Soy mujer

Imagen de la Mujer

Por Mar Puchetta

Ser mujer es acertar en la lotería de la vida; tener la oportunidad de regresar una vez más para honrar el género, lo femenino, la fuer­za y la delicadeza que encierra en sus raíces toda mujer.

Por muchos años hemos escuchado rela­tos tristes, desafortunados y deshumanizados con respecto al trato a una mujer, pero tam­bién están las historias de valor, de amor y de superación de la mujer a través del tiempo. Esa lucha inspirada en ansias de libertad.

Libertad que todo ser hu­mano busca de manera instin­tiva, pero que no se logra sin conocerse y reconocerse como ser humano; con aciertos y errores, pero siempre buscan­do mejorar.

El universo tiene una sola dirección y es ascendente. Todo cambio conlleva movimien­to, transformación, nada per­manece estático. La línea del tiempo es un referente a esos cambios.

Una mujer es y será siempre aquel complemento dentro de una sociedad humana, aque­lla pieza indispensable para dar vida, pero también aquella llama de amor para encender los rincones más oscuros, y el bálsamo para curar las heridas más profundas.

No tienes que entenderlas, tienes que aceptarlas como son; ellas son las únicas que perdonan todo, las que están dispuestas a recomenzar y a seguir siempre de pie ante la vida, por más que en su interior se sientan desbastadas.

Ellas aportan siempre la sonrisa que ilu­mina el día, la caricia que llega al alma, y una palabra que te levanta del pozo donde te encuentres.

Mujer, amiga, madre, hermana, amante, pero siempre niña. Esa niña que sueña con su príncipe, la niña que ríe y juega a ser la princesa más linda.

No importa los años que tengas, no im­porta el dolor que cargues ni importa cuánto tengas que hacer para ponerte de pie nueva­mente; eres mujer, tú puedes renacer de tus propias cenizas y más bella que antes.

La vida es bella y la mujer es la flor de la vida. No lo olvides, date ese lugar, mira y sueña alto; valórate, consiéntete, ámate y ama.

Si hoy te sientes perdida, llegará el mo­mento de reencontrar tú camino.

Si hoy llora tú alma, llegará el día que gozarás de alegría.

Si hoy te sientes sola, piensa en que nunca has estado sola, te tienes a ti misma y a todos esos seres maravillosos que están en el mismo camino en el que hoy estás parada, sólo te falta cami­nar más adelante.

La vida es una de cal y una de arena, pero sólo para que en cada paso que des, lo hagas con mayor firmeza y con nuevas he­rramientas, dispuesta a llegar a la cima, a ese espacio, o lugar, que merece la presencia de una gran mujer.

Soy mujer, soy impecable, no me tomo nada personal, no hago suposiciones y doy siem­pre lo mejor de mí; sólo per­míteme ser, porque estoy en el mismo camino que tú, y ambos merecemos ser felices.

Un río sin agua, no es río,

La montaña sin altura, no es montaña

El sol sin fuego, no es sol

Tu vida no es vida sin la presencia de la mujer

Agradece al universo que te dio la opor­tunidad de vivir y ser mujer.

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