elizabeth Scaffidi
Pipas de vidrio utilizadas para fumar marihuana son vendidas en Nueva York.
Distintas posiciones
Después de la votación, algunos países quisieron explicar su voto. Así, Ecuador apoyó todas las recomendaciones de la OMS e instó a que la producción, venta y uso de cannabis tenga “un marco regulatorio que garantice las buenas prácticas, la calidad, la innovación y el desarrollo de la investigación”.

Mientras tanto, Estados Unidos, que votó por eliminar el cannabis de la Lista IV de la Convención Única, se inclinó por mantenerlo en la Lista I, argumentando que es “coherente con la ciencia que demuestra que, si bien se ha desarrollado un tratamiento derivado del cannabis seguro y eficaz, el cannabis en sí continúa planteando riesgos importantes para la salud pública que deben seguir estando controlados en virtud de las convenciones internacionales de fiscalización de drogas”.

En contra se mostraron otros países como Chile que señaló, entre otras cosas, que afirma que “existe una relación directa entre el uso de cannabis y el aumento de la posibilidad de padecer depresiones, déficit cognitivo, ansiedad, y síntomas psicóticos”, entre otros aspectos, mientras Japón afirmó que el uso no médico de la planta “podría dar lugar a impactos sociales y de salud negativos, especialmente entre los jóvenes”.