Violencia hacia la mujer, enraizada en nuestra cotidianeidad.

  • María Lilia Viveros Ramírez, magistrada del Poder Judicial del Estado de Veracruz, dictó conferencia en el Instituto de Investigaciones Jurídicas UV .

/ Claudia Peralta Vázquez / Fotos: Omar Portilla Palacios /

14/03/2024, Xalapa, Ver.– “El tema de la violencia hacia la mujer está enraizado en nuestra cotidianeidad y requiere de una profunda reflexión de nuestro quehacer diario, de la educación recibida y heredada de generación en generación”, expresó María Lilia Viveros Ramírez, magistrada del Poder Judicial del Estado de Veracruz y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana (UV). 

En el marco del Día Internacional de la Mujer, Viveros Ramírez impartió la conferencia “Violencia contra la mujer y derechos humanos en el siglo XXI”, a invitación del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), a través del Observatorio de Políticas Públicas con Enfoque de Derechos Humanos (OPPEDH) de esta casa de estudios, en el Auditorio “Héctor Fix Zamudio”. 

Como parte de su plática abordó el tema y conceptualización de los derechos humanos, de la violencia contra la mujer y diversos grupos vulnerables como las infancias, adultos mayores y personas con discapacidad. 

Planteó la necesidad de razonar, reflexionar y replantear los actos y acciones de cada persona, pero también de permanecer siempre atentos y atentas ante cualquier hecho de violencia dirigido a lesionar la dignidad humana. 

“La violencia hacia las mujeres lesiona profundamente la dignidad de las personas, en este caso dirigido hacia un grupo que en algunas situaciones se posiciona en condición de desigualdad, misma que nos hará víctimas.” 

 

María Lilia Viveros Ramírez fue invitada por el IIJ-UV para impartir conferencia en el marco del Día Internacional de la Mujer

Expuso que cada grupo vive y enfrenta sus propias violencias; las mujeres viven las suyas y están relacionadas y entremezcladas con sus características biológicas. 

Indicó que la violencia es un fenómeno humano presente en las relaciones interpersonales, en la naturaleza de las personas, es una forma de resolver conflictos por la vía no institucional, no pacífica, con consecuencias en el ámbito jurídico. 

En presencia de Arturo Miguel Chípuli Castillo, director del IIJ; de Karina Nohemí Martínez Meza, responsable operativa del OPPEDH, así como de estudiantes de posgrado del IIJ, afirmó que la violencia contra la mujer se considera un problema de derechos humanos, el cual será difícil erradicar al 100% dentro de las relaciones interpersonales. 

Está presente en muchos ámbitos: en el público (comunitario, educativo, político, en las estructuras sistemáticas de las instituciones); y en el privado, que es en donde más está arraigado y naturalizado, como puede ser la familia, y relaciones interpersonales. 

La académica universitaria dio a conocer algunos resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Ahí se detalla que la violencia con mayor prevalencia en la vida de las mujeres entre los 15 y 70 años proviene de su pareja y de las relaciones interpersonales. 

“La que no se ve, no se advierte y no se reconoce y se naturaliza es la más riesgosa de todas.” 

De igual forma, existe otro tipo de violencia que no se observa: la patrimonial o económica, la cual que tiene que ver con el control económico de los recursos de la familia o su limitación por parte de la pareja. 

 

María Lilia Viveros Ramírez fue invitada por el IIJ-UV para impartir conferencia en el marco del Día Internacional de la Mujer

“Necesitamos verla y ocuparnos de ella, el problema es que la violencia contra la mujer la tenemos normalizada, naturalizada, no la vemos ni en las estructuras, leyes, procedimientos, ni en las relaciones interpersonales porque consideramos que es lo normal”, dijo María Lilia Viveros Ramírez, también promotora de la investigación con perspectiva de género. 

Aseveró que el Estado es la figura que debe implementar y garantizar medidas emergentes para evitar que siga lesionándose la dignidad de las personas, y de recomponer la discriminación hacia ciertos grupos que de manera histórica se ha naturalizado. 

“Todas las manifestaciones en los ámbitos públicos y privados o formas que adquieren las violencias no son para exigir más derechos, sino el respeto a los derechos humanos, los que tenemos como parte de nuestra naturaleza y deberían dignificar nuestra existencia. 

”Tenemos necesidades específicas que requieren ser escuchadas para que estén en la agenda pública y se atiendan de manera puntual.”