¿Apoyos a periodistas?

Sin tacto.

Por Sergio González Levet.

A algún “genio” embozado de la comunicación estatal se le ha venido ocurriendo filtrar listas en las que aparecen periodistas que supuestamente reciben apoyos en efectivo de dependencias o políticos o delincuentes medio organizados, a fin de que apliquen sus capacidades y su imaginación para ejercer el elogio y la crítica a su favor y en contra de otros respectivamente.
Es lo que en el antediluviano priista se llamaba “chayote”, que fue convenientemente disfrazado con la figura del “convenio de información” en las últimas administraciones priistas.
Pero una cosa que se le olvida a ese “genio” local, es que los embutes están más extinguidos que los dinosaurios después del aerolito que hizo como es a la península de Yucatán y a sus habitantes. Así que pocos creen que hay dependencias gubernamentales de los tres niveles y de los tres poderes que estén arrojando dinero subrepticio a periodistas con una ética ligera.
En Veracruz, el Gobierno no suelta dinero ¡ni para obras! De ahí tantos regresos presupuestales para que tenga muchos recursos monetarios el Presidente (“que tanto nos ha dado”, dicen que dice el conformista y agachón chairo mayor jarocho).
La orden no hecha pública pero muy cumplida, es que los estados gasten la menor cantidad posible de sus presupuestos para obra pública, y que lo subejercido se regrese a las arcas federales para que Andrés Manuel tenga mucho dinero para sus programas sociales y electorales, rifas aparte.
Bueno, pues acá andan haciendo listas hechizas de reporteros y propietarios y columnistas, según las cuales hay muchos comunicadores que están viviendo una bonanza como la que tuvieron en el pasado casi reciente.
Así, se ha llegado a decir que de la Legislatura salen gruesos fajos de billetes que van a engrosar los bolsillos hasta hace poco famélicos de algunos periodistas. ¡Al engaño añaden la burla! Es como esos letreros en las vías veracruzanas, que prohíben ir a más de 60 por hora, cuando a lo mucho se puede transitar a 20 o 30, cuando se mueve por fin la larga fila en avenidas como la Rafael Cuervo o Díaz Mirón en horas pico, incluidos los claxonazos y los arrancones de los queridos conductores del transporte público.
Y también afirman esas falsarias listas que, por ejemplo, un hombre tan comprobadamente honesto como el senador con licencia Ricardo Ahued Bardahuil desvía grandes cantidades de su presupuesto para comprar plumas estatales, como si en la Administración de Aduanas o en la conciencia de su Director General eso fuera posible.
Cierto que algunos se han creído las mentiras de esa estrategia “genial”. Sí, unos cuantos, que no llegan ni a diez, y son chairos sin remedio y sin compromiso, dedicados a cantar las alabanzas en favor de su iluminado conductor.
No hay un periodista en Veracruz, óigalo usted que se lo digo en serio, uno solo que reciba dádivas gubernamentales. En parte por la ética comprobada de los verdaderos profesionales de la información, y en definitiva porque Cuic y su gente no sueltan ni un céntimo.
Pero eso sí, mentiras piadosas (para ellos) a pasto.

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