Viene cambio de paradigma en recetas médicas

Por: Maribel Ramírez Coronel/

A nivel mundial, sobre todo en los países más desarrollados, la receta médica indica el nombre del medicamento prescrito e igualmente la denominación del genérico y, aparte, se permite a las farmacias orientar al paciente al momento de decidir cuál versión adquirir en función de su bolsillo.

En México las cosas son diferentes: los médicos no anotan la denominación genérica de medicamentos en las recetas y tampoco se permite cambiar de medicamento de marca a genérico durante la entrega del mismo en las farmacias.

Hay todo un camino por recorrer para avanzar en este ámbito, pero ya se ve venir un cambio importante. En Cámara de Diputados la Comisión de Salud recién aprobó en forma unánime una iniciativa que se viene trabajando desde hace tiempo, y ahora ya está en su fase final, a punto de subir al pleno para su aprobación. Ya pasó aprobación del Senado y si todo va bien en breve habrá un cambio de paradigma relevante para todo el sector salud.

Conforme dicha iniciativa, los médicos deberán hacer del conocimiento del paciente las opciones del fármacos prescrito y ponerlas en la receta por si desea adquirir la versión genérica a un costo más accesible.

Desde hace dos décadas se ha venido dando vueltas a la idea, primero con estudios hechos por el equipo del doctor Eduardo González-Pier desde Funsalud y Cofece, y en años recientes la retomó el exsenador Miguel Navarro -ahora gobernador de Nayarit- y lo continuó el senador Américo Villarreal -ahora candidato por Morena a gobernar Tamaulipas. En diputados fue bien tomado el asunto por la Comisión de Salud presidida por Emmanuel Reyes quien logró consenso haciendo equipo con su paisano el diputado panista Éctor Ramírez Barba. Ya está en su fase final. Sólo que por ahí le quieren poner piedras en el camino, cambiarle una coma para que regrese al Senado y ahí empantanarlo.

Esperemos que no, pues sí es una iniciativa importante que va en favor del bolsillo de los mexicanos, aunque, claro, tiene que ir aparejada con un esfuerzo del regulador Cofepris para hacer cumplir con rigor los estudios de bioequivalencia, mediante los cuales se demuestra precisamente que el efecto del genérico es exactamente el mismo del innovador o de referencia.

Entre los impulsores en esta última etapa ha estado la gente de Dilameg, un organismo que agrupa a 25 productores y 15 distribuidores de genéricos del país, segmento que viene creciendo a doble dígito desde hace décadas y que en esta pandemia ha representado una opción para los pacientes del sector público que se han quedado sin su terapia debido al extendido desabasto.

Los de Dilameg, que hoy cubren ya 70% de la participación de mercado privado, celebran en esta semana su asamblea anual donde Santiago Bojalil, dueño de Novag Farmacéutica, le pasará la estafeta de la presidencia a Víctor Soto, dueño de Levic, el principal distribuidor de medicamentos del sector privado, superando ya incluso a Nadro.

Este dúo dinámico -Bojalil y Soto- representan a un segmento de empresarios que en otra época eran llamados despectivamente cajueleros o varilleros, pero a vuelta de años su constancia productiva y tenacidad les ha permitido ganarse el respeto del sector farmacéutico más elitista reunido en Canifarma. En una charla con ellos me dejaron claro que buscan sumar en beneficio de la planta establecida en México en un escenario de mayor acceso para el paciente con márgenes de ganancia razonables.

Regresando a la iniciativa, nos comentan que al final quedó un poco trasquilada pues se eliminó la opción de que en farmacias se pueda orientar al paciente. Quedó una versión light donde el Legislativo ordena a la Secretaría de Salud a impulsar la capacitación del personal de farmacias para que a la larga sí pueda existir dicha opción.

Lo más importante es que los mexicanos sí estemos abiertos a un nuevo paradigma donde los pacientes estén informados, sean corresponsables y tengan poder de decisión junto con el médico en torno a su propia salud.

maribel.coronel@eleconomista.mx