Un México desgarrado

Papiro / Diario Digital
Noviembre / 13 / 2019

Franja Sur

René Alberto López

La situación que atraviesa nuestro país en estos tiempos desanima al más optimista. Bajo un nuevo gobierno que prometió el oro y el moro, y entre ello reconciliar a México, lo que en realidad vemos en el día a día es todo lo contrario.

Existe hoy un termómetro que permite medir el nivel de tensión que se vive a lo ancho y largo de la nación. Las redes sociales son ahora el pulso de ese fanatismo desmedido de seguidores a ultranza del nuevo sistema de la supuesta izquierda, así como la intransigencia de sus opositores.

Ahí en la súper carretera de la información en tiempos modernos, se registran más insultos y agravios que argumentos, entre ambos bandos. Pero esa alta tensión camina peligrosamente a escenarios que podrían ser incontrolables, si no controlan el fanatismo de uno y otro lado.

Todos los temas llevan a la división en este México nuestro, cuando nos vendieron que sería un país de reconciliación, de paz, de tranquilidad, de abrazos.

El tema más reciente es el asilo al ex presidente de Bolivia, Evo Morales. El país se dividió entre los que tocaron trompetas por su arribo a suelo azteca y aquellos que condenaron darle cobijo “a un dictador”.

Pero también las redes se sacudieron con el caso de Culiacán, entre los aplaudidores del gobierno y aquellos que acusaron al régimen de no tener estrategias ni arrestos para detener al hijo de El Chapo.

La tragedia de la familia LeBarón en Sonora mostró también a los que, sin importarles la muerte de niños y mujeres en esa masacre, en defensa del sistema, trataron de justificar el hecho, en contra parte con lo que exigieron al gobierno federal emplearse ya a fondo para acabar con la violencia en México.

La postura del general Carlos Gaytán Ochoa en un desayuno entre militares realizado el pasado 22 de octubre, en el que crítico al gobierno federal, provocó la reacción del propio presidente López Obrador en su mañanera, al calificar al militar de imprudente.

Esto motivó que de nuevo se incendiaran las redes sociales entre los que traen puesto el uniforme de AMLO, con aquellos que todo ven mal en el inquilino de Palacio Nacional.

Pero esa tensión cada vez más candente, que se ventila a diario y a cada minuto en las redes, podría saltar a las calles, a los sindicatos, a los partidos políticos y a las cámaras de Senadores y Diputados y, ahí podría arder Troya.

Pareciera no darnos cuenta de los casos de Ecuador, Nicaragua, Chile y, el más reciente, Bolivia.

El horno no está para bollos con un presidente estadunidense como Donald Trump, ni debemos olvidar que no por nada a los vecinos del norte se les apoda la “policía del mundo”.

En el momento que México no cumpla sus exigencias, ahí se podrá ver el talante de un gobierno como el de EU, que a sus enemigos los desestabiliza de muchas maneras, desde un bloqueo comercial hasta financiar e impulsar la agitación con aliados.

Hoy, vemos a un Trump feliz con México, porque le
han cumplido sus caprichos. Le hicimos su muro con 27 mil militares cuidando las fronteras. Sometió al gobierno mexicano con la amenaza de cobrar aranceles a las exportaciones. Pero seguramente no le habrá simpatizado en lo más mínimo el asilo que dio México a Evo Morales. Ya veremos.

Bien. Ayer tuvimos dos ejemplos para checar que acá en México no se cantan mal las rancheras en eso de protestar y tratar de resolver los problemas a sombrerazos.

1.- La protesta de senadores del PAN, que se inconformaron a gritos y empujones en el Senado por lo que ellos consideran una imposición de Rosario Piedra Ibarra que, la verdad, la verdad, llega a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos con un descrédito descomunal.

2.- Además, la manifestación de elementos de la Policía Federal que bloquearon las avenidas que conducen al aeropuerto internacional de la Ciudad de México, y que originó un choque violento con policías de la capital con saldo de una decena de heridos.

Y es que la polarización en México está al tocar, hasta personas con trayectoria correcta, están perdiendo la cordura en estos tiempos de intranquilidad nacional. Algo debe hacerse para que México no se siga desgarrando.

Ahí se las dejo…