Para alusiones personales
José Luis Camacho
El primer año de ejercicio de la LXIV Legislatura está a punto de concluir. Se trató de doce meses de una intensa actividad ordinaria parlamentaria, pues sin precedente cada una de las cámaras celebró dos periodos extraordinarios de sesiones, buscando ganar tiempo al tiempo y coadyuvar en la planeación gubernamental diseñada por el Ejecutivo Federal.
Tanto senadores como diputados analizaron y aprobaron los temas pendientes, dotando al gobierno federal de herramientas fundamentales como la Estrategia Nacional de Seguridad Pública y el Plan Nacional de Desarrollo, siendo ambas hojas de ruta fundamentales para la acción de gobierno.
En este sentido, la renovación de los órganos de gobierno se hace necesaria en un contexto de inclusión y pluralidad parlamentaria.
Después de todo, en la casa de la representación parlamentaria debe de darse ejemplo de frescura y renovación.
En este sentido, mientras en la Cámara de Diputados la presidencia de Porfirio Muñoz Ledo llega a su fin al frente de la Mesa Directiva y será un panista quien lo suceda, en la casa de enfrente, en los senadores, la presidencia de Martí Batres Guadarrama está llegando a su fin, tras un año de mucha actividad e interlocución parlamentaria.
De entre los grupos parlamentarios de oposición ha surgido la intensión de impulsar un liderazgo femenino, que demuestre la nueva etapa que está viviendo el Congreso mexicano, con una mayor paridad e igualdad de oportunidades.
Entre las fracciones del PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y PRD ha surgido la convocatoria sin precedente y que en mucho beneficia a la vida política nacional, para que una mujer parlamentaria sea la que encabece la labor senatorial y justa razón tienen, pues en un contexto de paridad se vuelve necesario este liderazgo.
Y los nombres sobran entre el grupo parlamentario mayoritario, al haber mujeres con amplia trayectoria, capacidad y talento para representar al Senado de la República.
Ante esta petición, el senador Martí Batres, actual presidente de la Mesa Directiva, ha dicho que este órgano de gobierno se encuentra integrado por hombres y mujeres, sin embargo, es evidente que la intención es que la presidencia sea asumida por una mujer.
Y es que es una justa demanda de quienes han confiado en el liderazgo que encabeza el grupo parlamentario de Morena, en el sentido de dar cabida a nuevos liderazgos, nuevas caras, que enriquezcan y amplíen el margen de acción del partido en el gobierno.
Entre conocidos y extraños, ha surgido la interrogante sobre si Martí Batres hará honor a su palabra y trayectoria, en el sentido de permitir que sea una mujer quien lo suceda, pero también entre sus correligionarios se ha destacado que se trata de un hombre incluyente, de izquierda, que no se conforma con tener a mujeres de vicepresidentas y secretarias, sino que impulsa y reconoce su liderazgo, por lo que se da por descontado que dé lugar a una correligionaria en la Presidencia de la Mesa Directiva.
Martí Batres es un hombre izquierda, que sabe de política y que busca seguir los ejemplos de grandes líderes políticos de izquierda, que lejos de buscar la reelección consecutiva en sus cargos, han privilegiado la democracia y la inclusión, por lo que entre sus correligionarios surgen los nombres de destacadas senadoras que asumirán el liderazgo de la Mesa Directiva.
@jlcamachov