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Una elección sui generis.

“Es una de las elecciones más importantes en la historia de nuestra nación” Kamala Harris.

/ Adriana Sarur /

La actual campaña a la presidencia estadounidense se recordará por ser la más atribulada de las últimas decenas de años.

En esta contienda ha ocurrido de todo, debates anticipados y no realizados por el colegio electoral, un intento de atentado en contra del candidato republicano, el fallo del tribunal en contra de Trump sin restarle puntos en la preferencia electoral; varios tropiezos del actual presidente, la crisis en la cúpula del Partido Demócrata, la no reelección de Biden al retirarse de la contienda, la llegada de Kamala Harris, el apoyo sin tapujos de los Obama hacia Harris, el debate entre los candidatos a vice, la irrupción abierta de Musk como nunca antes, sumado a la inflación, la alerta máxima ante huracanes y los conflictos bélicos internacionales.

Con todo (y también gracias a) esto, la carrera hacia la Casa Blanca se encuentra muy estrecha, a falta de menos de un mes para la jornada electoral, nadie podría asegurar la victoria de alguno de los candidatos, aunque es innegable el ascenso de la ola Harris y el notorio enojo y cansancio de Trump.

En la suma de encuestas realizado por ABC News el conteo hacia Harris es del 49%, mientras que el de Trump se sitúa en un 46 por ciento, tres puntos que también representan el margen de error de las encuestas, es decir Harris y Trump se encuentran en empate técnico a nivel nacional, por lo que esta “fotografía” resulta ser incierta.

Además, como es sabido, en Estados Unidos el presidente es electo por un mecanismo de voto de segundo grado y no de manera directa por el ciudadano/votante.

En este sistema, cada estado cuenta con un número de votos de acuerdo con el tamaño de su población, California “vale” 54 votos y, digamos, Arizona solo 11, en total son 538 votos repartidos en todos los estados y para lograr la presidencia la o el candidato necesita como mínimo 270 votos emitidos por el colegio electoral.

Se añade a esta complejidad los llamados “estados péndulo”, mismos que no están definidos para alguno de los dos partidos y que votan de manera diversa según coyunturas o candidatos.

En estos estados péndulo, Nevada, Arizona, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte, Míchigan y Pensilvania, también se encuentran muy cerradas, pues en el llamado “cinturón del sol” (Arizona, Nevada, Carolina del Norte y Georgia) el tema a seguir es la migración, la recuperación económica después del paso del huracán Helen, el aborto, así como la situación económica.

En el denominado “cinturón del óxido (o del acero)” (Wisconsin, Míchigan y Pensilvania), la discusión para las y los votantes se centra en el apoyo a Israel, la fuerza de los sindicatos de la industria del acero y la inflación. En ambos “cinturones” el pronóstico sigue siendo reservado, pues la distancia entre los candidatos es apenas de un punto porcentual.

Así, ya iniciada la votación (voto anticipado y por correo), solo resta lo último en las campañas de Trump y de Harris antes del 5 de noviembre. El ex presidente republicano seguirá con su estrategia de tildar de “comunista” a Harris, incentivando el odio hacia los migrantes -en su mayoría en contra de las y los mexicanos- y señalando “los desastres en la economía” que solo él puede rescatar.

Por su parte, como en una carrera que termina mucho mejor y con un paso más rápido, Kamala Harris, debe seguir evocando a la esperanza, al voto de las y los jóvenes, de las mujeres y asegurar que la participación de estos sectores sea en altos márgenes. Estas últimas semanas serán más intensas que toda la campaña, veremos quien cierra mejor.

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