AUNQUE FUE el rey Luis XIV quien lo dijo, Andrés Manuel López Obrador fácilmente podría atribuirse la frase: “El Estado soy yo”. Y es que el presidente tiene esta rara concepción de que todo -absolutamente todo- gira en torno a él.
SI LOS PADRES de niños con cáncer piden medicinas, es un ataque contra su persona. Si le piden que visite a los damnificados de la Línea 12, dice que no es su estilo. Si se revela que sus hermanos reciben de manera ilegal dinero en efectivo, es porque quieren dañarlo. Y cuando se denuncia que en su sexenio han sido asesinados 68 activistas… ¡él es la víctima! No está claro si se trata de una visión absolutista de la Presidencia o una manera de evadir los cuestionamientos a su gestión… o las dos cosas.
DA LA IMPRESIÓN de que López Obrador es de esos que va a bautizo y quiere ser el niño; va a boda y quiere ser el novio; y si va a misa… ¡quiere que le recen!