Verónica Malo Guzmán.
AMLO, el antidemocrático, no reconocerá los resultados
Las encuestas publicadas el día de ayer en ‘El Heraldo de México’, las últimas de una serie presentada cada mes desde octubre pasado al respecto de las 15 gubernaturas que se disputarán este próximo 6 de junio.
Las encuestas publicadas el día de ayer en ‘El Heraldo de México’, las últimas de una serie presentada cada mes desde octubre pasado al respecto de las 15 gubernaturas que se disputarán este próximo 6 de junio, retratan que ya no habrá carro completo augurado en octubre para Morena y sus aliados políticos.
Si bien alcanzarán a ser la primera fuerza electoral del país, la intención del voto favorece hoy a 9-10 candidatos de Morena / ‘Juntos Haremos Historia’ y no a 14 como se suponía hace unos meses. El PAN se llevará una gubernatura con seguridad; en SLP Morena está como tercera fuerza; y en cuatro entidades hay empates técnicos en la intención del voto (Nuevo León, Chihuahua, Campeche y Baja California Sur).
Por cuanto a los resultados del levantamiento de preferencias electorales en el bastión de Morena, que es la capital del país, su hegemonía se verá menguada previsiblemente pues es muy probable que Regeneración Nacional pierda el control en cinco o seis de las alcaldías (Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, La Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo).
Esto es, la intención del voto está oscilando hacia otras opciones políticas que no han gobernado la CDMX hace ya mucho tiempo. Dichos datos y este contexto de cara a las elecciones de la próxima semana son importantes, pues auguran la dificultad de la maroma que tendrá que ejecutar la 4T para aceptar los resultados que les sean favorables (los cuales, repito, serán muchos) y desconocer los que no.
Y es que comenzando por el presidente López Obrador, el régimen y su partido están empecinados con ganarlo todo. Así, a unos cuantos días de las elecciones, el desprecio de Andrés Manuel por el INE, por el TEPJF y hacia todos los ciudadanos que ejerceremos nuestro voto y haremos posibles los comicios es infinito. Solo así se entienden estas palabras: “tenemos que establecer la democracia en el País, nunca ha habido democracia en México.”
Ya por no mencionar el sobajar a todos los candidatos asesinados en este proceso electoral diciendo que hablar de ellos es “amarillismo”. Ni siquiera porque también hay morenistas en dicha lista, el primer mandatario muestra respeto por los muertos. Las muestras de que no reconocerá los resultados que le sean adversos son muchas y variadas.
Es especialmente importante comentar una: la del amañado ‘Manual del Representante de Casilla’, en el cual Morena instruye llevar a cabo y —posteriormente— documentar trapacerías como mecanismo para inflar la votación de sus candidatos. El partido en el poder a nivel federal muestra de lo que es capaz de hacer con tal de ganar, incluyendo ‘la multiplicación de los votos’.
Eso sin dejar de lado su continuo insulto a la ley, al no cumplirla y al burlarse de la normatividad que todos debemos cumplir, incluyendo y empezando por el presidente de la República. No reconocer, impugnar, reventar y cuestionar las elecciones son algunas de las fortalezas de AMLO.
Continúa aferrándose al mito del fraude del 2006 y obvia el hecho de que él ya ganó en la democracia. Y ahora, cuando el poder de la gente decida —en parte— no votar por Morena, volverá a la cantaleta del fraude y de ‘la mafia del poder’, ¡desde el poder! El primer mandatario no es un demócrata; es un ser sediento del reconocimiento por parte de otros y del poder absoluto. Es el Congreso lo que sin duda más le preocupa perder a López Obrador y a la Cuarta Transformación.
Es posible que Morena y sus coaligados pasen de tener una mayoría calificada (66% de las curules) a ser tan solo la primera mayoría. Quizá ni siquiera alcancen la mayoría absoluta (50% más uno de los asientos legislativos). Y si eso ocurre, el Congreso dejará de ser comparsa de Palacio Nacional y volverá a ser el contrapeso que pensaron los Constitucionalistas de 1917.
La pataleta y el berrinche de López Obrador por la pérdida del Congreso acendrará su odio contra la democracia y su oposición a todas las instituciones que acotan el poder presidencial. Las amenazas se incrementarán. Hay que prepararnos para que López Obrador no reconozca los resultados electorales.
Para que grite fraude y haga todo para culpar al INE, a la oposición, a ciertos sectores de la población. ¿En qué se traducirá eso y cómo se canalizará ello a partir del día 7 de junio?
Sin duda eso es lo que debe de preocuparnos y ocuparnos. ¿Estamos dispuestos a defender el voto? ¿Qué mecanismos sociales tenemos para hacerlo que no sea tomar las calles? En democracia decidimos todos, mismo si el inquilino de Palacio haya decidido no reconocer los resultados. ¿Cómo hacer para que AMLO acate la decisión de los ciudadanos?.