/ Guadalupe Galván /
El 7 de octubre de 2023, las crónicas que salían de la frontera entre Israel y Gaza eran de terror. Ejecuciones, secuestros, violaciones, casas incendiadas con personas adentro.
La sorpresiva incursión de la organización islamista Hamas, considerada terrorista por Israel, Estados Unidos y otros países dejó a su paso un reguero de sangre, mil 400 víctimas israelíes y una oleada de solidaridad con Israel.
Diversos gobiernos condenaron la acción terrorista de Hamas, mientras Israel advertía de una respuesta descomunal.
En un mes, el panorama en la Franja de Gaza, el enclave controlado por Hamas, es devastador: edificios y hospitales destruidos. Gente buscando entre los escombros a sus familiares; personas huyendo como pueden de las bombas, rogando que se abra una vía para que puedan salir de la pesadilla y evitar la muerte.
Al paso de las semanas, los cuestionamientos hacia la ofensiva israelí crecen, igual que los llamados a respetar las “reglas de la guerra”, el derecho internacional, humanitario. Israel insiste en que responde a terroristas que quieren acaban con el Estado y que no parará hasta erradicar a Hamas de la faz de la Tierra.
Pero cuando se escuchan las cifras: más de 10 mil muertos palestinos, de ellos al menos 4 mil niños; cuando organizaciones como Save The Children, UNICEF y otras advierten de la catástrofe humanitaria, cuando se ve que el paso de la ayuda humanitaria es insuficiente y se desoyen los llamados de pausas humanitarias o cese el fuego, es difícil que no surjan cuestionamientos a Israel.
Las protestas en Estados Unidos, Francia, en España, Alemania, México, crecen en contra de la guerra y pidiendo un cese el fuego. Incluso si Israel logra “aplastar” a Hamas y su capacidad de ataque, existe un problema adicional. Aun si Hamas optó por el terrorismo como opción, el enojo palestino, el reclamo de un Estado, no cesarán. Al contrario. Crece con cada ataque, con cada víctima inocente.
Si poco se sabe en sí de los planes de Israel para acabar con Hamas, menos se sabe de lo que ocurrirá el día después. Las preguntas crecen. En caso de que Israel logre acabar con el liderazgo de Hamas, ¿qué va a pasar en Gaza? Israel se ha limitado a decir que Gaza nunca volverá a ser como se le recuerda.
¿Entonces cómo será? Porque más allá de Hamas están los millones de palestinos que reclaman tener su Estado, y para quienes el futuro parece sombrío. La Autoridad Palestina está demasiado debilitada como para ejercer algún control, como ofrece Mahmud Abbas. Si Israel asume el control de Gaza, ¿qué le espera a los palestinos entonces? Estados Unidos, la Unión Europea, insisten en que la única solución es la de dos Estados pero… ¿qué territorio le va a quedar a los palestinos? Si sus condiciones, antes de la guerra, ya eran lamentables, ¿cómo serán tras la ofensiva israelí? ¿Después, qué?
Fuente: El Universal