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10.01.2025. Ciudad de México.- Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 19.2 % de las mujeres de 65 años o más había sufrido algún incidente de violencia en los últimos 12 meses –siendo la psicológica la más frecuente, seguida de la económica, la patrimonial y/o discriminación–, se estableció en la mesa redonda “Género, curso de vida y envejecimiento. La violencia en las diferentes formas de envejecer”.
En el encuentro, organizado por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Marcela Amaro Rosales, directora de la entidad, afirmó que la violencia contra las mujeres requiere abrir espacios de debate mucho más amplios.
Recalcó la labor fundamental que tienen el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV), el IIS y la UNAM, no sólo de contribuir a analizar y entender los problemas en los que estamos inmersos, sino proponer vías de acción, soluciones, y que eso tenga un impacto en la vida social de nuestro país.
El tema del Seminario ha sido posicionado por su coordinadora, Verónica Montes de Oca Zavala, debido a su importancia y porque está ganando mucha más visibilidad, lo cual es natural por el sentido de la trayectoria que tiene la población en México. “Nos adelantamos a una temática de relevancia”, expuso.
La titular del SUIEV destacó que el tema de la vejez no sólo es para las personas mayores, sino de todos, porque de alguna manera “debemos planear nuestra contribución frente al envejecimiento que vive la sociedad en general”.
Las diferentes poblaciones sufren violencias, inmersas en la categoría de desigualdad, y aún más cuando las personas envejecen, porque son excluidas de una sociedad adultocéntrica que olvida que cada vez tenemos una mayor esperanza de vida, y que ese sector tiene derechos.
Este encuentro “se trata de una reflexión con jóvenes talentos, cuyas tesis son aportaciones importantes en el área de envejecimiento, género y curso de vida”, explicó.
Mayra González de la Cruz, profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, dijo que de la población adulta mayor en contexto de calle en Ciudad de México (2018), se estima que el 25.21 % son adultos mayores.
Se refirió a la investigación “La red de cuidados, una estrategia de sobrevivencia de la vejez en contexto de calle”, cuyo trabajo tuvo como fin mostrar las estrategias de cuidado en la vida cotidiana que desarrollaron tres mujeres adultas mayores en diversos contextos de calle, basándose en el curso de vida de “María”, de 70 años, quien gestionaba su cuidado a través de un sistema informal, que “he definido como Red Social Callejera de Cuidados”.
La experta detalló que las redes formales de cuidados para la población mayor en contexto de calle se ubican en los sistemas de salud, comedores públicos y centros de atención e integración social; en tanto que las informales proveen apoyos materiales (recursos monetarios, ropa, comida), transporte, acompañamiento, apoyo emocional (cariño, confianza, solidaridad y preocupación por el otro) y cognitivo (dar consejos, intercambio de información).
Para quienes envejecen en el contexto de calle, dicha red se vuelve relevante, concede todo el peso en la sobrevivencia del sujeto, sin dejar de lado que no todos los que se encuentran en la calle cuentan con las mismas redes, ocasionando unas muertes más tempranas que otras, concluyó.
Miriam Roque Gutiérrez, integrante de la Colectiva Nantli, alertó que las trayectorias de cuidados se encuentran estrechamente relacionadas con las de violencia: estructural y directa, tanto física como moral, sexual, económica, patrimonial y obstétrica.
Algunas inician en la infancia. Por lo general, son las primeras hijas las que tienen que abandonar la posibilidad de estudiar y de juego, por dedicarse a los cuidados. En la mayoría de los casos la situación de salud de los padres, hermanos o abuelos, obliga a que las mujeres inicien, desde niñas, esas trayectorias.
Las vivencias de violencias de las mujeres de la periferia forman parte de las desigualdades, tanto en lo público como en lo privado; las condiciones económicas, de género, edad, “raza y clase forman parte de éstas a lo largo de su vida”.
Esta acumulación de desigualdades implica que, al llegar a la vejez, las mujeres mantienen su situación de pobreza y dependencia, lo que provoca que continúen realizando labores menos valoradas o, incluso, trabajos de cuidados no considerados como tal, finalizó.
Luisa Fernanda Galvis Palacios, de la Universidad Nacional de Colombia, habló de “Envejecer y resistir en medio de la adversidad. Legados de las mujeres afrochocoanas”, donde apuntó que la vejez y el envejecimiento de ellas están atravesados por desigualdades de género, pero también por el racismo y el clasismo.
Las poblaciones afro, como ésa, viven muchas desigualdades y pobreza, lo cual impacta de manera determinante cómo viven su salud. “Ellas pueden desarrollar enfermedades crónicas 10 años antes que la población blanca”, ejemplificó. La especialista agregó que en la trayectoria de esas mujeres se encuentran diferentes resistencias: cultural, política, económica, simbólica y comunitaria.
En el Auditorio Pablo González Casanova del Instituto de Investigaciones Sociales también participaron David Román Islas Vela, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y Francisco González Cordero, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala.
Fuente DGDH