FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
DESDE A JANELA
La semana pasada en esta columna se comentó que es un hecho demasiado notorio la amistad existente entre el gobierno de López Obrador y el crimen organizado y también se dijo que, debido a esa notoriedad, para comprobarlo solo basta hacer un recuento de todas las acciones del presidente en relación a los criminales.
En esta ocasión, vamos a ver las implicaciones que tienen para México y su sociedad, el deterioro de la legalidad derivado del notorio contubernio que existe entre un gobierno que ha decidido con plenitud de consciencia permitir la expansión del crimen organizado, al cesar prácticamente el combate a las mafias que lo integran; mandando a las fuerzas armadas a realizar tareas ajenas a sus funciones de brindar seguridad al país, como construir elefantes blancos (enriqueciendo a sus altos mandos con contratos opacos), administrar puertos mercantes o hasta vacunar a la población.
Sin pasar por alto que ese actuar lo justifican el presidente y quienes lo apoyan diciendo que antes, al combatir con toda la fuerza del Estado a las mafias criminales, era como haber pateado un avispero a lo tonto, sin medir el infierno que se desencadenó por tal actuar y que la solución al problema no es la violencia, sino el sacar mediante dádivas gubernamentales (llamadas desde tiempos del viejo PRI, programas sociales) y una oferta de mayor educación impartida por el Estado; que hicieran que la gente, principalmente los jóvenes de comunidades rurales o urbanas marginadas, optaran por llevar una vida pacífica disfrutando de esos beneficios.
Justificación que de ninguna manera resulta veraz y es que, hay que decirlo con todas sus letras, no es más que un cuento engañabobos; ya que, ni las dádivas gubernamentales son tan generosas como los botines que se pueden obtener al pertenecer y escalar en las mafias ni tampoco se ha realizado un solo acto tendiente a llevar la educación a esas comunidades y es que en los casi cuatro años que lleva en el gobierno la actual administración, no se ha creado un solo programa en todo el país tendiente a fomentar la cultura, la música, el deporte en zonas marginadas, tal y como lo hicieron en Colombia.
Y ese tipo de programas no se han implementado, porque simple y sencillamente la intención del gobierno de la auto mal llamada cuarta transformación no es trabajar para erradicar el crimen organizado, sino que por el contrario es mantenerlo y crear las condiciones para que crezca, ya que los beneficios económicos y electorales obtenidos con tal situación, no son nada despreciable para los pillos que están en el gobierno.
Sin embargo, para la sociedad y el país, la cosa cambia radicalmente; ya que, contrario a la percepción que desde el gobierno están creando, con cierto éxito y eso se mide con las boletas electorales, de que el crimen organizado aparte de estar formado por seres humanos con los mismos derechos que cualquier persona, es casi inofensivo para el mexicano común y corriente, ya que no le perjudica en nada.
Lo que ya no dicen es que el crecimiento irrefrenable del crimen organizado y la sumisión del Estado ante las mafias que lo integran, deterioran en todos los aspectos la vida social del país.
Ahora que no se combate a las mafias el número de familias mutiladas ha crecido, las cifras de homicidios por día son las más altas de la historia de México, los secuestros, las extorsiones a negocios y los crímenes cometidos con crueldad excesiva abundan; prácticamente no hay ciudad o región en este país que no haya sufrido alguna situación como las comentadas.
En las periferias de las ciudades se vive con verdadero terror en las calles; la crisis económica se agrava de una manera terrible debido a que las mafias son mucho mejores recaudadoras que el SAT y esa doble tributación acaba con cualquier emprendimiento; las muchachas y mujeres jóvenes desaparecen de sus hogares y luego aparecen muertas en condiciones atroces.
Y todo eso ocurre, porque el gobierno se ha declarado amigo de las mafias que integran el crimen organizado y para colmo de males, no existe una oposición partidista que se atreva a siquiera mencionar con algo de seriedad estos problemas; ya que parece que los partidos de oposición se quedaron anclados en cómo contrarrestar el clientelismo electoral que tiene el oficialismo, pero no incluyen en su agenda el primero señalar el problema de la alianza gobierno-mafias, para luego ofrecer soluciones creíbles a ese flagelo que siempre ha azotado a este país, pero que ahora lo hace con mayor dureza.
López Obrador y su partido eligieron la amistad y la colaboración abierta con el crimen organizado; de los demás partidos no sabemos nada en relación a ese tema ¿Algún día sabremos algo?
Con absoluta certeza les puedo decir que a mucha gente y en consecuencia a muchos potenciales votantes, nos interesa conocer alternativas serias para por lo menos disminuir el terror y la pobreza que el empoderamiento deliberado del crimen organizado ha implantado en México.
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Twitter: @FelipeFBasilio