/ Eduardo Sadot /
En momentos de dificultades económicas, se han preguntado cuánto cuesta estar cerca de sus hijos y nietos, cuanto estaría dispuestos a recibir en efectivo, a cambio de desunir a su familia, dejar que sus hijos o nietos vayan al extranjero de diversas maneras, incluyendo de modo ilegal, buscando oportunidades, sabiendo que la despedida de sus hijos o nietos signifique no volver a verlos nunca, porque ya jamás volvería a ser nada igual, porque estando lejos no podrían venir con la misma facilidad a verlos y habiendo salido de indocumentados, regresar a verlos significaría no regresar sin volver a tener que pasar las peripecias peligros y riesgos de volver a cruzar la frontera.
Se han preguntado cuando reciben su apoyo a la tercera edad que si bien resulta un apoyo, que no es regalado por un gobernante, es producto del avance de la seguridad social, pero que el gobernante en turno lo maneja como si fuera de su patrimonio y que se lo entrega cada dos meses para que ustedes lo agradezcan con su voto.
Pero acaso saben o han pensado que ése dinero en la economía nacional, repercute en menos empleos, menos oportunidades para sus hijos y sus nietos y que ello significa que se alejen y su familia quede rota dividida por la distancia, que eso ha provocado la separación permanente de muchas familias, que cada día son más los jóvenes que salen de México en busca de oportunidades que su patria no les brinda, que van en busca de empleo, persiguiendo un sueño, abandonando a sus familias, en la mayoría de los casos, para nunca volver. Acaso no se han dado cuenta o si se han dado cuenta pretenden ignorar que hoy por hoy la principal fuente de ingresos de México son las remesas o el dinero que los mexicanos desterrados de su patria, envían a sus familiares y eso es de lo que presume el actual gobierno como logro. Pero acaso ustedes se sienten felices y satisfechos de no volver a ver a sus hijos o nietos. De verdad – les pregunto – qué acaso les hace felices pensar que sus nietos e hijos que no tuvieron oportunidad de seguir junto a ustedes, a su lado les consuelan con un apoyo del gobierno que se abastece de la distancia entre las familias, desunidas y separadas por la distancia.
Las cifras de emigrantes mexicanos se han multiplicado revisar las estadísticas del INEGI son alarmantemente tristes, porque no son números fríos ni inhumanos. En las estadísticas se refleja el dolor de muchos ancianitos que han tenido que renunciar a ver y convivir con sus familiares más queridos. Ahí, reflejados en las estadísticas con números fríos y precisos, están los millones de jóvenes que lloran y trabajan lejos de sus tierras y sus familias. Ahí está dibujado con números fríos, los ancianitos y jóvenes que han tenido que llorar la muerte de sus padres y abuelos en la distancia, sin poder volver a mirarse en sus ojos o despedirse antes de la muerte, mientras esos mismos ancianitos aplauden a quien “dicen” que les dan un “apoyo” a cambio de su voto y con su voto la sangre y compañía de sus seres queridos, cuanta injusticia, ignorancia y dolor hay tras la sonrisa burlona de quien desde las mañaneras les dice con alegría, México ha logrado no devaluar el peso frente al dólar gracias a las divisas o remesas llegadas del extranjero a cambio de dolor, ausencia, soledad, separación y tristeza de familias y viejecitos, cuando usted lo vea reír y enorgullecerse piense en sus familiares queridos que jamás volverán a ver, aplauda y dele las gracias si no los extraña.
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