Trazando la lucha: El Surgimiento del Feminicidio en México y su Camino hacia la Justicia.

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26.07.2023 BPNoticias.- El feminicidio es una problemática social y de género que ha cobrado relevancia en los últimos años debido a su impacto devastador en la vida de mujeres en todo el mundo. Se define como el asesinato de mujeres por razones de género, es decir, por el hecho de ser mujeres, y se enmarca dentro de un contexto de desigualdad y discriminación arraigada en sociedades patriarcales.

El patriarcado es un sistema de organización social que otorga el poder y el control a los hombres, relegando a las mujeres a roles subordinados y perpetuando relaciones de desigualdad. En este contexto, el feminicidio se erige como la máxima violencia extrema del patriarcado, ya que representa el punto más alto de agresión y control masculino sobre la vida y el cuerpo de las mujeres.

La violencia de género en general y el feminicidio en particular están arraigados en una estructura cultural que justifica y normaliza la opresión de las mujeres. Las razones detrás de los feminicidios pueden ser diversas, pero todas tienen su origen en el sexismo y la misoginia, ya sea por razones de venganza, celos, el intento de controlar a las mujeres o simplemente por el hecho de que las mujeres no cumplen con los roles que se esperan de ellas.

El concepto de “feminicidio” tiene sus raíces en el activismo feminista y surgió como respuesta a la necesidad de nombrar y visibilizar los asesinatos de mujeres por razones de género. La autora que acuñó este término es la feminista sudafricana Diana Russell, quien lo presentó por primera vez en el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres celebrado en Bruselas en 1976.

Diana Russell utilizó el término “femicide” en inglés, que posteriormente fue traducido a diferentes idiomas, incluyendo “feminicidio” en español. Con este término, Russell buscaba poner en evidencia la naturaleza sexista de estos crímenes, destacando que las mujeres estaban siendo asesinadas simplemente por el hecho de ser mujeres y que estos actos estaban enraizados en una cultura patriarcal que tolera y perpetúa la violencia de género.

El surgimiento del concepto de feminicida fue fundamental para crear conciencia sobre esta problemática y para cuestionar las estructuras de poder y desigualdad que permiten y fomentan la violencia contra las mujeres. Al nombrar específicamente estos asesinatos como feminicidios, se busca no solo identificar el género de las víctimas, sino también destacar la motivación basada en el género detrás de los crímenes.

El término “feminicidio” fue introducido en México por el activismo feminista y fue impulsado por la socióloga antropóloga y activista mexicana Marcela Lagarde. Ella estableció que el feminicidio es una ínfima parte visible de la violencia contra niñas y mujeres, y sucede como culminación de una situación caracterizada por la violación reiterada y sistemática de los derechos humanos de las mujeres. Su común denominador es el género: niñas y mujeres son violentadas con crueldad por el solo hecho de ser mujeres y sólo en algunos casos son asesinadas como culminación de dicha violencia pública o privada.

Marcela Lagarde lo introdujo en el 1er Informe Sustantivo de actividades 14 de abril 2004 al 14 abril 2005, Comisión Especial para Conocer y dar seguimiento a las Investigaciones Relacionadas con los Feminicidios en la República Mexicana y a la Procuración de Justicia Vinculada. LIX Legislatura Cámara de Diputados H. Congreso de la Unión.

En un documento amplio Marcela Lagarde señalaba que En la sociedad y en el Estado hay un reconocimiento desigual de los derechos humanos de las mujeres incluyendo los derechos sexuales, sociales y económicos, civiles y políticos, los cuales no son universales y son permanentemente violentados. En varias entidades federativas la violencia contra las mujeres no es delito y, en términos generales, sólo está tipificada la violencia familiar o intrafamiliar. No se reconoce jurídica ni judicialmente la violencia específica contra las mujeres, como violencia de género.

Ana Carcedo investigadora y activista feminista española especializada en violencia contra las mujeres en América Latina en 20026 también hace una diferenciación entre femicidio y feminicidio. Esta autora argumenta que femicidio se diferencia de feminicidio porque el primero es la forma extrema de violencia hacia las mujeres, es la muerte misógina de mujeres; por otro lado, feminicidio involucra la impunidad que estos casos representan. Carcedo expone: “En el nivel político femicidio apunta a denunciar el hecho de que las mujeres son asesinadas por su condición de ser mujer y a exigir que se detengan esas muertes. Feminicidio, por su parte, enfatiza en la inacción estatal y demandada que se detenga la impunidad para que se detengan muertes” (2006: 483).

El proceso legislativo para reconocer el feminicidio en México como un delito específico fue un avance significativo en la lucha por los derechos de las mujeres y para abordar la violencia de género en el país.

El feminicidio en México se convirtió en un tema de preocupación pública en la década de 1990, cuando se empezaron a visibilizar y denunciar casos de asesinatos violentos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Estos crímenes se caracterizaban por la saña, la brutalidad y la impunidad con la que eran cometidos. A partir de estos casos y del trabajo de activistas y organizaciones feministas, se inició un proceso de movilización y exigencia de justicia para las víctimas y sus familias.

Marcela Lagarde, como parte del movimiento feminista en México, tuvo un papel relevante en la lucha por el reconocimiento del feminicidio como una forma específica de violencia de género. En 2007, Marcela Lagarde propuso la creación de una ley que tipificara el feminicidio en el Código Penal, aportando argumentos y evidencia sobre la violencia de género que enfrentaban las mujeres en el país.

El proceso legislativo para tipificar el feminicidio fue complejo y demandó años de trabajo y presión por parte de diversas organizaciones feministas. Finalmente, en 2012, se aprobó una reforma al Código Penal Federal de México para incorporar el delito de feminicidio. Posteriormente, varios estados del país también reformaron sus códigos penales para incluir la figura del feminicidio como un delito específico.

La tipificación del feminicidio en México representó un avance importante en la lucha contra la violencia de género y en la protección de los derechos de las mujeres. Esta reforma permitió que los crímenes contra mujeres fueran investigados y juzgados con perspectiva de género, y estableció sanciones más severas para los culpables.

A pesar de este avance, aún persisten desafíos en la lucha contra la impunidad y la violencia de género en México. La implementación efectiva de la ley, el acceso a la justicia para las víctimas y la prevención de la violencia de género siguen siendo temas pendientes en la agenda feminista y de derechos humanos en el país.

En cuanto a las implicaciones de sancionar a quienes cometen feminicidios, estas son fundamentales para combatir la impunidad y proteger los derechos de las mujeres. La sanción adecuada y efectiva de los feminicidas tiene varios objetivos:

Justicia para las víctimas: La sanción adecuada asegura que los culpables enfrenten las consecuencias de sus actos y que las víctimas y sus familias obtengan justicia por el daño causado.

Disuasión: La aplicación de sanciones ejemplares puede actuar como una medida disuasoria para prevenir futuros feminicidios y disminuir la tolerancia hacia la violencia de género en la sociedad.

Cambio cultural: La sanción de los feminicidas contribuye a cambiar las actitudes culturales machistas que normalizan la violencia contra las mujeres. Demuestra que estos actos no serán tolerados y que la sociedad está comprometida en erradicar la violencia de género.

Fortalecimiento de la ley: La penalización del feminicidio es crucial para establecer un marco legal claro que aborde la violencia de género y proteja los derechos de las mujeres.

Es importante mencionar que en muchos países todavía hay un largo camino por recorrer en la lucha contra la impunidad y la protección efectiva de las mujeres ante la violencia de género. Es fundamental seguir trabajando en el fortalecimiento de las leyes y políticas que protejan a las mujeres y promuevan una sociedad igualitaria y libre de violencia. Asimismo, se deben implementar programas de educación y concienciación para cambiar las actitudes culturales y eliminar las raíces del patriarcado que perpetúan la violencia de género.

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