Jorge Ramos Ávalos
Acabo de cumplir 66 años y, como canta Ana Belén, yo también crecí con el Yesterday (de los Beatles) y “como tú, sintiendo la sangre arder”. Viví toda mi infancia y adolescencia en México, y esos años me marcaron para siempre. Tanto por lo que tuve como por lo que me faltó.
Crecí en un país sin democracia y con muy pocas libertades. Se escogía Presidente por dedazo, la férrea censura de prensa prohibía la discusión abierta de los temas más importantes del país; el gobierno y el Ejército podían matar estudiantes con absoluta impunidad -como en la masacre de Tlatelolco en 1968- y el PRI, que dominaba toda la vida pública, se regía por la famosa frase: “político pobre, pobre político”.
Me fui de México en 1983, poco después que un Presidente nacionalizara la banca, por berrinche, y prometiera “defender el peso como un perro”. Pero nunca dejé de estar en contacto con el país donde nací. Cubrí como periodista el gigantesco fraude electoral de 1988, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, los dos dedazos que pusieron a Ernesto Zedillo en la Presidencia, la crisis financiera que le siguió, el fin de la hegemonía del PRI con la llegada de la democracia en el 2000, y la casa blanca que recibió -y luego regresó- Peña Nieto de un contratista de su gobierno.
Y hay muchos ejemplos más. Pero ese es el PRI con el que Xóchitl Gálvez se ha unido para tratar de ganar la Presidencia en este 2024.
-“¿Como le puede pedir a sus seguidores que voten por algo así?”, le pregunté a Xóchitl, poco después de anunciar su candidatura.
-“A ver”, me dijo. “Yo lo que dije es que soy daltónica políticamente. Yo no tengo militancia en ningún partido. Eso está claro. He establecido tres reglas: no rateros, no voy a permitir la corrupción; no talegones, o sea, 100 por ciento trabajadores; y no pendejos, gente capaz. Eso lo he dicho claramente”.
El problema de Xóchitl no es solo el PRI. También el PAN.
-“¿Fue un mal presidente Felipe Calderón?”, le pregunté en la misma entrevista.
-“En materia económica no lo hizo mal. Yo creo que hay mejores datos en materia económica. Pero en materia de seguridad, el resultado no fue positivo”.
-“Veo que no quiere distanciarse de Calderón”.
-“A ver. Todos los presidentes tienen cosas buenas y malas. Hasta este que tenemos”.
El problema de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez es el PRI y el PAN… y su negativa a romper con ellos. Su candidatura nació junto con estos dos partidos que simbolizan el inicio de la narcoviolencia en el país, en el caso del PAN, y la corrupción, fraudes, desigualdad y abusos de autoridad que marcaron al México priista desde 1929 al 2000.
Las encuestas ponen a Xóchitl Gálvez muy por detrás de Claudia Sheinbaum. Y parte de la explicación es que hay millones de mexicanos que moralmente no se permitirían votar por una alianza PRI-PAN-PRD. Es un rechazo casi físico. Mucha gente quisiera tener una alternativa a la concentración del poder de Morena, a la militarización del país, a las decenas de miles de asesinatos y a sus métodos para gobernar. Pero nunca van a votar por el PRI. La memoria de los desastres es más fuerte.
Si Xóchitl todavía quiere ganar la Presidencia, solo le queda la opción atómica y romper con los dos partidos -el PRI y el PAN- que dieron origen a su candidatura. Sus dirigentes insisten en que se trata de un nuevo PRI y de un nuevo PAN. Pero son los mismos colores de siempre. Hay una contradicción entre una candidata que promete ser independiente y “daltónica políticamente” y dos partidos que siguen buscando su cuota de poder y evitar ser irrelevantes. Fueron los malos gobiernos priistas y panistas los que dieron lugar al surgimiento de Morena.
Todavía hay tiempo. Los debates presidenciales son una gran oportunidad con una audiencia a nivel nacional para hacer anuncios y propuestas radicales. Lo que no está claro es si ella se atrevería a romper.
Si bien la estrategia (hasta ahora ganadora) de Claudia Sheinbaum ha sido pegarse lo más posible a las ideas y proyectos de López Obrador -al grado de que a veces no hay distinción entre los dos- la de Xóchitl tiene que ser separarse lo antes posible del PRI y del PAN. Ganaría más así que seguir sometiendo su campaña a viejas y desgastadas estructuras políticas que ya no dan más.
¿Lo hará?
@jorgeramosnews