Rosario Robles acusa venganza, cobardía y silencio cómplice, a un año de su reclusión en la cárcel.

* El Presidente no se ha referido a la diferenciación en los casos Lozoya y Robles, que es un escándalo, mientras que su fiscal Alejandro Gertz Manero dijo que ella está en la cárcel y el otro no, simplemente por la “colaboración” con el gobierno.

/Redacción/

Cdmx. 13 agosto 2020.- A un año de que el Juez de Control Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, ratificara la prisión preventiva “justificada”, en contra de Rosario Robles, ex secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, en el proceso penal que se le sigue por el caso de la Estafa Maestra, la ex funcionaria lanza a la opinión pública una carta donde acusa una justicia selectiva en su caso.

“Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente. La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros, y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí.
Se me acusa de una omisión (que no de corrupción) que no merece prisión, se han violado mis derechos al debido proceso y a la presunción de inocencia. Se me juzga por quien soy y no por lo que supuestamente hice. Se ha puesto en marcha toda una maquinaria para denostarme, difamarme, hacer escarnio de mi persona, con una saña que es proporcional al miedo y al odio que me tienen” expone en su misiva a la Opinión Pública.

Rosario Robles fue acusada por uso indebido del servicio público cuando estuvo al frente de las secretarías de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y Desarrollo Social (Sedesol), y se ordenó dos meses de prisión preventiva justificada en el penal de Santa Martha Acatitla, para que se concluya la investigación complementaria, lo que se ha alargado cada audiencia, no obstante no es un delito grave y puede enfrentar el proceso en su domicilio.

El 13 de agosto del 2019 el juez pariente de Dolores Padierna y René Bejarano, que no le perdonan a Rosario Robles que haya exhibido la corrupción del círculo cercano de Andrés Manuel López Obrador, en aquel episodio de videogate “El señor de las ligas, grabado por la expareja de la entonces perredista Robles Berlanga, dictó el falló porque dijo, existe “un alto riesgo de fuga”, pese a que la inculpada señala al entonces Juez de Control Felipe de Jesús Delgadillo Padierna en la venganza política.

Este juez fue retirado del caso por maltrato a la ex funcionaria peñista que hoy, a una año de estar en la cárcel, sentencia, ni proceso apegado al debido proceso, expone su sentir.

“La conclusión es clara: no se trata de un ánimo de justicia. Estoy aquí porque me llamo Rosario Robles. También porque soy mujer. Quieren borrar una vida entera de lucha por mejorar nuestro país, y por abrir espacios y pelear por los derechos de las mujeres.
Quieren borrar mi historia, anularme, silenciarme. No es la primera vez. A mujeres que se han atrevido a subvertir el orden patriarcal se les ha condenado; se les ha mandado a la hoguera o a la guillotina, se les ha obligado a vestirse de hombres para ser reconocidas o confinadas a un convento. Miles han sido asesinadas por su pareja; a otras nos mandan a la cárcel para excluirnos, borrarnos”, indica quien fuera de la cárcel defendió los derechos de las mujeres juntos a feministas que hoy, muchas, la han dejado sola.

Refiere además la experiencia que ha tenido durane la reclusión carcelaria y adelanta que adopta una causa.

“La cárcel tiene cara de pobreza. La injusticia tiene cara de mujer. Aquí he asumido una causa más. La de muchas de estas mujeres que se me acercan con la esperanza de encontrar una luz, una palabra de aliento, una solución. Porque el poder (de servir) no te lo da un cargo, sino la fuerza interior y una trayectoria que aún en este lugar de oscuridad muchas respetan. No dejo de luchar entonces”, advierte.

CARTA ROSARIO ROBLES

Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente.
La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros, y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí.
Se me acusa de una omisión (que no de corrupción) que no merece prisión, se han violado mis derechos al debido proceso y a la presunción de inocencia.
Se me juzga por quien soy y no por lo que supuestamente hice.
Se ha puesto en marcha toda una maquinaria para denostarme, difamarme, hacer escarnio de mi persona, con una saña que es proporcional al miedo y al odio que me tienen.
Llama la atención que soy la única en esta condición.
A quienes se les ha acusado de delitos más graves se les respetan sus derechos, y a los delincuentes del crimen organizado se les ha dejado flagrantemente en libertad.
La conclusión es clara: no se trata de un ánimo de justicia.
Estoy aquí porque me llamo Rosario Robles.
También porque soy mujer.
Quieren borrar una vida entera de lucha por mejorar nuestro país, y por abrir espacios y pelear por los derechos de las mujeres.
Quieren borrar mi historia, anularme, silenciarme.
No es la primera vez.
A mujeres que se han atrevido a subvertir el orden patriarcal se les ha condenado; se les ha mandado a la hoguera o a la guillotina, se les ha obligado a vestirse de hombres para ser reconocidas o confinadas a un convento.
Miles han sido asesinadas por su pareja; a otras nos mandan a la cárcel para excluirnos, borrarnos.
Pero más temprano que tarde aparecerán en mi camino juzgadores que con valentía apliquen la ley y me hagan justicia.
Yo estoy tranquilo como dijo recientemente el Presidente “mi tribunal es mi propia conciencia”.
El problema es para quienes mandan mensajes equivocados a la sociedad: mejor huye porque si te presentas voluntariamente, tu delito no es grave y eres leal a tus principios, pero eres considerado adversario/a, tu destino es la cárcel.
A veces despierto desolada, pero entonces pienso que lo mío es nada frente al duro hecho de que más de 55 mil familias mexicanas están de luto y abandonadas en su dolor, que muchos tienen hambre, que cientos de miles se han quedado sin trabajo y que muchas madres tendrán que optar entre trabajar para darle de comer a sus hijos o quedarse en casa para hacerle de maestras o cuidadoras porque el Estado ha delegado en ellas lo que es su responsabilidad.
A fin de cuentas, a pesar de la situación, estoy agradecida porque estoy viva y sana.
Porque mi hija Mariana (mi mayor tesoro) goza de salud y ante esta adversidad ha mostrado una fuerza que me hace sentir orgullosa, porque mi familia y mis amigos se encuentran bien y no me abandonan, porque muchísima gente a la que no conozco me ha enviado su solidaridad y bendiciones.
Por otra parte, siempre me he sentido orgullosa de que soy de los pocos políticos/as que han recorrido el país, que han llegado hasta los lugares mas recónditos.
Siempre he dicho que he trabajado por las comunidades más pobres, y porque las mujeres rompan las cadenas que las atan (hay una ley Robles, por ejemplo).
Pero ahora he tenido oportunidad de estar con las olvidadas entre las olvidadas.
Con las mujeres que nadie voltea a ver (yo misma no lo había hecho), muchas de las cuales son inocentes.
Algunas porque son indígenas o porque no tienen recursos para una buena defensa.
He conocido de primera voz relatos desgarradores.
La cárcel tiene cara de pobreza.
La injusticia tiene cara de mujer.
Aquí he asumido una causa más.
La de muchas de estas mujeres que se me acercan con la esperanza de encontrar una luz, una palabra de aliento, una solución.
Porque el poder (de servir) no te lo da un cargo, sino la fuerza interior y una trayectoria que aún en este lugar de oscuridad muchas respetan.
No dejo de luchar entonces.
Quiero demostrar mi inocencia.
Pronto dejaré atrás este episodio.
Estoy segura.
Mientras tanto, gracias, muchas gracias a las y los que con su fuerza me han sostenido, en especial a mi Mariana que no me deja caer.
Pronto podremos darnos un abrazo.
Rosario Robles
13 de agosto 2020