Cuarentena

Sin tacto

Por Sergio González Levet

El Puerto de Veracruz es una zona de alto riesgo del coronavirus por su cantidad de ingresos de personas y mercancías, ya por la aduana, ya por las carreteras que lo comunican con el norte, el sur y el centro del país, ya por el aeropuerto internacional Heriberto Jara Corona.
Ha sido históricamente la esponja permeable a partir de la cual se han derramado dones y personas por todo México; la puerta de entrada de Europa y el mundo.
No por nada fue la primera ciudad del estado que reportó un caso de contagio del Covid-19, en la persona de la hija del agente aduanal Ramón Gómez Barquín, quien por cierto ayer fue dada de alta y logró superar la enfermedad gracias a su juventud y su organismo sano. Felicidades para ella y su familia, y el reconocimiento a los cuidados que pusieron para evitar que se extendiera el contagio de su parte.
Los jarochos lo saben, tienen historia con los peligros que llegan desde el mar -cuatro haches lo atestiguan-, y por eso la ciudad se ve desierta desde hace varios días ya.
Grandes comercios, plazas y empresas han decidido cerrar, para permitir que los empleados permanezcan en sus casas, resguardados de la pandemia, a salvo de la enfermedad, que es sumamente peligrosa para ancianos, hipertensos, cardiacos, diabéticos, mujeres embarazadas, cancerosos y sidosos.
Mi pobre cerebro todavía no alcanza a dilucidar eso de que el coronavirus no es un bicho vivo, así que no se le puede matar propiamente. “Es una molécula, y se mete en las células a través de sus antenas, cambiándoles la información”, me dice con suficiencia un amigo biólogo, y yo me quedo en las mismas.
Pero los veracruzanos saben su cuento, demuestran que son disciplinados y por eso se están quedando en sus casas, los que pueden, y han dejado la ciudad sin gente y sin vehículos la calle.
No pasa lo mismo en la culta Xalapa. Allá los habitantes parecen sentirse inmunes como el presidente Andrés Manuel López Obrador, y cometen las mismas violaciones al protocolo de la emergencia.
Vaya usted a los centros comerciales, a los bancos, a los mercados en la “Apenas Veracruzana” y su zona conurbada; visite Las Trancas, Coatepec, y pareciera que ahí no ha pasado nada. Se ven muchos coches en las calles intrincadas, el tráfico no cesa nunca, y en los comercios hay gente comprando como si no existiera el Covid-19 y no hubiera contagiado ya casi a un millón de seres humanos en todo el planeta.
“El problema de Xalapa es que muchos se sienten influyentes”, me dijo alguna vez un agente de Tránsito. Y debe ser cierto, porque veo a muchos caminando por la calle como si tuvieran pacto con el diablo o de perdida con el coronavirus.
Pensarán que sus relaciones los van a salvar cuando tengan 41 grados de temperatura, una migraña intensísima, el cuerpo cortado, tos seca y la garganta también agobiada por el dolor…

[email protected]

!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube