TDA: Un trastorno poco explorado en universitarios y en adultos .

*Por: MaryJose Montserrat Cruz Rosas.

08.11.2023 México. – El trastorno por déficit de atención (TDA) se manifiesta a través de alteraciones cognitivas, conductuales, emocionales y sociales que inciden en el comportamiento de quienes lo presentan.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que a nivel global la prevalencia es del cinco por ciento. En México, el TDA afecta a aproximadamente un millón de niñas y niños menores de 14 años.

Martha Georgina Ochoa Madrigal, académica de la División de Estudios de Posgrado de la UNAM, señala que el TDA es abordado por la psicología y psiquiatría de manera integral y multidisciplinaria. La mayoría de los casos que se atienden logran una disminución de los síntomas de hasta el 80 por ciento gracias a la intervención farmacológica. No obstante, si un niño no es diagnosticado ni recibe tratamiento, el trastorno puede persistir hasta la adultez.

Ochoa Madrigal identifica los síntomas principales del TDA como: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad. Los estudios indican que entre el 50 y el 70% de los niños diagnosticados con trastorno por déficit de atención con hiperactividad mantendrán los síntomas hasta la adolescencia.

La sintomatología varía según las etapas de la vida. En adolescentes y adultos, las áreas de disfunción se observan no solo en el ámbito académico, sino también en el laboral, en las relaciones interpersonales, conyugales y en otros aspectos de la vida diaria.

Si no se realiza un diagnóstico adecuado, el trastorno puede afectar diversos aspectos de la vida. En el caso de niños o adolescentes, suelen sentirse confinados, experimentando sensaciones de aburrimiento y agobio. Si no se les identifica y trata oportunamente, pueden desarrollar problemas conductuales.

Los adolescentes con TDA suelen ser inquietos, atraídos por lo nuevo y llamativo. Buscan experiencias que les proporcionen estímulos, lo que puede llevarlos a situaciones como fumar, consumir bebidas alcohólicas o el uso y abuso de sustancias.

¿Qué complicaciones surgen si no se ofrece tratamiento adecuado?

Los adultos con TDA presentan un riesgo elevado de sufrir accidentes automovilísticos, acumular multas o incluso consumir alcohol mientras conducen; aun cuando estén bajo tratamiento, las probabilidades de accidentes persisten.

En el caso de los jóvenes con TDA, suelen iniciar su vida sexual de manera temprana, mantienen relaciones breves y con frecuencia omiten el uso de métodos anticonceptivos, pues tienden a actuar impulsivamente y olvidar medidas preventivas.

Dentro de la psiquiatría, la mayoría de los padecimientos muestran una evolución positiva con la medicación adecuada y psicoterapia recomendada por un especialista. Para el trastorno por déficit de atención, se integra el juego como parte del tratamiento, además de la medicación.

El juego resulta crucial para la interacción de los infantes, mientras que en los adolescentes se prioriza la terapia cognitivo-conductual.

Si bien el TDA mejora con medicación, existe un estigma alrededor de este tratamiento. Actualmente, muchos padres se resisten a medicar a sus hijos para evitar la exposición a químicos, optando en cambio por vitaminas o dietas; sin embargo, no hay evidencia científica que respalde la eficacia de dichas alternativas.

Es esencial que los niños reciban medicación desde temprano para contrarrestar los principales síntomas del trastorno, mejorar su atención y reducir la hiperactividad e impulsividad. Con el tratamiento adecuado, los niños y adolescentes pueden concentrarse en clases, evitar interrupciones, mejorar su rendimiento académico y, eventualmente, acceder a la educación superior.

TDA en adultos

Diagnosticar el TDA en adultos resulta complicado, especialmente si no fue identificado en la infancia. Aunque se ha investigado ampliamente en niños, hay escasa información sobre su impacto en poblaciones universitarias y adultos. Los estudiantes universitarios con TDA enfrentan retos académicos, lo que a veces lleva a abandonar sus estudios debido a las demandas académicas.

Un desafío adicional es el riesgo de sobrediagnóstico ante dificultades académicas sin determinar la presencia del trastorno desde la infancia. Si se identifica el TDA durante la preparatoria o universidad, es vital que el estudiante reciba atención especializada y cuente con la guía de un tutor académico para apoyarlo en su proceso educativo.

A veces, se detecta una sintomatología leve ya en la adultez, y en conjunto con otras comorbilidades surgen diagnósticos adicionales.

La especialista ha observado que algunos pacientes abandonan el tratamiento. En esos casos, donde el TDA persiste, son adultos con dificultades en su desempeño, problemas para finalizar tareas y trastornos afectivos asociados, como la depresión o ansiedad.

Los adolescentes y jóvenes adultos con TDA que no se tratan adecuadamente muestran un alto riesgo de depresión, baja autoestima, abuso de sustancias, fallas académicas, relaciones conflictivas y problemas legales.

Es imperativo que, una vez diagnosticados, tanto niños como adultos reciban tratamiento bajo la supervisión de un especialista, ya que un inicio temprano del tratamiento puede prevenir complicaciones académicas y otros efectos negativos en su desarrollo.

Finalmente, la doctora Ochoa Madrigal subraya la importancia de que los padres no teman al uso de medicamentos para tratar el TDA en sus hijos. Deben confiar en que el tratamiento es eficaz en un 80 por ciento y que, para obtener los mejores resultados, es necesario complementarlo con psicoterapia.

Ideas destacadas

  1. El Trastorno por Déficit de Atención (TDA) puede persistir hasta la adultez si no se diagnostica y trata durante la infancia, manifestándose en alteraciones cognitivas, conductuales, emocionales y sociales que afectan el comportamiento de los individuos.
  2. La académica de la UNAM, Martha Georgina Ochoa Madrigal, destaca que, con intervención farmacológica, la mayoría de los casos de TDA atendidos logran una disminución de síntomas de hasta el 80%. Sin embargo, hay resistencia por parte de algunos padres para medicar a sus hijos por miedo a los efectos de los químicos.
  3. Los síntomas principales del TDA identificados por Ochoa Madrigal son: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad. Los estudios demuestran que un considerable porcentaje de niños con este trastorno mantendrán los síntomas hasta la adolescencia.
  4. La sintomatología del TDA varía según las etapas de la vida. En adultos, afecta áreas como el desempeño laboral y las relaciones interpersonales, y en el caso de estudiantes universitarios, puede llevar al abandono de sus estudios debido a las exigencias académicas.
  5. El diagnóstico de TDA en adultos es complejo, especialmente si no fue identificado durante la infancia. Se presenta un riesgo de sobrediagnóstico en estudiantes universitarios basándose solo en dificultades académicas, sin considerar antecedentes desde la niñez.
  6. La intervención en el TDA no solo involucra medicación, sino también psicoterapia. En el caso de los niños, el juego se utiliza como herramienta terapéutica, mientras que para los adolescentes se recurre a la terapia cognitivo-conductual.
  7. Sin tratamiento adecuado, las personas con TDA enfrentan diversas complicaciones. Los adultos pueden tener más accidentes de tráfico y los jóvenes tienden a iniciar su vida sexual temprano sin adecuada prevención, entre otros desafíos.
  8. La doctora Ochoa Madrigal enfatiza que el tratamiento medicamentoso del TDA es eficaz en un 80% y, para obtener mejores resultados, debe ser complementado con psicoterapia. Es vital que los padres confíen en este enfoque para el bienestar de sus hijos.
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