Sin tacto
Por Sergio González Levet
La presentación del proyecto del presupuesto de egresos para el año 2021 significó todo un triunfo del “expertise” de los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, encabezados por el maestro y casi doctor Arturo Herrera Gutiérrez.
Se sabe: el presupuesto de egresos nunca ha satisfecho a todos. Por un lado, toda la oposición se queja siempre (muchas veces con razón a lo largo de la historia) de que el gasto programado por el gobierno en turno beneficia solamente al partido en el poder.
Por su parte, los analistas financieros también tienen la costumbre de irse en contra de los planteamientos de este documento y lo terminan calificando -según haya sido el sapo- de neoliberal, de anticuado, de insuficiente, de sobrado, de alejado de la realidad.
Y esta vez la situación era más complicada porque las condiciones económicas en la que nos ha postrado la pandemia hacían imposible presentar un documento esperanzador, electoral.
Los “conservadores” estaban a la espera de que saliera el documento, para irse en contra de él, con todo. Muchos “aliados” oficiosos se mantenían en la línea de salida para arrancar con sus elogios desmedidos y fuera de lugar, que le acarrean muchos comentarios malos al Presidente, de parte de los ciudadanos, ávidos de alguna noticia esperanzadora para el futuro inmediato.
Así que los economistas de la SHCP tenían un verdadero reto para elaborar una propuesta que se mantuviera dentro de los límites de lo creíble y que también se acordara con el espíritu triunfalista de muchos que están cerca del círculo rojo del poder.
¿Qué hicieron para salir del atolladero? Pues se manejaron con los indicadores más altos dentro de los terribles números con que nos amenaza el presente del país, con una población en riesgo y confinada, y un aparato productivo postrado y decaído al máximo.
Cuentan en los corrillos del Palacio Nacional (donde ocurre todo en este sexenio) que el presidente López Obrador terminó por mostrarse satisfecho del trabajo elaborado por Hacienda, después de que se estuvo quejando durante varios días por los números que le presentaban, mucho menos esperanzadores de lo que él esperaba y creía.
Después de largas pláticas con el Secretario de Hacienda y el Subsecretario Gabriel Yorio González, terminó por convencerse de que esa propuesta conservadora y arreglada con la realidad vigente era lo mejor que podían presentar al Congreso y a los ciudadanos.
Dicen que ahí tuvieron mucho que ver los razonamientos del papanteco Yorio, quien terminó por ganarse la confianza del patriarca. Pero dicen también que don Gabriel no se dejó embelesar por las campanas celestiales y que mantuvo una posición discreta y leal, al lado de su amigo y jefe, Arturo Herrera.
Y con ese gesto se ganó a ambos… no sé para qué ni para cuándo.
Así que no hay que perderlo de vista.
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