Columna: Alguien como tú
Por Gladys L Pérez Maldonado.
Sororidad, es un término derivado del latín soror que significa hermana. Se refiere a la hermandad, al apoyo, coexistencia y solidaridad entre las mujeres, en las sociedades patriarcales.
Surge ante la necesidad de la creación de vínculos y alianzas naturales entre las mujeres, en la lucha constante en contra de la discriminación que se ejerce a nuestro género.
No obstante hablar de Sororidad, resulta un tanto romántico e idealista.
En las últimas semanas, en nuestro país, hemos sido testigos del proceso de selección de una Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El pasado uno de febrero, el Presidente de la República presentó al Senado la terna para relevar a la Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos, integrada por Yasmín Esquivel Mossa, Celia Maya García y Loretta Ortiz Ahlf, tres mujeres con doctorado en Derecho, altamente calificadas para formar parte de la SCJN.
En ese preciso momento, comenzó el viacrucis para estas mujeres, de inmediato los medios de comunicación y las redes sociales se llenaron de comentarios en contra de su designación como aspirantes para formar parte del Alto Tribunal.
Las descalificaciones a estas profesionistas no se dejaron esperar, a las tres las consideraron desde un principio como no idóneas en su legítima aspiración profesional, en virtud que, una recientemente había renunciado a la militancia de un partido político, otra había sido candidata a gobernadora y diputada por el Estado de Querétaro y la tercera por ser esposa de un empresario de la construcción vinculado al actual Presidente de la República en la época que fungió como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.
La trayectoria profesional de las candidatas había quedado desdibujada de un plumazo. Lo más triste de todo, es que se descalificaba a las personas en si mismas, por considerar que los motivos anteriormente mencionados, en caso de que alguna de ellas llegara a ser designada como integrante de la SCJN, las harían conducirse en el desempeño jurisdiccional a modo de los intereses del Poder Ejecutivo Federal, suponiendo de antemano que las señoras carecen de ética, dignidad, honradez, criterio y madurez profesional.
Nunca se mencionaron sus cualidades como profesionistas del Derecho, siempre se enfatizó en la cercanía al titular del Ejecutivo y del partido político que él representa.
Sin embargo, eso no es todo, gran parte de las críticas a estas mujeres, provienen de mujeres, que estamos seguras que en su mayoría nunca han tenido cercanía a las contendientes y que a algunas las conocieron a partir de la presentación de la terna, aunque dos de ellas ya habían participado de manera reciente para el mismo fin, cuando fue designado ministro de la SCJN a Juan Luis González Alcántara Carrancá. ¿Y la Sororidad a’má?.
Es muy fácil hablar a favor de la lucha feminista por la igualdad, de la equidad de género en las oportunidades en la vida pública, de la eliminación de la discriminación y la violencia en contra de las mujeres, pero todo de dientes para afuera. No es admisible, que congéneres violenten de la manera que lo hacen, denostando a mujeres profesionistas de excelencia y etiquetándolas por el apellido de su esposo o sus ideologías políticas. ¡La Sororidad no se platica, la Sororidad se ejerce!.
Basta de dobles caras, basta de expresar sentimientos de repudio hacia personas que en su vida las han conocido y que tampoco tienen idea de la lucha que han enfrentado para llegar al lugar profesional en que se encuentran y que motivo de ello, fueron designadas para contender para ocupar el mas alto peldaño en la carrera jurisdiccional.
El respeto al Derecho Humano de las mujeres, ha sido el tema en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y todo lo contrario se ha visto mediante las manifestaciones misóginas vertidas en contra de las doctoras Yasmín Esquivel Mossa, Celia Maya García y Loretta Ortiz Ahlf.
El martes pasado, fue designada por el Pleno del Senado de la República Yasmín Esquivel Mossa como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con 95 votos a favor.
Yasmín Esquivel Mossa, es una mujer profesionista talentosa, trabajadora, de éxito, una profesional del derecho de excelencia, defensora de los derechos de las mujeres, que sabe ser amiga, que ejerce la Sororidad, es una mujer que brilla con luz propia.
La ahora ministra Esquivel Mossa, ostenta una trayectoria profesional en el servicio público y de impartición de justicia mexicanos de más de treinta años, es Doctora en Derecho por la Universidad Complutese de Madrid, España en coordinación con la Universidad Anahuac, Ciudad de México, es especialista en Derecho Administrativo, Derecho Fiscal y en el Sistema Financiero Mexicano, ha sido impulsora del Sistema Nacional Anticorrupción en los órganos de impartición de justicia.
Al momento de su designación como ministra de la SCJN, se ostentaba como presidenta del Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México, en su segundo periodo y Presidenta de la Asociación de Tribunales de Justicia Administrativa de los Estados Unidos Mexicanos, A.C., así mismo, es integrante del Capítulo México de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ), de la Asociación Mexicana de Juzgadoras, A.C., entre otras.
Yasmín Esquivel Mossa, es propulsora y defensora de los Derechos Humanos de las Mujeres, cree que la presencia de la mujer en la vida pública es indispensable para el desarrollo sustentable de nuestro país. Así también, ha participado en la implementación de la Perspectiva de Género en la impartición de justicia.
Por tanto, seguras estamos, realizará un trabajo digno de las y los Justiciables a favor de la impartición de justicia de los Estados Unidos Mexicanos. Con su designación gana la Suprema Corte de Justicia de la Nación, gana México.