Rúbrica.
Por Aurelio Contreras Moreno
Las instituciones públicas de educación superior también están en la mira del régimen de la autoproclamada y mal llamada “cuarta transformación”, que pretende apoderarse del control de las mismas de la manera que ha hecho en otras instituciones autónomas y en los poderes de la Unión: colocando incondicionales sin importar si cuentan con los méritos académicos y profesionales necesarios, pues lo único que cuenta es, como ya se sabe, la genuflexión y la sumisión más abyectas.
Este año la Universidad Veracruzana renovará su rectoría, al llegar a su fin el segundo periodo de Sara Ladrón de Guevara al frente de la casa de estudios. Y desde el año pasado se urde un plan para colocar en su lugar a un personaje de dudosa solvencia moral y política, pero sobre todo, que no cumple con los requisitos mínimos establecidos en la Ley Orgánica de la institución para ocupar el cargo.
Ese personaje es José Roberto Ruiz Saldaña. Nombre que es conocido no por ser ni haber sido investigador ni académico destacado de la Universidad Veracruzana, sino porque actualmente es integrante del Consejo General del Instituto Nacional Electoral. Y que a pesar de encontrarse en medio del proceso electoral más grande de la historia del país por el número de cargos en juego, se da tiempo para hacer “grilla” universitaria en Veracruz.
Como si fuera un clon del actual presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación José Luis Vargas –alias el “Magistrado Billetes”-, el consejero Ruiz Saldaña se ha dedicado a votar en contra de cualquier resolución del INE que se oponga a los intereses de Morena y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Por ejemplo, votó en contra del retiro de las candidaturas de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón por incumplir las reglas de fiscalización. También rechazó aprobar los criterios para evitar la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados.
Incluso, hace unos meses también se pronunció en contra de los criterios sobre paridad total aprobados por el INE para que los partidos postulasen a por lo menos siete mujeres como candidatas a las 15 gubernaturas que están en disputa en el actual proceso electoral. Y es que el consejero tiene algunos problemas en su trato con el sexo femenino.
En julio de 2015, Ruiz Saldaña fue denunciado por hostigamiento y acoso sexual y laboral por Leyla Guadalupe Acedo Ung, quien se desempeñaba como asesora del INE y a quien el funcionario electoral le habría propuesto en repetidas ocasiones –de acuerdo con la denunciante- “procrear un hijo”, a pesar de no existir entre ambos ninguna relación fuera del ámbito de trabajo. La asesora fue despedida del órgano electoral.
Sin embargo, el consejero “moreno” entiende muy bien el valor de las redes de poder, mismas que está tendiendo en el estado de Veracruz y concretamente en el Organismo Público Local Electoral (OPLE), donde primero colocó a su hermana Mónica Ruiz Saldaña como jefa de Diseño del Departamento de Comunicación Social y, más recientemente, operó para que fuera designada como consejera su incondicional Maty Lezama Martínez por un periodo de siete años.
Como ha quedado más que claro con los recientes acontecimientos, en la “cuarta transformación” este tipo de conductas no merecen sanción alguna siempre y cuando se mantenga la “lealtad” al proyecto, como desde el INE ha demostrado tenerla Ruiz Saldaña a través de sus votaciones sistemáticamente favorables a los intereses político-electorales de Morena. Y por eso ahora busca ser “retribuido” nada más que con la rectoría de la Universidad Veracruzana.
Para ello, José Roberto Ruiz Saldaña ha montado una oficina que representación de sus intereses en la capital del estado, mantiene presencia mediática constante y ya realiza acercamientos con académicos universitarios para presentarles su “proyecto” para la UV, institución con la que no mantiene más vínculo que el de haber estudiado ahí la licenciatura. Nunca ha dado clases ni ha sido parte de su estructura académica ni administrativa.
Sin duda que Ruiz Saldaña cubre el “perfil” que la “4t” solicita. Y en algunos círculos de la UV se afirma que su llegada ya está “pactada”. La pregunta es, ¿permitirán los universitarios una imposición así de burda?
Habrá que seguir lo que pase en la UV durante y sobre todo después de las elecciones del 6 de junio. Una rectoría así implicaría renunciar de facto a la autonomía universitaria y convertir a la institución en un vergonzoso centro de adoctrinamiento.
Si no lo cree, vea en lo que convirtieron el Colegio de Veracruz.
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