Soborno en el caso Paulette.

Francisco Rodríguez / Índice Político

EL CASO NO ha sido cerrado, aunque mediáticamente ya muchos le hayan dado vuelta a la hoja y, aparentemente, en las instancias de procuración de justicia se le haya dado lo que se conoce cual “carpetazo”.

Ha sido, sin duda alguna, el caso criminal que más ha llamado la atención pública y política durante los últimos años.

No lo ha opacado siquiera el secuestro o “desaparición” –como la fallida Administración de Calderón pretendió calificar al hecho– de Diego Fernández de Cevallos.

Quizá porque hubo una niña de cara angelical a la que primero se consideró abducida y, finalmente, se encontró muerta ¡a los pies mismos de su cama!

La incredulidad en los dictámenes periciales es generalizada.

¿Cómo fue que no detectaron el cuerpecito en estado de putrefacción los perros olfateadores?

¿Cómo fue que por lo menos tres personas durmieron en esa cama y no se percataron de la presencia del pequeño cadáver?

¿Cómo fue que el personal doméstico “hizo” la cama y…?

Dudas y más dudas han dado por resultado un rechazo apabullante a lo que las autoridades mexiquenses nos han querido “vender” como “su verdad”.

Pero eso no es todo. Lo que a continuación voy a revelarle, incrementará las dudas.

Se trata de la versión difundida –inicialmente au petit comité– por la familia del padre de la pequeñita, en el sentido de que el secretario general del gobierno de Enrique Peña Nieto les habría pedido 100 millones de pesos, a cambio de que un par de días después de hecha su petición se “cerrara” el caso e, incluso, el por aquel entonces todavía procurador Bazbaz dejara el cargo.

Comentan también –y esto lo saben ya por lo menos la mitad de los miembros de la comunidad a la que pertenecen–, que los familiares de Mauricio Gebara, señaladamente su padre, sólo pudieron reunir 50 millones de pesos, mismos que le habrían sido entregados a Luis Miranda Nava y que, cual éste se había comprometido, un par de días después se habría dado a conocer el dictamen en el que todavía nadie cree: que la muerte de Paulette Gebarah Farah habría sido “accidental”.

Quienes conocen la versión –y no son pocos–, se plantean varias preguntas. ¿De verdad influyó Miranda Nava en el documento que el ahora ex procurador Bazbaz leyó ante los medios en una conferencia de prensa? ¿Actuó Miranda Nava per se –en cuanto a la petición millonaria– o siguió instrucciones superiores? ¿Acaso sólo se “agandalló” y, enterado de por dónde venía el resultado de las pesquisas, pidió los cien millones –de los que sólo habría recibido la mitad– para su peculio?

Como haya sido, el hecho que divulga la familia Gebara es criminal. Un crimen sobre otro crimen. El sacar ventaja económica de una tragedia… lo que además se presta a preguntar el porqué el abuelo de Paulette atendió parcialmente a este soborno. ¿Acaso para proteger a su propio hijo, Mauricio, quien la mañana en la que se denunció la desaparición de la niña salió muy temprano de su departamento con una maleta en la mano?

Ya durante las investigaciones Miranda Nava tuvo participaciones protagónicas en el caso. Se habló, por ejemplo, de que el viernes feriado de Semana Santa estuvo en las instalaciones de la Procuraduría mexiquense, “girando instrucciones” a Bazbaz, lo que negó arguyendo que sólo había utilizado el helipuerto de esa dependencia para un aterrizaje… lo que no era ni es costumbre.

También, en otro momento de la indagatoria, se ligó a su compañera sentimental con la familia de la madre de Paulette, lo que desmintió prácticamente en el momento aduciendo una consonante más en uno de los apellidos.

El secretario de gobierno de Enrique Peña Nieto está bajo sospecha.

“La justicia al mejor postor”, dijo hace poco el ocupante de Los Pinos.

¿Tuvo razón en este caso particular?

Índice Flamígero: Pocos saben de la relación familiar –¿primos?– existente entre la conductora de Televisa Adela Micha y el ex procurador Alberto Bazbaz Sacal. ¿Influiría en el “linchamiento” inicial en contra de la señora Lisette Farah?