Desde mi ventana.
Ana Lucia, por siempre amada.
“..dolor y pena irreparable que deja la ausencia de el amor de mi vida, ella era nuestra razón para vivir, las alegrías de nuestros días, ella era todo…”
Walter Ruppchert.
Por Mina Moreno
¿Hasta cuándo señor Presidente? Es la pregunta que lanzaba al aire, Walter Ruppchert el papá de Ana Lucía, en su cuenta de Twitter, desde Suiza donde tuvo que irse junto con su hija enferma de leucemia, ante el recorte criminal realizado por el oficialismo mexicano del presupuesto en el sector salud en México, la desaparición del seguro popular y la falta de los medicamentos para los niños con cáncer, son algunos de los daños graves e irreparables contra la salud de los pacientes de enfermedades graves y terminales.
El cáncer no espera, esa es una verdad absoluta, el cáncer devora a quien lo padece, más si no está asistido y medicado, de forma adecuada.
Walter Ruppchert de ascendencia suiza, se dió a la tarea de llevar un diario digital por medio de una red social y así documentar, la historia de Ana Lucía en México y Suiza, su tratamiento para el cáncer, bajo una cuenta de Twitter con el perfil Wálter, papá de Ana Lucia.
A través, de la red social relataba el vía crucis de un padre, cuya pequeña de solo tres años con leucemia vivía.
“El horror que ha tenido que pasar Ana Lucía por culpa de un gobierno insolente, más de un año ha pasado y sigue ignorando el reclamo de MILES de menores que requieren medicamento oncológico” escribía Walter.
La historia.
A finales de enero 2020, el caso de Ana Lucia quien padecía leucemia fue dado a conocer por Héctor de Mauleón quien compartió su historia en su columna de El Universal bajo el título: “El gobierno de AMLO la abandonó”
https://www.eluniversal.com.mx/opinion/hector-de-mauleon/el-gobierno-de-amlo-la-abandono?amp
La insensibilidad, falta de humanidad, sentido común, soliraridad, no se hicieron esperar y fieles defensores del partido en el poder, en las “benditas redes sociales” realizaron un linchamiento social y descalificación, tanto del periodista Héctor de Mauleon, como de la familia.
Debido, a la política gubernamental de austeridad, de recortes presupuestales draconianos, de ahorrar hasta en los medicamentos de enfermos terminales, provocó que muchos niños no recibieron su tratamiento, entre ellos, Ana Lucía.
La pequeña no recibió la atención médica adecuada en México durante cuatro meses, lo que provocó que tuviera recaídas, hasta que finalmente dejó de tener acceso a su terapia.
Ante ello, Walter, papá de la menor, quien tiene nacionalidad suiza, decidió llevarla a Zúrich, donde tuvo su primera quimio.
Sin embargo, se presentaron complicaciones graves, entre ellas, el corazón de Ana Lucia dejó de latir y sus órganos internos colapsaron, la bebé de tres años fue desconectada el viernes 24 de Julio 2020.
Corrupción y omisión, irresponsabilidad gubernamental.
El desabasto en los medicamentos para el cáncer, fue denunciando en los primeros días de enero de este año, por los padres de niños mexicanos, quienes desesperados han realizado desde entonces, denuncias públicas sobre está situación.
En ese mismo enero, los padres junto con sus niños enfermos, realizaron bloqueos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, como forma de protesta.
Con el paso de los meses la situación no ha mejorado, ahora se agregó otro factor la pandemia del Covid19.
En el transcurso, de enero a la fecha víctimas de cáncer han fallecido, como consecuencia, del desabasto de medicinas, de tratamiento adecuado, ejemplo de ello, es la pequeña Ana Lucía.
Justicia Internacional.
En el artículo XI de la Declaración Americana permite identificar el
derecho a la salud al referir que toda persona tiene derecho “a que su salud sea preservada
por medidas sanitarias y sociales, relativas a la alimentación, el vestido, la vivienda y la
asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los recursos públicos y los de la
comunidad”.
Por su parte, el artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también conocida como Pacto de San José estableció que los estados firmantes se comprometían a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos y que fueron contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados.
Así, queda evidenciado que el estado mexicano está obligado no sólo por la Constitución Política del país, sino también al haber suscrito tratados internacionales, a respetar el acceso al derecho a salud.
Hasta antes, de la llegada del lopezobradorismo al gobierno mexicano, se había dado prioridad a la salud de los pacientes enfermos con cáncer, a través del seguro popular, que fueron atendidas gracias a este programa de salud, así lo testifican, incluso se les daba seguimiento a los casos a través de controles de salud y monitoreo.
Todo ello, desapareció con la llegada del actual partido en el poder, además de los recortes presupuestales de 75% que han vuelto a los institutos especializados inoperantes, condenado a los padres de los niños con cáncer buscar con desesperación salidas alternas ante el inhumano acto de omisión del estado mexicano.
Omisión, que se traduce también en corrupción y responsabilidad de los agentes gubernamentales.
La prestación de servicios esenciales para los ciudadanos, como el derecho humano de acceso a la salud, son inamovibles e imprescriptibles.
El presupuesto gubernamental deriva del erario público, producto de los impuestos que todos los mexicanos pagamos, el estado como tal no produce dinero, el gobierno mexicano no es dueño de ese dinero, ni puede a su capricho disponer del mismo, como lamentable y dolorosamente lo hace.
La vísceras con las que se maneja la política mexicana actualmente están destruyendo la vida de las víctimas y sus familiares, dicen que no hay dolor más profundo para un padre o una madre que enterrar a su hijo, a su bebé.
Sólo, a quienes hoy sufren las necedades de Palacio Nacional les queda acudir a las instancias internacionales y demandar al gobierno mexicano.
La moneda está en el aire, el tiempo dirá.
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