Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Nos sigue relatando el capitán Alejandro Montano Guzmán sobre el uso que le dio el gobernador Miguel Alemán durante su mandato a la Casa de Gobierno:
“Tres veces a la semana, el licenciado Alemán Velasco atendía ahí por las tardes diversas audiencias. Y se hacían también desayunos o comidas con los diputados locales, federales y senadores, y con algunos gobernadores que venían a la entidad.
“Quien estaba atenta a que todo estuviera en orden era la señora Christiane Magnani de Alemán, por eso los jardines, espacios y salones siempre estaban en orden y con lo necesario. Incluso, muchos muebles fueron rehabilitados porque eran históricos y finos.
“Había un servicio mínimo indispensable de dos personas, para atender algo de alimentos.”
También me cuenta el colega y gran amigo Mario Javier Sánchez de la Torre, quien fue cercano al gobernador Rafael Hernández Ochoa y a su esposa Teresa Peñafiel de Hernández, que “la actual Casa Veracruz fue el Consulado Inglés en Xalapa entre finales de los años 1800 e inicio de los 1900.
“La compró don Rafael Hernández Ochoa durante su último año de gobierno, la remodeló, porque la construcción estaba en mal estado, y vivió ahí con su familia. Lo sé, porque recordarás que mi tía Tere era la secretaria privada de doña Teresa Peñafiel y despachaba desde ahí. Antes lo hacía en la casa de la calle de Corregidora en donde vivió también don Rafael, una casa que estaba enfrente de donde estuvo la revista Línea que tú dirigías, muy cerca estaba una casita en dónde yo viví. Ya para terminar el sexenio de don Agustín Acosta Lagunes, don Rafael se la vendió al Gobierno de Veracruz, y de ahí para acá ha sido Casa de Gobierno.”
Muchas historias más corren de esta casona que ha tenido diversas suertes: fue magnífica y prestigiada con el lujo discreto y republicano de don Fernando Gutiérrez Barrios; grande para su continuador, Dante Delgado Rannauro; modesta como su inquilino, con Patricio Chirinos Calero; lujosa y a modo con el licenciado Miguel Alemán Velasco; populachera y abierta para todo y para todos con Fidel Herrera Beltrán; francachelesca con Javier Duarte de Ochoa y sus cuates; hecha a un lado con Miguel Ángel Yunes Linares, y aprovechada a las malas con el joven Cuitla, contra sus promesas de campaña.
Otros estados tienen sus casas de Gobierno. Por ejemplo, la Casa Aguascalientes fue construida a principios de los años 80 del siglo pasado por Rodolfo Landeros Gallegos, el Güero, en el lujoso Fraccionamiento Campestre y significó un dechado de lujo y ornamentos hasta que el gobernador Otto granados Roldán la convirtió en una residencia decorosa pero sin aspavientos, con lujo pero sin exageraciones, como la alberca que tenía ¡en medio de la sala!
La Casa Jalisco en Guadalajara está también en una zona residencial –Lomas de la Providencia- y data de 1977. La construyó y estrenó el gobernador Alberto Orozco Romero, un honesto mandatario que se alzó desde el asiento de chofer de un camión urbano hasta ser uno de los gobernadores mejor recordados de aquella tierra.
En fin, gobernantes de otros estados viven a gusto, con comodidad y con la conciencia tranquila en sus casas de Gobierno, porque no anduvieron haciendo promesas que luego olvidaron y ahora no quieren que nadie recuerde.
¿O no, Cuitla?
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