Ya nos la sabemos .

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/ Clara Scherer /

La violencia contra las mujeres nos ha enseñado cómo se defienden los hombres ante nuestros reclamos de justicia. Primero, nos muestran una enorme indiferencia, señalando que lo que denunciamos es un disparate al que mejor no hay que hacer ningún caso. O que así ha sido siempre. Y no se guardan los ya resabidos insultos: histéricas, locas, exageradas, mentirosas, ingenuas. Acuérdense, son casos aislados, hasta que la cuenta llega a millones.

Desestimar. Una demanda anónima no vale. Pero ¿que creen? el que las hizo valer fue el hoy furioso señor expresidente de la SCJN. O sea, lo que él hace, es por la excelencia en el servicio y su muy brillante inteligencia. Quien siga sus pasos, no debe hacerlo y menos, si la denuncia es contra el impoluto. Sólo quieren demeritarlo. A victimizarse. La investigación sigue su curso.

Siguen acusaciones contra quienes han aportado testimonios, pruebas, etcétera. Quieren dañar a un intachable (denunciado por el “pecho que no es bodega”). El intachable nunca hizo nada más allá de cumplir con su deber (inclinarse ante el Poder). O sea, los malos son los que habían sido amenazados, castigados, hostigados. Se llama “inversión de responsabilidades”. Y él los está revictimizando.

Esperemos la exculpación. Algo como reconocer que alguno del clan del piso 14 sí hizo lo que denuncian, pero no fueron todos y mucho menos él. A ése hay que castigarlo y seguir diciendo que quieren dañar a su candidata, para desviar la atención. Hay que expiar alguna culpa, pero declarar que ése, el ahora chivo expiatorio, ha hecho tantas cosas nobles, nobilísimas en bien de la nación. Esa manchita puede ser olvidada.

Intentará desviar la atención, reconociendo que es una lucha legítima la del personal del muy podrido Poder Judicial, lo malo son los medios para hacerlo. Una demanda anónima de unos cuantos personajes escudados tras la máscara de ovejas, cuando, en realidad, son lobos feroces. Den la cara y hablen fuerte, porque detrás de ellos, él lo sabe, hay intereses espurios. Son los conservadores, los corruptos quienes los mueven y les han ofrecido alguna recompensa.

Zaldívar dando lecciones de cinismo: acusa a la ministra de “usar su poder para inventar cargos en su contra”. ¡Lo que él está haciendo! Aunque su poder ya no es institucional, sino “amistoso presidencial”. La acusa de usar la Corte con fines electorales, cuando la sospecha de que él estaba haciendo eso y, por eso, mejor renunció y corrió a esconderse bajo la falda de la candidata. Dice que la ministra es parte de la guerra sucia de la derecha, sin morderse la lengua porque él sí es muy visiblemente parte de la guerra sucia de la dizque izquierda.

Las denuncias son por las muy indebidas presiones que ejerció contra jueces y magistrados para resolver a favor de ocurrencias perversas. Habría que recordar cuando le exigieron “amablemente” la renuncia a la entonces presidenta del Tribunal Electoral, la magistrada Janine Otálora.

Eso del uso ilegal de fondos es un cajón lleno de sorpresas. Su pensión indebida, la está disfrutando como si la hubiera merecido. Las acusaciones de cobros por servicio, abusando de su poder dicen, para torcer leyes en favor de quien pagaba. Con esa enorme cola, ¿en verdad quiere apoyar a Claudia?

El juicio político que pretende contra la ministra, por “ataque a las instituciones democráticas”, es adelantarse a lo que contra él debiéramos demandar: un juicio político a ese ministro que se enriqueció con la injusta impartición de justicia. Atentó, en serio, contra el Poder Judicial y contra el Tribunal Electoral.

¿Cómo se atreve a hablar de “presunción de inocencia” cuando su cómplice lo denunció en la mañanera ante la nación? La escuela de cinismo y bajeza en altos cargos de la República. Qué vergüenza. Votemos por Xóchitl, Olvidemos el horripilante sexenio.

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