Lía Limón García.
La candidatura de Félix Salgado al gobierno de Guerrero es deleznable e inadmisible, pues tiene por lo menos tres denuncias por violación y otras varias por acoso y abuso sexual. Ha habido manifestaciones afuera de la sede de Morena y de Palacio Nacional de mujeres de todos los ámbitos, al igual que un rechazo masivo en redes sociales. Incluso legisladoras y militantes de su propio partido han enviado cartas a su presidente, Mario Delgado, cuestionando esta designación. A pesar de ello, el presidente López Obrador y el dirigente de Morena han hecho oídos sordos y han preferido estar del lado del agresor que del lado correcto de la historia. Quienes hoy ostentan el poder, se revelan como actores que pretenden perpetuar un sistema opresor y patriarcal.
El colmo es que la secretaria general de ese partido, Citlalli Hernández, se preste a defender lo indefendible, a pesar de la evidencia y de los propios dichos de las víctimas. Hasta hoy, la candidatura de Félix Salgado sigue en pie y Morena, en lugar de llamar a cuentas a su candidato, se atrevió a revictimizar por lo menos a una de las víctimas, Basilia Castañeda, a quien citó a comparecer ante su comisión nacional de honestidad y justicia. Peor aún, Morena pidió a las denunciantes carearse con los abogados del agresor sin presencia de los suyos, un acto que pareciera ser más intimidatorio que otra cosa.
Para nosotras no es un tema de partidos, es una batalla por impedir que los casos de abuso y de violencia sigan siendo invisibles. Estamos hartas de esta violencia y de la omisión del Estado ante ella. Un hombre acusado del delito de violación no puede ser gobernador, porque un sistema que lo permite nos agrede a todas, es un sistema opresor que busca perpetuar el patriarcado. No tomarse en serio denuncias penales por este tipo de delitos debiera ser tan grave como permitir que un personaje acusado de narcotráfico u homicidio gobierne una entidad.
Una vez más, Morena y López Obrador minimizan e ignoran los reclamos de las mujeres. Así lo hicieron cuando decidieron cancelar el programa de estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras y miles de madres y responsables de estancias se manifestaron. Lo mismo sucedió hace un año con la marcha del 8 y el paro del 9 de marzo que el gobierno minimizó y calificó de golpeteo de los neoliberales. Jamás se conformó una mesa de diálogo para escuchar a las mujeres que tomaron la CNDH y, por el contrario, la jefa de gobierno de la CDMX salió a intimidar a una de las que participó en esta toma, calificándola de representar intereses empresariales. De igual forma, descalificaron la crítica a los recortes presupuestales a programas de mujeres e instancias encargadas de trabajar en la erradicación de la violencia contra la mujer y de atender la salud reproductiva.
Una y otra vez, Andrés Manuel se ha defendido diciendo que estos son ataques de la ultraderecha que busca desacreditar a su gobierno. El presidente no escucha, es un misógino con nulo interés por las mujeres y nuestros derechos que no entiende el movimiento feminista y no dimensiona su fuerza.
En este caso, el presidente y el dirigente de Morena, al ignorar el tema se hacen cómplices y hacen cómplice al Estado y a su partido de un presunto violador. Prefieren estar de su lado que del lado de las víctimas, de las mujeres y de la justicia. Una vez más exigimos: Presidente, rompa el pacto patriarcal.
Consultora y directora de LIMA Diversidad e Inclusión
@lialimon