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25.01.2025. El corazón humano bombea más de 7.000 litros de sangre al día. Esto significa que, a lo largo de la vida, ha bombeado más de 200 millones de litros de sangre gracias a los más de 3.000 millones de latidos que ha realizado en el transcurso de esta.
Es, quizás, el músculo más fuerte de nuestro organismo ya que, pese a su pequeño tamaño, es capaz de soportar presión de manera constante y no dejar de trabajar en ningún momento, pues es el centro del sistema circulatorio y, por lo tanto, responsable de que todos los órganos y tejidos del cuerpo estén sanos.
Bombeando sangre constantemente a unos 2 kilómetros por hora, el corazón hace que esta llegue a todas las células del cuerpo, suministrándoles oxígeno y nutrientes para que se mantengan vivas y recogiendo las sustancias de desecho para su posterior eliminación.
Sin embargo, el corazón es susceptible de enfermar. Y teniendo el cuenta que es muy sensible y vista su importancia, no es de extrañar que las enfermedades cardíacas sean la principal causa de muerte en el mundo.
¿Qué es una enfermedad cardíaca?
Una enfermedad cardíaca es todo aquel trastorno que, después de aparecer por distintas causas, afecta a la estructura o fisiología del corazón, haciendo que este no pueda cumplir con su función y, dada su importancia, haya implicaciones en la salud general del afectado.
Como hemos dicho, las enfermedades que afectan al corazón son la principal causa de muerte en el mundo. De hecho, solo la insuficiencia cardíaca y los infartos son responsables de 15 de las 57 millones de defunciones que se registran anualmente en el mundo.
Dada su elevada incidencia y gravedad, es importante conocer cuáles son las afecciones cardíacas más comunes ya que, pese a que algunas de ellas no dan síntomas demasiado notorios al principio, pueden derivar de forma súbita en problemas de salud muy graves que ponen en peligro la vida de la persona.
¿Cuáles son las enfermedades del corazón más frecuentes?
A continuación veremos las principales enfermedades que puede sufrir el corazón, analizando tanto sus causas como sus síntomas, así como los tratamientos disponibles.
1. Cardiopatía isquémica
La cardiopatía isquémica es la enfermedad que más muertes causa en todo el mundo, ya que tiende a provocar infartos e insuficiencia cardíaca, es decir, imposibilita que el corazón bombee la sangre como es debido, haciendo que la persona acabe muriendo.
Consiste en una acumulación de grasas en las arterias coronarias (las que hacen llegar la sangre el corazón), cosa que lleva a una inflamación y un consecuente estrechamiento de estos vasos sanguíneos. Esta situación puede derivar, con el tiempo, es una insuficiencia cardíaca que resulta mortal de no ser corregida.
La cardiopatía isquémica viene causada por la mala alimentación, la falta de actividad física, el tabaquismo, la hipertensión, el sobrepeso, la hiperglucemia… Todos estos factores contribuyen a la acumulación de grasas y/o inflamación de las arterias del corazón.
A pesar de que el daño causado al corazón es irreversible, hay tratamientos disponibles. Este suele consistir en la administración de fármacos antiinflamatorios, además de vigilar la alimentación, hacer deporte, controlar el peso y dejar de fumar en caso de que se hiciera.
Siguiendo estas pautas es posible tanto prevenir su aparición como, en caso de que surja el problema, ralentizar su progreso y evitar que derive en otras afecciones cardíacas más graves.
2. Infarto de miocardio
Los infartos de miocardio, más conocidos como “ataques al corazón”, son, quizás, la emergencia médica más grave, pues de producirse, el tiempo que se tiene para evitar el fallecimiento de la persona es muy breve.
Los infartos de miocardio están provocados por un taponamiento de las arterias coronarias, circunstancia que hace que el corazón no reciba sangre y, consecuentemente, no pueda bombearla al resto del cuerpo. Por ello, se trata de una situación de emergencia. Este bloqueo de las arterias se debe a la presencia de un coágulo que aparece debido al exceso de colesterol en sangre.
Por lo tanto, pese a que la genética y los factores hormonales influyen y, a veces, no es posible prevenirlos, la mayoría de infartos de miocardio pueden evitarse llevando un estilo de vida saludable.
El tratamiento debe ser administrado de forma inmediata y consiste en un aporte externo de oxígeno para compensar el hecho de que las células no lo reciben a través del corazón. También deben darse medicamentos por vía intravenosa y, en caso de que el personal médico lo considere necesario, someterse a una terapia por desfibrilador.
3. Miocardiopatías
Una miocardiopatía es una enfermedad del corazón en la que, debido a distintos factores, los músculos cardíacos están dañados, por lo que este no puede funcionar como es debido, no bombea la cantidad de sangre suficiente y, por lo tanto, la persona puede llegar a padecer una insuficiencia cardíaca.
Muchas veces las causas se desconocen, aunque hay distintas situaciones que pueden provocar que los músculos del corazón se dañen: hipertensión, taquicardias, alcoholismo, problemas durante el parto, alteraciones en las válvulas cardíacas, haber sufrido un infarto en el pasado…
La debilidad y la fatiga, la hinchazón de las extremidades, la tos constante, los mareos e incluso los desmayos, la sensación de presión en el pecho, la falta de aliento, etc, todos estos síntomas aparecen normalmente en etapas avanzadas de la enfermedad e indican la necesidad de solicitar atención médica lo antes posible.
No siempre es prevenible ya que a veces es de causa desconocida, aunque siguiendo un estilo de vida saludable se reducen en gran medida las probabilidades de que surja esta enfermedad y, en caso de que lo haga, que derive en problemas más graves.
Los tratamientos de administración de medicamentos, la implantación de marcapasos, los procedimientos quirúrgicos, etc, son técnicas útiles para tratar la enfermedad.
4. Síndrome del corazón roto
El síndrome del corazón roto, más que una enfermedad como tal, es una condición clínica en que la que se produce de forma temporal una alteración en el bombeo del corazón a causa de la vivencia de una situación emocionalmente muy estresante.
Está causado por una producción excesiva de hormonas del estrés, que cuando están en el torrente sanguíneo pueden provocar que la funcionalidad del corazón se vea afectada. De todos modos, no se trata de un trastorno grave ya que tiende a remitir por sí solo al poco tiempo sin dejar secuelas.
Suele identificarse por la sensación de presión en el pecho y por la dificultad de respirar. No hay prevención ni tratamiento posible, pues es debido a la respuesta normal de nuestro cuerpo ante situaciones que nos impactan mucho, como por ejemplo la muerte de un ser querido o una ruptura amorosa.
5. Arritmias cardíacas
Una arritmia cardíaca es un trastorno del corazón en el que hay una alteración en el ritmo de latidos de este. Puede estar relacionado con una frecuencia de latidos demasiado alta (taquicardia), muy baja (bradicardia) o bien porque el corazón late de forma irregular.
Las causas engloban desde factores genéticos hasta de estilo de vida, por lo que no siempre es posible prevenirlas. Los síntomas normalmente incluyen sensación de agitación en el pecho, dolor en el tórax, sudoración, mareos y desmayos, sudoración…
De todos modos, la mayoría de veces no dan una sintomatología grave y suelen consistir solo en episodios breves de alteración en el ritmo de latidos. El problema es que en casos graves, las arritmias aumentan el riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca, por lo que las personas propensas a padecerlas deben centrarse en seguir un estilo de vida lo más saludable posible.
El tratamiento únicamente se administra en los casos graves y suele consistir en medicamentos, aunque las sesiones de fisioterapia para controlar la respiración e incluso la implantación de un marcapasos pueden ser útiles.
6. Cardiopatía congénita
Por cardiopatía congénita entendemos todo aquel trastorno en la fisiología o estructura del corazón que está presente en la persona desde su nacimiento, por lo que no hay forma posible de prevenir su desarrollo.
Engloba muchos problemas cardíacos distintos con una gravedad mayor o menor dependiendo de la naturaleza del trastorno. Esta enfermedad congénita puede provocar miocardiopatías, arritmias, tendencia a la formación de coágulos…
El tratamiento dependerá de la cardiopatía que sufra la persona y, pese que no se puede prevenir su desarrollo ya que está codificado en sus genes, es de vital importancia que los afectados sigan un estilo de vida lo más saludable posible. De este modo se reduce la probabilidad de que el problema derive en otros trastornos más graves.
7. Endocarditis
La endocarditis es una infección del corazón. Se trata de una enfermedad causada por la colonización por parte de una bacteria o virus del endocardio, es decir, el recubrimiento interno de las cavidades del corazón.
Estos patógenos llegan al corazón cuando, después de entrar al cuerpo a través de la boca u otros orificios, pasan a la sangre y desde esta se desplazan al corazón, donde inician el proceso de infección.
Los primeros síntomas son similares a los de la gripe, aunque habría que añadir la presencia de soplos cardíacos (sonidos que indican que algo no funciona bien en el corazón), dificultad para respirar, hinchazón de extremidades inferiores, dolor en las articulaciones…
Para evitar que la infección destruya los músculos del corazón o afecte a las válvulas cardíacas, cosa que pondría en peligro la vida de la persona, la endocarditis debe ser tratada rápidamente. El tratamiento suele consistir en la administración de antibióticos (en caso de que el patógeno sea una bacteria), aunque cuando estos no sirvan o la infección sea más grave, quizás sea necesario recurrir a una cirugía.
8. Valvulopatía
Una valvulopatía es todo aquel trastorno que afecta a la fisiología o anatomía de las válvulas cardíacas, las estructuras del corazón encargadas de regular el paso de la sangre dentro del corazón mediante su cierre y apertura perfectamente coordinados.
Las válvulas pueden dañarse por muchas causas distintas y, pese a que el propio envejecimiento suele ser el motivo más común, las infecciones, los traumatismos y otras enfermedades cardíacas pueden acabar degenerando estas estructuras.
La gravedad de esta condición dependerá del grado de afectación en las válvulas. Lo más frecuente es que la valvulopatía no sea un problema grave y que pueda controlarse siguiendo un estilo de vida saludable. De todos modos, si están muy dañadas, es posible que derive en una insuficiencia cardíaca. Por ello, si el médico lo considera necesario, es posible que el paciente deba someterse a una cirugía.
9. Síndrome de Brugada
El síndrome de Brugada es un trastorno de origen normalmente hereditario en el que los afectados tienen un riesgo mayor de padecer arritmias graves, por lo que pueden padecer problemas de salud que ponen en peligro la vida, como por ejemplo la insuficiencia cardíaca.
Pese a que muchas veces la causa es la herencia de parte de los padres, algunos casos se deben a alteraciones metabólicas, desequilibrios químicos en la fisiología del corazón o a problemas estructurales de este durante su desarrollo.
La enfermedad suele manifestarse a partir de la edad adulta y es fácilmente diagnosticable ya que con un electrocardiograma se observa un patrón propio de este trastorno. Los síntomas suelen incluir mareos y desmayos frecuentes, dificultad para respirar, taquicardias (a menudo extremadamente fuertes), palpitaciones en el pecho…
Puede derivar en un paro cardíaco repentino, por lo que es importante controlar la enfermedad. El tratamiento suele consistir en la administración de fármacos que evitan que el corazón lata a un ritmo demasiado alto y en la implantación de un desfibrilador.
10. Síndrome de Marfan
El síndrome de Marfan es una enfermedad hereditaria que afecta al tejido conjuntivo de todo el cuerpo, es decir, a las fibras que sujetan los órganos del organismo. Afecta a muchos órganos distintos y, en especial, deriva en problemas en el corazón.
La enfermedad provoca manifestaciones físicas en todo el cuerpo, siendo la gran altura (y desproporcionada delgadez), proyección del esternón, brazos y piernas muy largos, etc, algunas de las más notorias. Sin embargo, el principal riesgo que corren las personas con esta enfermedad está relacionada con la afectación al corazón.
La degeneración del tejido conjuntivo del corazón hace que haya malformaciones en las válvulas cardíacas, problemas de funcionalidad, mayor tendencia a la formación de coágulos, desgarros en las arterias coronarias… Por ello, los afectados corren un mayor riesgo de desarrollar las enfermedades cardíacas graves que hemos visto anteriormente.
Pese a que no existe cura, la administración de medicamentos para mantener estable la presión arterial y reducir el riesgo de dañar el corazón, además de seguir un estilo de vida lo más saludable posible, es el mejor tratamiento. Con el tiempo, es posible que la persona deba someterse a una cirugía para reparar la degeneración en el corazón y evitar que surjan complicaciones graves.
Referencias bibliográficas
Amani, R., Sharifi, N. (2012) “Cardiovascular Disease Risk Factors”. The Cardiovascular System – Physiology, Diagnostics and Clinical Implications.
World Confederation for Physical Therapy. (2009) “Cardiovascular disease”. Movement for Health.
National Heart Foundation of Australia. (2016) “Heart Disease”. National Heart Foundation of Australia.
Fuente: Medico plus.com