Semáforo ad libitum

La Secretaría de Salud publica un nuevo lineamiento que es esencialmente más laxo, modificando a la baja las puntuaciones de varios indicadores

Arturo Erdely

El semáforo cuatricolor de riesgo epidémico en México debutó junto con la “nueva normalidad” el 1o. de junio de 2020. Inició con 31 entidades federativas en color rojo (el nivel más alto) y una sola entidad en naranja (segundo nivel más alto). Fue presentado como una herramienta técnica para la comunicación de riesgos, con una metodología definida. Pero ante protestas de varios actores políticos, ni dos semanas pasaron cuando modificaron la metodología para que mágicamente varios estados quedaran en color naranja. A partir de ahí quedó claro que era un instrumento más político que técnico para el manejo de la epidemia en México.

Un segundo momento tristemente relevante fue el SemáforoGate que consistió en falsear indicadores oficiales de la epidemia con el objeto de evitar para el 7 de diciembre de 2020 que el color del semáforo pasara de naranja a rojo en la Ciudad de México. Este asunto salió a la luz gracias a una investigación de Natalie Kitroeff para The New York Times quien hizo público en Twitter un oficio firmado por el subsecretario López-Gatell en el que consignó los resultados del semáforo para aplicarse en la CDMX del 7 al 20 de diciembre, con una evaluación de 31 puntos, máximo puntaje dentro del color naranja, pero al analizar cifras oficiales quedó claro que utilizaron porcentajes de camas con ventilador y de positividad menores que las propias cifras oficiales, y que de haber utilizado las correctas el puntaje era de 33 puntos, correspondiente al color rojo (riesgo máximo), aquí una explicación detallada: https://youtu.be/Bj9S7CoqS9k Lo que siguió a esta mala decisión es del dominio público: un repunte brutal de la epidemia durante diciembre 2020 y enero 2021, hospitales saturados, escasez de oxígeno, funerarias desbordadas.

El pasado 16 de julio correspondía, como cada dos semanas, que nos actualizaran los resultados del semáforo, lo cual no ocurrió. Fue hasta el 23 de julio que la Secretaría de Salud publicó un nuevo lineamiento que es esencialmente más laxo, modificando a la baja las puntuaciones de varios indicadores epidémicos para penalizar con menor puntaje, y ampliando los puntajes para los colores verde y amarillo. Queda claro lo que pretenden con ello: subestimar la epidemia.

El semáforo de riesgo epidémico considera 10 indicadores, a cada uno de los cuales se pueden asignar de 0 a 4 puntos, por lo que la puntuación máxima total es de 40 puntos. Redefinieron los rangos de los indicadores, de forma que se asigne menos puntaje que en la versión anterior. Por ejemplo, a lo que antes correspondía asignar 4 puntos por el nivel del número de reproducción efectiva (Rt) ahora pueden asignar solo 1 punto, y varios de los demás indicadores fueron modificados con la misma intención: asignar menos puntaje. Respecto al puntaje total para definir el color del semáforo por entidad federativa, el color verde se amplió de 0-8 puntos a 0-9 puntos, el amarillo aumentó de 9-15 a 10-19, y en cambio el naranja se redujo de 16-31 a 20-29. El rojo cambió de 32-40 a 30-40. Lo anterior permitirá a las entidades federativas permanecer más tiempo en colores que pretenden representar menor riesgo, a pesar de ser más elevado bajo la metodología anterior.

Un semáforo basado en indicadores que se calculan con base en datos de la epidemia que tienen varias semanas de rezago no es útil ante un repunte acelerado de contagios como el que nuevamente estamos padeciendo. Pareciera ser más un instrumento para retrasar la aplicación de medidas restrictivas, y cuando ni así obtienen el resultado que desean pues… ¡vuelven a modificar la metodología ad libitum!

Antes que ver el color del semáforo, lo que tenemos que hacer es continuar utilizando mascarillas, bien ajustadas cubriendo nariz y boca, de aquí a que todos estemos vacunados.

El autor es Actuario
y Doctor en Ciencias Matemáticas
por la UNAM, profesor de tiempo
completo en la UNAM FES Acatlán
y miembro nivel 1 del Sistema
Nacional de Investigadores.

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