/ María Elena Morera /
El sábado pasado, el Presidente celebró el 5to. aniversario de haber llegado al poder. Sin embargo, muchos se preguntan ¿qué celebró? contrario a su promesa de reducir un 50% los delitos, estos han aumentado, no solo en número sino en las formas mucho más violentas.
El mandatario no ha podido en estos cinco años cambiar su papel de opositor y candidato al de Jefe de Estado. Ha mantenido su estrategia propagandística, ha sido incapaz de rodearse de personas competentes para cumplir con las expectativas de paz que delineó en campaña y ha utilizado a las Fuerzas Armadas (FFAA) en un proyecto político militarista, no de seguridad.
Por ello colocó a un servidor como Alfonso Durazo que demostró su incapacidad para la seguridad pública y pasó la responsabilidad y los recursos económicos a las FFAA, en particular a la Secretaría de la Defensa. Les otorgó, además, muchas responsabilidades pertenecientes a la esfera civil y las llenó de recursos económicos para silenciarlos
En su proyecto político creó una Guardia Nacional (GN) militar (sin importar que en la Constitución diga que es civil) para desaparecer a la Policía Federal y evitar que en un futuro cercano la seguridad regrese a la esfera civil.
En el último informe del Observatorio de la Guardia Nacional y la Militarización (https://rb.gy/awqko) damos cuenta del engaño, la Guardia Nacional no sirve a la demanda de seguridad con la que millones de mexicanos soñaron y el fracaso por su ineficiencia está a la vista de todos.
En el documento señalamos que al regirse la GN por la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública está obligada a preparar a sus elementos como policías, pero 4 años después no es así. Gran parte de ellos no cuentan ni con el Curso de Capacitación Inicial, es decir, sus conocimientos son menores al de casi cualquier policía del país.
Igualmente, el despliegue operativo no está en función de la incidencia delictiva. Por ejemplo, al cierre de 2022 la Ciudad de México concentró a 20,605 guardias, hasta en el maltrecho Metro los veíamos. Sin embargo, en estados donde sí se requieren, como Zacatecas, solo contaban con 1420 elementos. Además de los militares en la SSPC la militarización avanza en estados y municipios. Catorce Secretarías de Seguridad Pública estatales están encabezadas por mandos militares y 1,237 miembros de las FFAA ocupan cargos de directores, administradores y personal operativo en corporaciones locales.
De igual manera, tomaron el control de muchas más instituciones civiles: manejan puertos, aeropuertos, aduanas e incluso el Tren Maya. Tienen también la titularidad de 17 oficinas del Instituto Nacional de Migración; de los Laboratorios Biológicos y Reactivos de México (Birmex); y de la dirección de Administración y Finanzas del ISSSTE, entre otras. Por si fuera poco, tienen voto en consejos que siempre fueron de corte académico y especializado como el Conacyt y el Consejo de Salubridad.
Por último, el presidente ha alentado las expresiones partidistas del Secretario de la Defensa y las amenazas de funcionarios militares. Como ejemplo, las declaraciones del
Gral. Rodríguez Bucio, cuando en una mañanera dijo tener una “lista negra” de jueces que supuestamente habían favorecido a delincuentes, esto no tiene precedente.
Respeto y valoro a las FFAA pero que la cúpula acepte negocios y funciones incumplibles en las actuales condiciones de ineptitud generalizada, los coloca en una ruta de colisión con otros poderes. El tiempo les demostrará que en ellos van a caer los reclamos por ser cómplices del engaño al pueblo.
(Colaboró Lorenza Hope)