- Astrid Ximena Lozano afirmó que Colombia se vive una situación de pobreza impresionante.
- Isabel Cristina Lourenço, “tenemos crisis adentro de crisis y el conflicto en Ucrania es uno más, pero está evidenciado por ser del hemisferio norte. Son personas blancas”.
/ Karina de la Paz Reyes Díaz/Fotos: César Pisil Ramos/
17/06/2022, Xalapa, Ver.- Especialistas en agroecología de Colombia, Brasil y México participaron en la mesa de debate “La crisis alimentaria postpandemia y en el marco de la guerra en Europa: el papel de las transiciones agroecológicas como salidas virtuosas”, organizada por el grupo de trabajo (GT) de Agroecología Política del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) y la Universidad Veracruzana Intercultural (UV-Intercultural).
La mesa fue moderada por la académica e investigadora de la UV-Intercultural, Shantal Meseguer Galván, quien planteó, a manera de introducción, que mientras a través de las noticias nos dicen que Rusia es el culpable de la crisis alimentaria, ésta se padece desde hace mucho tiempo atrás.
Comentó que la agricultura industrial y los alimentos procesados que se impusieron casi como política en el mundo, han generado las crisis: social, de salud y alimentaria que padecemos como humanidad. De ahí la importancia de analizar la situación. En ese orden de ideas, las y los panelistas hablaron de los contextos de crisis y violencia que se viven en sus respectivos países.
Participaron: Carlos Corredor Jiménez, catedrático de la Universidad del Cauca (UniCauca), abocado a la economía social y solidaria, y Astrid Ximena Lozano, directora de Investigaciones de la Gerencia de Desarrollo Rural Sostenible de UNIMINUTO y líder de la iniciativa de comercio justo “Mercados Solidarios-MD”, ambos de Colombia.
Además, Isabel Cristina Lourenço da Silva, integrante del Comité Ejecutivo de la Asociación Brasileña de Agroecología (ABA) y coordinadora de Difusión y Divulgación del GT de Agroecología Política, y Narciso Barrera Bassols, de la Universidad Autónoma de Querétaro y co-coordinador del GT de Agroecología Política de Clacso.
Astrid Ximena Lozano puso sobre la mesa varios temas de su país, uno de ellos fue el conflicto armado que se vive desde hace más de medio siglo y los subconflictos que se han generado, como el desplazamiento forzado que a su vez ha devenido en crisis alimentarias. “Como bien lo decía Shantal, esto no es de ahora, sino de hace muchos años. En Colombia se vive una situación de pobreza impresionante”.
De acuerdo con Isabel Cristina Lourenço, “tenemos crisis adentro de crisis y el conflicto en Ucrania es uno más, pero está evidenciado por ser del hemisferio norte. Son personas blancas”.
Dentro de Brasil, refirió, también se vive una guerra civil que no se ve en la televisión y quienes mueren son las mujeres y personas negras, consecuencia de una estructura arcaica permeada por el patriarcado y el racismo. Pero además domina la política “genocida” del agronegocio y actividad minera, que genera desplazamiento de comunidades enteras.
Por su parte, Carlos Corredor habló del sistema alimentario en Colombia, también de los agronegocios y el neoextractivismo –en el que incluyó los cultivos de uso ilícito–.
“Lo que estamos mirando es que la crisis del COVID-19, la guerra de Ucrania, y la crisis de 2008 son una misma. Desde mi perspectiva estamos en un momento en que el sistema no logra resolver de manera acertada.”
En tanto, Narciso Barrera comentó que hay un conjunto de pandemias, además de la causada por la COVID-19, como la hambruna, la desigualdad y la tristeza. “Este bichito nos vino a recordar lo frágiles que somos como especie.
”México ocupa el primer lugar en el mundo por obesidad infantil, el segundo por obesidad adulta y uno de los primeros 10 lugares por hipertensión. La situación es triste por la diabetes mellitus, que está relacionada con la obesidad y sobrepeso. Esto nos vino a demostrar que los últimos 40 años transformaron nuestra realidad sin darnos cuenta y nos han hecho mucho daño”, precisó.
El académico mexicano invitó a repensar la huella que se quiere dejar como humanidad y hacerlo desde la esperanza; por ello destacó la riqueza construida: la diversidad biocultural. “¡México, Colombia, Brasil son países potentes, porque su riqueza no está en el petróleo ni en el oro!”.
Una segunda ronda de planteamientos consistió en hablar sobre las iniciativas ciudadanas que han emergido en sus respectivos países de origen, para paliar las crisis alimentarias y otras originadas en este periodo pandémico; y la tercera fue sobre el papel que tienen o tendrán en las emergencias que se viven las personas profesionales de la agroecología formadas en las universidades.
Barrera Bassol refirió que la universidad está en crisis presupuestaria, paradigmática y de credibilidad. De ahí la importancia de “pequeñas islas” como la UV-Intercultural, que genera puentes entre la academia y la sociedad.
“La crisis significa regresar al territorio, pensar en el territorio y hacer territorio”. En tal planteamiento, los sistemas y las soberanías agroalimentarias se ponen en práctica para “reexistir y convivir”.
Astrid Ximena Lozano habló de la coherencia que debe tener una institución pública educativa: “Debemos brindar esas bases teóricas, pero también desde el discurso y desde la acción. La universidad debe salirse de los auditorios y las aulas, y debe llevarse a la praxis con organizaciones campesinas, agricultores, comunidades indígenas”.
Isabel Cristina Lourenço destacó que la agroecología es “ciencia, práctica social y movimiento político” y en ella “la universidad tienen un papel muy importante”.