De secuestrada a Presidenta

/ Jorge Ramos Ávalos /

Ingrid Betancourt me dijo una vez que ella iba a ser presidenta de Colombia y que, luego, me invitaría a la Casa de Nariño para darme una de sus primeras entrevistas. Y nunca lo ha dudado. De hecho, en la última conversación que tuvimos hace unos días me aseguró: “Te lo voy a cumplir”.

Con Ingrid he tenido una larga conversación que ya dura más de 20 años. La conocí el 15 de enero del 2002 en Miami, poco después de haber lanzado su campaña presidencial en Colombia. Estaba llena de energía y de sueños. Su lenguaje era directo, rebelde y marcado por la indignación de ver a su país sumido en la violencia, la pobreza y la corrupción. Y aunque el candidato a ganar era nada menos que el controversial y poderoso Álvaro Uribe, la propuesta de la senadora Betancourt atraía a millones de colombianos.

Pero 38 días después de haberla conocido, Ingrid fue secuestrada por las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Su libro No hay silencio que no termine es una valiente, honesta y devastadora narración de los horrores y abusos que vivió durante seis años y 140 días de cautiverio.

“Estoy muy cansada”, me dijo Ingrid desde París, poco después de ser liberada en julio del 2008 en un temerario rescate -Operación Jaque- realizado durante el segundo mandato de Álvaro Uribe. Lo único que ella quería en ese momento era recuperar el tiempo perdido con sus hijos, Lorenzo y Mélanie.

Ingrid pasó los siguientes años viajando entre París y Nueva York -donde vivían ellos- y más tarde estudió teología en la Universidad de Oxford. Todo mientras se recuperaba de los daños y traumas causados por su brutal secuestro. Pocos han explorado como ella, en primera persona, los temas del perdón y la reconciliación.

Por todo lo anterior, muchos creyeron que nunca regresaría a la política. Pero se equivocaron. Siempre quedó pendiente la pregunta de qué habría pasado en el 2002 si Ingrid no hubiera sido secuestrada. ¿Le habría ganado a Uribe?

Saltemos al 2022. ¿Puede ganar Ingrid la Presidencia? Es complicado. Tiene que vencer, primero, en las elecciones primarias de la Coalición Centro Esperanza. Pero nada ha sido fácil para ella.

Antes del anuncio de Ingrid, el candidato izquierdista Gustavo Petro lideraba en las encuestas entre una veintena de candidatos. Pero una encuesta del Centro Nacional de Consultoría indica que el 32 por ciento de los 400 encuestados dijo que sí votaría por ella. Falta mucho de aquí a la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 29 de mayo. Y si de algo estoy seguro es de que Ingrid -quien encontró su voz hace mucho- no se va a quedar callada.

¿Por qué regresaste a Colombia cuando podrías haber llevado una vida totalmente distinta?, le pregunté recientemente. “Yo creo que es una declaración de amor”, me contestó. “Mi papá decía que todos nosotros tenemos un vector de vida y que uno lo va construyendo con las decisiones conscientes e inconscientes que uno toma. Y mi vector de vida es, definitivamente, servirle a Colombia”.

Colombia nunca ha tenido a una Presidenta. ¿Es este el momento? “Yo creo que este es el momento de la mujer”, me dijo. “Y creo que Colombia necesita una visión de mujer para hacer los grandes cambios, las grandes transformaciones de fondo que necesita nuestro país”.

Los críticos de Ingrid pueden decir muchas cosas. Algunos no le perdonan que consideró demandar al Estado colombiano por seis millones de dólares por su secuestro. Pero pocos en Colombia han vivido -y sufrido- tanto como ella. Eso no necesariamente la convierte en la mejor candidata. Pero sí le da una perspectiva y profundidad que otros no tienen. ¿Quién puede decir que pasó seis años secuestrada, sobrevivió y ahora ha regresado a la política? Este retorno requiere de un gran sacrificio a nivel personal.

“Me siento muy feliz -muy identificada con mi alma- al estar aquí luchando por mis sueños y por los sueños de los colombianos”, me dijo antes de despedirse. “Les puede sonar un poco como un cliché, pero si uno no tiene la fe en que las cosas pueden cambiar, pierde la vida un poquito su sentido”.

Ingrid quiere terminar lo que empezó. Su misión aún está incompleta. Y no podemos olvidar que en el pasado, quienes han apostado contra ella, han perdido.

!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube