Sumisión normalizada.

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado.

Hemos perdido la cuenta de cuántas ocasiones se ha tratado el tema de la violencia contra las mujeres y el respeto a los Derechos Humanos de ellas en Alguien como tú.

Sin embargo, lo que nunca perderemos es la fuerza y el convencimiento que las mujeres gozan del privilegio humano de vivir en libertad sin violencia.

El avance tecnológico de los medios de comunicación ha permitido que se visibilice la violencia que se ejerce contra las mujeres en todos los aspectos, en la comisión de feminicidios, acoso sexual en los centros educativos, en los centros de trabajo, en la calle, con el comportamiento iracundo de los hombres con consecuencias graves, en el bulling escolar, por mencionar algunos.

Recientemente fuimos testigos del comportamiento del senador regiomontano Samuel García Sepúlveda (33 años), en el Instagram Live que compartió con su esposa Mariana Rodríguez Cantú (25 años), quien demostró un comportamiento violento contra ella, disfrazado de celotipia, lo cual se traduce en una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que se considera propio, cabe decir, que las mujeres no son propiedad de nadie.
El video se hizo viral en las redes y fue noticia en los principales medios de información nacional, acusando al senador de machista, eso no tiene duda alguna. Aquí lo que mueve en comentar lo ocurrido, es la violencia persistente que se ejerce contra las mujeres y que consienten, aún en parejas jóvenes, que se supone han crecido en una revolución cultural que aboga por la igualdad y respeto de las unas a los otros y viceversa.

Nos sorprendimos de la reacción ciudadana al respecto, algunos hombres y mujeres señalaron que era una exageración el linchamiento público que se ejerció en contra de Samuel, justificando que era una reacción normal de celos en una pareja. No obstante, desde nuestro punto de opinión, lo visto en el video es un ejemplo claro de violencia de género que se justifica en el marco de una sociedad acostumbrada a las relaciones de supra subordinación debido al poder que ejerce el hombre sobre la mujer, que quedó visibilizada y que esperamos sea detonante en las mujeres que la sufren.

¿Sabía Usted que no es fácil identificar a “La Violencia de Género”?, y esto se debe al modo de conducta propia y comportamiento de los otros que se ha ido heredando de nuestros padres, abuelas/os, etc.

Vivir en un ambiente violento entre otras cosas, genera estrés, inseguridad, baja autoestima, miedo, sumisión normalizada y sobre todo nos invisibiliza de los demás, generalmente la persona pasiva no sabe que vive bajo los efectos de la violencia, sería interesante realizar una encuesta entre las personas opinantes de lo sucedido con el matrimonio García-Rodríguez, quizás se llegaría a la conclusión que ellas mismas son objeto de algún tipo de violencia de género.

Dice el viejo refrán: “Para muestra sólo un botón”, y queda claro que en pleno siglo XXI, la mujer no sabe defender el respeto de sus derechos humanos y que por el otro lado los hombres siguen comportándose como los dueños de la humanidad.

Erradicar la violencia de género, no es un tema de pobreza o riqueza, no es un tema de estudios académicos, no es un tema de edad, es una cuestión de educación en el núcleo familiar, de convencimiento que las mujeres y los varones somos iguales ante las leyes de la naturaleza y de los hombres.

Al respecto nos surge una pregunta: ¿Acaso nosotros los adultos estamos comprometidos y somos responsables con el papel que nos toca desempeñar como miembros de una familia, formando niñas y niños con principios éticos y morales con perspectiva de género suficientemente fuertes para que sean mujeres y hombres que no ejerzan o sean objeto de violencia?, la respuesta en nuestro concepto es NO.

En contexto filosófico, la ética y la moral tienen diferentes significados. La ética está relacionada con el estudio fundamentado de los valores morales que guían el comportamiento humano en la sociedad, en tanto que la moral son las costumbres, normas, tabúes y convenios establecidos por cada sociedad, aquí incluimos los estereotipos de conducta por haber nacido mujer u hombre.

Así las cosas, tenemos un largo camino que recorrer para erradicar un machismo justificado y una sumisión normalizada en la sociedad, que en el peor de los casos deja once mujeres muertas diariamente.

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