/ Julieta del Río Venegas/
Hoy 18 de junio se conmemora el Día Internacional para Contrarrestar el Discurso de Odio. Naciones Unidas lo define como “cualquier tipo de comunicación verbal, escrita o conductual, que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio con referencia a una persona o grupo sobre la base de quiénes son, su religión, etnia, nacionalidad, ascendencia, género u otras formas de identidad”[1].
El discurso de odio tiene muchos rostros, por ejemplo, está presente en la xenofobia, el racismo o la misoginia. Aunque muchas veces quiere esconderse bajo una idea de libertad de expresión, es tarea de todas y todos identificarlo para detenerlo, pues es discriminante y divide a las sociedades. Como lo expresan diversos especialistas, el mejor antídoto es la educación —principalmente a temprana edad— para contrarrestar estereotipos y prejuicios que pueden conducir a conductas violentas[2].
Amplificados por las tecnologías digitales, los discursos de odio van en contra de la paz, el desarrollo y los derechos humanos. De hecho, en 2023, un grupo de expertos en derechos humanos de la ONU instó a los directores generales de las empresas tecnológicas más grandes en el mundo (X, Meta —dueña de Facebook, Instagram y Whatsapp—, Google, Apple, entre otras) a asumir una responsabilidad social para frenar discursos de odio en las redes sociales[3].
En nuestro país, una de las tareas fundamentales del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) es realizar acciones tendientes a proteger las libertades informativas y la privacidad de la población. Consideramos que el acoso digital, así como otras formas de violencia virtual, pueden afectar el desarrollo integral de las personas en todo el mundo, incluido México.
Las y los mexicanos podemos sufrir distintas violencias digitales como ser víctimas de difamación, discriminación, racismo, ciberacoso, extorsión, usurpación de identidad, entre otras. Estas situaciones vulneran nuestros derechos y afectan sobre todo a los más jóvenes y a ciertos grupos considerados de alta vulnerabilidad, como mujeres, niñas, poblaciones originarias, personas de la comunidad LGBTTTIQ+.
De acuerdo con el Módulo de Ciberacoso elaborado por el INEGI, en 2022, 20.8% de la población usuaria de Internet vivió alguna situación de acoso cibernético. Esto significa que 17.4 millones de personas de 12 años y más que usaron internet a través de cualquier dispositivo fueron víctimas de violencia digital. 9.8 millones fueron mujeres[4].
Como lo he dicho en repetidas ocasiones, el fanatismo y el odio destruyen sociedades y atentan contra la democracia. Por eso, desde el INAI somos aliados de la verdad y del periodismo de investigación. Promover y defender el avance de las libertades de todas y todos es una obligación institucional, más aún en los contextos de polarización e infodemia que atravesamos.
En todo momento, exigir y garantizar respeto a los derechos humanos debe ser el centro de nuestras atribuciones[5].
[1] https://www.un.org/es/observances/countering-hate-speech#:~:text=La%20resoluci%C3%B3n%20proclam%C3%B3%20el%2018,sede%20de%20las%20Naciones%20Unidas.
[2] https://unamglobal.unam.mx/global_revista/educacion-minimiza-ideologias-de-odio/
[3] https://www.elsoldelcentro.com.mx/analisis/twitter-meta-y-google-y-su-responsabilidad-contra-los-discursos-de-odio-9482247.html
[4] https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/mociba/2022/doc/mociba2022_resultados.pdf