¿Y ahora que hacemos?

Héctor Aguilar Camín.

Poco a poco se va dilucidando y vislumbrando lo que los mexicanos exactamente no queríamos el día de las votaciones en julio de 2018, ya sea que fuéramos o no chairos, y es: la caída de la economía nacional (que ahora es una realidad), un líder mesiánico que toma decisiones sin tomar en cuenta a los expertos y que miente y siempre tiene sus propios datos privados y diferentes a los oficiales, un dispendio de gasto público en obras que jamás funcionarán, una miopía en las tendencias al futuro y una visión exacerbada al pasado más remoto, una espiral al endeudamiento externo al más puro estilo de los setentas, una tendencia al socialismo económico, político y dictatorial, una educación pública entregada a intereses facciosos de un sindicato caduco y manejado por intereses personales, obras canceladas por el simple capricho del gobernante en turno, envío de dinero que no tenemos aquí a gobiernos casi fascistas de centroamérica, un entreguismo total a los intereses de EUA para beneficio exclusivo de ellos, un ejército envilecido y sobajado no por falta de equipo sino peor aún por órdenes del presidente, un incremento abismal en la delincuencia y en la violencia interna, leyes aprobadas para castigar las manifestaciones legítimas contra órdenes incoherentes del gobierno, leyes aprobadas para crear terrorismo fiscal al estilo Al Capone, leyes aprobadas de extinción de dominio, actos del gobierno a favor de gobiernos extranjeros inhumanos , y violatorios a todas luces como los de Venezuela, Bolivia, Ecuador, etc., un gobierno que hace y deshace a su antojo sin apoyo de especialistas en los temas a abordar, áreas del país prioritarias ahora depauperadas en el presupuesto asignado como Turismo, Agricultura, etc., apoyo incondicional a amigos y compadres incómodos como Bartlett, Rioboó, etc. y la lista es interminable de desatinos en estos 10 meses de desgobierno.

¿No es todo esto y más a lo que le huíamos cuando votamos ese mes de julio, con independencia del partido al que votamos?

Pues ya tenemos exactamente lo que no queríamos, ¿Y ahora qué hacemos, me pregunto yo y se los pregunto a ustedes?

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