Ramón Ojeda Mestre
Nunca se había visto tanta corrupción en las administraciones municipales. Esto se debe a tres causas o vectores: la primera es porque la comunicación social explotó con el advenimiento del internet y de los celulares, la segunda por los procesos de transparencia y escrutinio que la sociedad empezó a ejercer de manera audaz y extensiva y en tercer lugar porque la voracidad insaciable contagió a mujeres y hombres en las “administraciones edilicias”.
Lo que hoy calificamos como las miasmas o las cloacas de la corrupción, siempre han existido, pero nunca en esta magnitud, intensidad y montos de dinero ilícitamente obtenido. Ojo, la corrupción no nada más es económica o crematística, la falta de ética y la ilegalidad de los servidores públicos se da también para obtener prebendas, cargos, honores, votos, posiciones, reconocimientos o alimentar la autoestima maltrecha de las mujeres y hombres que practican municipalmente la purulencia generada con su etología atávica.
Con asco y vergüenza vemos hoy que las mujeres y hombres que fungen como “alcaldes” o presidentes municipales lo mismo realizan compras a precios inflados y sin aplicar los protocolos o reglamentos de adquisiciones, que meten a sus hijos y parientes a los cargos en el sector público, o favorecen a familiares con contratos escandalosos, o compran y rentan vehículos innecesarios y ostentosos o pagan comidas, prensa, viajes, ropas, comelitones, medicamentos, masajes, gimnasios y hasta peinados o manicuristas y francachelas. También revuelven el estomago de la ciudadanía, repartiendo despensas, víveres o materiales de construcción a la gente humilde obligándoles a tomarse la foto para presumir en las publicaciones como dadores o dispensadoras de bienes con el erario que es público y procurando hacerse los simpáticos o las bienamadas de la población.
Se da el escandaloso caso de algunas presidentes municipales o alcaldes fantoches, que después de subir esas fotos de la ignominia lucrando con la necesitad humana pre y pandémica todavía suben las fotos al Facebook, o pagan para publicarlas en los periódicos, y obligan a sus “colaboradoras” y achichincles a que les den “like” o pongan comentarios favorables usando sus nombres y el tiempo de trabajo gubernamental. E incluso obligan a la pobre gente a que les permitan tomar fotos de sus credenciales de elector, cuando eso está prohibido expresamente por las leyes electorales, pues es utilizada esa información para tratar de saciar sus apetitos de ascenso en las escalas que requieren sufragios trienales, cuatrienales o sexenales. Gallina que come huevo, aunque le quemen el pico. Y por más obesa que sea la alcaldesa o el panzón edil, no se sacian con los cargos públicos puesto que no son para servir sino para servirse.
Las mujeres y hombres del poder político o institucional que creen pasarse de listos corrompiendo y corrompiéndose, no se ponen a pensar que su familia y amigos son los primeros en darse cuenta de su putrefacción, e inmediatamente los cómplices de sus oficinas como secretarios y asistentes, directores, o escoltas, choferes y hasta los propios periodistas a quienes nos involucran en sus desviaciones, por afecto, correligionariedad o centaveo vil. Los supuestos Contralores se corrompen, los Comisarios asquerosos traicionan su juramento y su valía, las ”auditorías” superiores se desdibujan, los órganos u organismos de Transparencia se marchitan y en sus casas otrora modestas ya no caben los coches ni la dignidad.
Ahora ya lucran con las pipas de agua, con los grupos musicales y con los bares masivos para embrutecer a la gente en las festividades colectivas, ya compran propiedades para el Municipio o sus oficinas a precios inflados, ya les dan contratos de obra a los hermanos, cuñados, hijos o yernos de los caciques locales, chambas a sus hermanas, tías, sobrinas, hijos, entenados o valedores, dejan que su esposas o esposos se conviertan en cabilderos o coyotes sin disfraz para conseguir contratos o vender todo tipo de mercadería asaz innecesarias. Las cámaras de diputados se vuelven cómplices voluntarias o involuntarios de los cabildos corruptísimos en donde cada voto se compra y se vende sin recato igual que como sucedía hace tres años. Desde luego que no en todos los municipios sucede esto, dios nos libre, diría mi abuelita la alvaradeña, pero todos sabemos que ya es un escándalos en todos los partidos políticos incluido, pero desde luego, el del Presidente Andrés Manuel López Obrador que recibe con esto una doble traición, pues los hizo ganar con su carisma y esfuerzo de muchos años, pero nadie esperaba que le saliera una caterva de rateras y ladrones quienes llegaran con sus propias siglas o con las de otros partidos que hoy por hoy le hacen un bullying tamaño caguama.
Michel Rowland en su obra: “Visión contemporánea de la corrupción”, Argentina. Granica/Ciedla, 1998. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/11/5005/18.pdf ha descrito esquemáticamente algunas de las aristas más punzantes de este flagelo de la administración pública señalando Una tipología de la corrupción e identificó las áreas de gobierno más vulnerables a la corrupción, y estableció una tipología básica de actos corruptos. Según este estudio las áreas más afectadas por la corrupción son: • Servicios públicos.• Licitaciones y adquisiciones públicas. • Recaudación de ingresos públicos (impuestos, aduanas). • Nombramientos de funcionarios públicos. • Administración de gobiernos locales. Se encontraron muchas similitudes al momento de identificar y clasificar la tipología. Así se pudo establecer que ocurrían casos de: Abuso de funciones. Los funcionarios “venden” sus poderes discrecionales al mejor “postor”. • Los funcionarios asignan los recursos y servicios de acuerdo a las ofertas recibidas. • Los funcionarios viajan fuera o dentro del país y reclaman viáticos injustificados. Comisiones y obsequios ilegales • Los funcionarios cobran un porcentaje sobre los contratos del gobierno para adjudicarlos al mejor postor. • Los funcionarios reciben atenciones especiales por parte de las personas interesadas en ser las adjudicatarias de contratos gubernamentales.
Contribuciones ilegales • Los partidos políticos utilizan la perspectiva de alcanzar v perpetuarse en el poder para recaudar partidas importantes de empresas, a cambio de la no obstaculización de sus actividades o la asignación de contratos gubernamentales. • Los funcionarios exigen contribuciones para facilitar la marcha de los trámites. Evasión o fraude. Evasión total o parcial de los impuestos. Los particulares pagan a los funcionarios para que estos alteren las declaraciones de impuestos. • Los particulares pagan a los funcionarios de aduanas para que éstos no revisen las exportaciones e importaciones efectuadas. • Los funcionarios de las oficinas de impuestos practican extorsión al amenazar a los contribuyentes con impuestos adicionales, a menos que les paguen sobornos. Cohecho • Soborno, seducción o corrupción de un juez o funcionario público. • Los proveedores de servicios públicos exigen el pago de una cantidad determinada por acelerar los servicios o para prevenir demoras. • Los funcionarios públicos cobran “rentas” a sus subordinados. • Las autoridades de tránsito encargadas de hacer cumplir la ley, imponen multas a menos que les paguen sobornos. Nepotismo.- Los funcionarios reparten cargos, prebendas y comisiones entre sus hijos, hermanos, hermanas de caciques, o parientes y amigos cercanos. • Los funcionarios contratan ellos mismos o con sus allegados, a través de empresas ficticias, “socios” o “asesores”.
Faltas contra la moralidad y la eficiencia públicas • El abuso de autoridad, definido como la falta que cometen los servidores públicos que, investidos de autoridad, la utilizan con propósitos distintos a aquellos para los cuales está destinada, causando un daño en la persona o en la propiedad de otro. • La inmoralidad administrativa, que es el comportamiento del servidor público que denota deshonestidad en el ejercicio o con ocasión de sus funciones. • Las irregularidades en la contratación administrativa, que son las faltas en la formación, adjudicación, ejecución y liquidación de los contratos u otros comportamientos que vayan en detrimento del buen cauce de los mismos. • Las irregularidades en el manejo del presupuesto público. • El mal manejo y uso indebido de los bienes públicos, fundamentalmente de aquellos que han sido puestos a su disposición para que puedan llevar a cabo sus funciones. • Las irregularidades en la prestación de servicios. • El enriquecimiento ilícito, que es el incremento patrimonial no justificado mientras el funcionario está en el ejercicio de su cargo. Indebido ejercicio de las funciones públicas • La extralimitación en el ejercicio de las funciones. • La omisión o negligencia en el ejercicio de las funciones. Faltas contra la dignidad y el decoro del cargo • La intervención en política. • El irrespeto a la moral, en la que se incurre siempre que el funcionario olvida los principios éticos y de comportamiento que la investidura de su cargo le impone. • La violación del régimen de inhabilidades e incompatibilidades.
Faltas contra la administración de justicia Se clasifican dentro de esta tipología todas aquellas conductas que afectan el desenvolvimiento adecuado del sistema de justicia. • La toma de decisiones no apegadas a los principios legales. • La alteración ilegal de decisiones judiciales. • Extralimitación en el ejercicio de funciones. • Omisión o negligencia en el ejercicio de funciones.
Cuando uno lee, desde el Código de Hammurabi o los Doce Césares de Suetonio o Vidas Paralelas de Plutarco, se da cuenta de que la corrupción siempre ha sido la cara sucia del ejercicio del poder público, pero nunca generalizado o totalizador, y cuando se pasa un límite, caen los gobiernos y se aplica desde la mutilación de las manos hasta la pena de muerte por decapitación o fusilamiento. Este país tuvo un Adolfo Ruiz Cortines. No todo ha sido ese fecalismo municipal que hoy se manifiesta con la proliferación de edificios o construcciones que violan las alturas o la ubicación legal, la proliferación de basureros que no cumplen la norma 083 o 087 o la 052, la tolerancia de transporte público de pasajeros de pena ajena, la falta de drenaje pluvial o sanitario, la corrupción en los servicios de agua potable y la exagerada violencia intrafamiliar o el maltrato a la mujer o la trata de personas y un montón de cosas más.
Las presidentas municipales, los alcaldes y sus cabildos y funcionarios, que usted y yo conocemos o sabemos, o hemos oído de ellos y ellas, ya se pasaron de la raya. Cada día falta menos para el 2021. Cada día falta menos para que la paciencia se agote. Quousque tándem Catilina abutere patientia nostra?
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