Un cisma en salud llamado Mohar

En el Quirófano.

Ruth Rodríguez.

La renuncia del doctor Alejandro Mohar Betancourt a la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad de la Secretaría de Salud, puesto al que llegó al inicio de la Cuarta Transformación, fue recibida como una cubetada de agua fría para todos los directivos de los institutos y hospitales federales.

Especialmente porque, en medio de los recortes de presupuesto, falta de medicamentos y reducción de plazas que afectaban el funcionamiento de los institutos y hospitales, Mohar unificó a todos los directivos de este sector (muchos de ellos eminencias en sus especialidades médicas) para protestar y, lo más importante, lograr que estas medidas se revirtieran. En estos meses, en la práctica, Mohar no sólo se convirtió en su coordinador, sino también en su líder, vocero y defensor ante las oficinas de Presidencia, Hacienda, senadores, diputados y hasta empresarios y laboratorios farmacéuticos, para tratar temas del sector que no fueron defendidos en su momento por el secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien, literalmente, les cerró las puertas y no abogó por ellos.

Alejandro Mohar, un médico egresado de la UNAM, con maestría y doctorado en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, investigador del Conacyt, miembro de las más prestigiadas academias nacionales y extranjeras, oficialmente salió por motivos personales para ocupar un cargo en el Southwest Oncology Group.

Pero la realidad es que su salida no se puede entender sin tener claro que fue él quien exhibió los principales problemas de salud que ha vivido esta administración, de la que formaba parte, y cuyo tema más reciente fue el desabasto del metotrexato, el medicamento del que dependen miles de niños con cáncer. Varios médicos consultados han comentado que la salida de Moharya se esperaba, porque, en los tiempos actuales, no está bien visto que un funcionario público salga a protestar porque no hay medicamentos para sus pacientes, ya que eso levanta el sospechosismo.

El 18 de diciembre de 2018, cuando Mohar tomó protesta como nuevo comisionado, dijo que los Hospitales Federales de Referencia son pieza fundamental para articular un mejor sistema de salud y se comprometió “a poner alma y corazón, y a trabajar arduamente, como lo he hecho a lo largo de mi vida profesional”. Al parecer lo hizo, pero le costó su salida de la administración pública. La salida del doctor Alejandro Mohar es un cisma en el sector salud.

ABATALENGUAS

En su reciente comparecencia ante senadores, José Alonso Novelo, comisionado federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, ofreció disculpas a los padres de niños con cáncer por los problemas que se originaron por un “incitado desabasto” del metotrexato. Pero quienes conocen el sector aseguran que debería pedir perdón, pero por lo lento que actuó para resolver el problema, ya que se dieron cuenta muy tarde de la falta de este medicamento en el país. De Novelo no hay quien demerite su trabajo en la lucha contra la corrupción. La Cofepris, al parecer, estaba infestada. Pero ya van 10 meses y la principal queja es que los trámites en su oficina nomás no avanzan. Y es bueno que tenga presente que un trabajo de oficina mal hecho en temas de salud repercute igual o peor que la corrupción.

 

BAJO EL MICROSCOPIO

Con votación mayoritaria, la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley General de Salud para establecer un etiquetado frontal en alimentos y bebidas no alcohólicas que incluyan información nutrimental veraz, visible y de fácil comprensión, así como programas que promuevan la alimentación nutritiva y reducir la malnutrición. Se tendrá que informar de manera clara el contenido de grasas saturadas, azúcares, sodio y calorías. Es una batalla ganada por las organizaciones civiles, académicos e investigadores, ahora sí apoyados por funcionarios de la Secretaría de Salud. En buena hora.