Soberbia del presidente y ambición del canciller.

*”Alhajero.

/Martha Anaya/

Yo nunca había visto, en mi experiencia diplomática de 40 años en el Servicio Exterior, que la investidura presidencial estuviera enfrascada en estas pequeñeces. Y la pregunta es: ¿dónde está el secretario de Relaciones Exteriores?

Son palabras del embajador en retiro Agustín Gutiérrez Canet, quien considera que nuestra política exterior y en los tropiezos últimos que se han dado (particularmente el affaire panameño) “se mezcla una soberbia presidencial junto con una ambición electoral del canciller”.

De Marcelo Ebrard, el embajador en retiro reprocha que el canciller “ni siquiera defienda, le gusten o no, las posiciones que el Presidente decide y mejor se va a Puebla a pintar vajillas… ¿Todo por qué?, porque está en sus afanes electorales, queriéndose hacer el simpático cuando está abandonando su responsabilidad como secretario de Relaciones Exteriores”.

Y la actitud de Andrés Manuel López Obrador se la explica así: El Presidente está acostumbrado a hacer que se haga su voluntad dentro de México. Por ejemplo, si presenta una candidatura para la Suprema Corte de Justicia, hemos visto cómo no fue aprobada por el Senado la primera vez, ni la segunda y es hasta la tercera cuando se empeña en sacar adelante su decisión original.

“Pero aquí —apunta— el problema es que ya no está tratando en una mañanera con el público y las instituciones nacionales mexicanas, está tratando con países soberanos, como es Panamá”.

Impugnar a la canciller panameña (por rechazar a Pedro Salmerón como embajador) comparándola con la Santa Inquisición, coloca a la funcionaria en situación “muy incómoda”.

En primer lugar, indica Gutiérrez Canet, “me parece inapropiado que el Presidente se dirija de esa manera a la jefa de la diplomacia de un gobierno extranjero con el cual mantenemos relaciones diplomáticas cordiales… La canciller panameña merece todo el respeto del Gobierno mexicano y al impugnarla la está colocando en una situación difícil porque, hacia los ojos de los propios panameños, si ella acepta ahora la designación de Jesusa Rodríguez, la opinión pública en Panamá va a decir que se agachó la canciller”.

Amplía el análisis: La política exterior la dirige el Presidente, es su facultad constitucional. Pero yo pienso, agrega, que el Presidente hacia el exterior es el jefe del Estado, no es el líder de un Movimiento de Regeneración Nacional, no es el líder de un partido. No es presidente del PRI, ni es presidente del PAN, ni es presidente de Morena, y aquí ese es el problema, que está morenizando al Servicio Exterior Mexicano (SEM) con estos nombramientos. Que puede haber gente de Morena muy respetable, sin duda, “pero estos que ha propuesto nombrar, no tienen las características propias para ejercer con dignidad la representación de todos los mexicanos”.

Desde su perspectiva, lo que está planteando es la defensa de la institución del Servicio Exterior Mexicano de carrera, que es desplazado por estos nombramientos que la propia opinión pública mexicana rechaza.

En cuanto al silencio de sus compañeros del SEM ante los maltratos y tropiezos en nuestra política exterior, Gutiérrez Canet no los culpa del todo porque como miembro del Servicio Exterior de carrera en activo, tú no puedes criticar a tu propio gobierno, en ese momento acabaste con tu carrera. La regla es siempre defender a tu gobierno y para eso te paga, para dar la cara.

Un diplomático profesional al servicio del Estado no tiene por qué expresar sus opiniones personales, sostiene. Esas son las reglas del juego que yo respeté. Hoy yo ya no soy miembro del SEM en activo, estoy retirado y entonces tengo la libertad de expresar mis puntos de vista con toda libertad.

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