Virtud y Vicio .

** CON SINGULAR ALEGRÍA .

/ POR GILDA MONTAÑO /

Y de repente, se me ocurre que las personas, antes que ser buenos humanos, deberían de saber entender qué son en la vida las virtudes y los vicios. De ser así, muchos errores de lógica elemental, serían borrados, y podrían superar sus defectos.

La palabra virtud deriva del latín virtus, virtutis, que significa fuerza, poder o potestad. Es por lo tanto una capacidad espiritual, una fuerza esencial divina, por excelencia, que crece y se aviva con la actividad, y, por lo tanto, alienta al iniciado y lo capacita para la lucha interior, contra las bajas pasiones y tendencias, los malos hábitos y las inclinaciones negativas. Para realizar el bien y perfeccionar la naturaleza inferior, el camino de la virtud es absoluto por cuanto conduce a una realidad espiritual que lleva el signo de la perfección.

Hay más de cien clases de virtudes. Prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Cardinales. Representan nuestro mandil. Cuatro lados. Las fe, esperanza y caridad son las teologales.

Somos libres y de buenas costumbres. No nos damos por vencidas para nada. Ser y estar en el momento en que debemos estar. Personas serias, trabajadoras, importancia, y la secreción. Lo guardado, lo íntimo. Silencioso. Discreta pero saber guardar secretos. Vicios.

Por lo que respecta a la definición masónica, de lo que es el vicio, se refiere precisamente al acto de contentar nuestras insanas pasiones; es el hábito que pervierte a los instintos humanos; y se extiende también, como a la acción de saciar los deseos, cuando viene la desesperación si no se satisfacen; y, por último, es la perversión de la sana moral y de las buenas costumbres sociales.

Es de destacar que uno de los principales ideales de la masonería universal es precisamente su erradicación y, por ende, conducir el espíritu del hombre sacándolo del vicio y elevándolo a la virtud.

Aristóteles consideraba que, la virtud es el justo medio entre dos tendencias humanas opuestas, que pueden llamarse en general, exceso y defecto. Defecto, cobardía, y exceso, temeridad; pero este justo medio no es un simple término ya que, como ejemplo mencionado, no es el valor, una tibia mezcla de cobardía y temeridad, que solo sería una actitud mediocre, sino lo justo que es, a la vez, un término medio y un extremo, como si fuera el ángulo vértice de un triángulo ubicado entre dos ángulos de la base, pero superior a ambos. Y así este justo medio no podrá tener ni exceso ni defecto.

Las virtudes sirven de coadyuvantes, y a través de su práctica continua y perseverante, y ello unido al estudio de la propia esencia, conduce a la perfección.

Fundamentalmente con el dominio de la voluntad, observación y atención constante sobre sí mismo, y desde el “ser” se llega al dominio de la mente, el cuerpo y las emociones.

La escalera es el emblema de las virtudes y de las cualidades espirituales del alma, tiene siete escalones que corresponden a los siete planetas, indicando el progreso o elevación progresiva del hombre en sucesivos estados de conciencia, desde lo material a lo divino.

Los siete peldaños de la escalera se consideran, respectivamente, formados de plomo, cobre, hierro, estaño, amalgamas, plata y oro correspondiendo a los siete planetas que dominan sobre estos metales y a las virtudes de la Prudencia, Templanza, Fortaleza, Justicia, Fe, Esperanza y Caridad.
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