*Corrupción, escasez de medicamentos, falta de médicos y enfermeras, lo más recurrente.
*Personal de salud, exigen revisión de instalaciones hospitalarias y de los estados financieros
/Nicolás Cruz Hernández/
Veracruz, Ver. 04 agosto 2021.- En los últimos meses, la pandemia del Covid 19 ha evidenciado aún más las deficiencias que se tienen en el sistema de salud en México, cómo escasez de medicinas, pésima atención, falta de médicos, enfermeras, las y los que laboran en diversos hospitales hacen un trabajo sobrehumano y exponen su vida para atender a la población.
En el discurso el gobierno de la cuarta transformación ha proclamado el éxito del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) sin embargo, la crisis en los servicios sanitarios no ha podido desaparecer e incluso se ha recrudecido. A pesar de que la actual administración federal ha tenido la intención de dar prioridad a la atención a la salud de la población, la corrupción se impone y carcome como un cáncer.
Lo anterior tiene herido de muerte al sistema de salud en Veracruz, que no ha podido ser encauzado en su mejora, debido a que en su estructura administrativa aún persisten deficiencias que van de la mano con acciones deshonestas y de corrupción que no permiten mejoras en la atención, denuncian derechohabientes y trabajadores de la salud.
Un ejemplo es el Hospital de Alta Especialidad de la ciudad y Puerto de Veracruz, que ha sido evidenciado y ha sorteado una serie de obstáculos debido a las deficiencias en el mantenimiento que pone a cientos de pacientes y personal médico, administrativo y auxiliar en riesgo.
Con un presupuesto anual de 23 millones de pesos para su operación, el hospital atraviesa una de sus peores crisis, advierten médicos y enfermeras, quienes señalan que los riesgos que se viven día a día podrían dentro de poco hacer que colapse el servicio.
La crisis en la falta de medicamentos oncológicos para menores con cáncer, las manifestaciones de madres y padres en la Ciudad de México, exhibió tan solo una parte de los problemas existentes, pero conforme pasan las semanas, estos se agudizan.
Los entrevistados consideran que se debe a la falta de personal que verdaderamente conozcan el manejo de un hospital, pues la actual administradora ha sido señalada de no atender las necesidades y sí para aprovechar las bondades de los servicios médicos, incluso, para usar las instalaciones en cirugías estéticas.
OMISIÓN ES CORRUPCIÓN
Para los interesados la razón de tanto descuido tiene que ver con quien maneja la administración hospitalaria, Claudia Isabel Aguilar Arauz, una funcionaria que entre otras fallas y carencia de perfil para el cargo que ostenta, ha sido denunciada por trabajadores por utilizar las instalaciones e insumos para practicarse al menos tres cirugías que aseguran fueron estéticas, aunque las hizo pasar por una cirugía mayor de columna.
Documentos demuestran que hubo compra de insumos con un valor de aproximadamente 130 mil pesos y la beneficiaria fue la administradora, quien también firmó las hojas para la adquisición de los insumos que en pacientes normales sería muy difícil que se los brindaran con la rapidez con las que se los entregaron a la funcionaria.
Los testimonios in situ indican que Claudia Isabel Aguilar ingresó a laborar en el Hospital de Alta Especialidad en 2019 y si bien tiene derecho de acceder a este tipo de servicios, los trabajadores de la salud aseguran que fue en condiciones ventajosas, pues a otros pacientes les han tardado hasta seis meses en practicarles una cirugía por no contar con este tipo de insumos, adquirido con subsidio estatal, que para la administradora fueron casi inmediatos, con el apoyo del director, Avelino Guardado, del jefe de adquisiciones, Joel López Arellano y la jefa de recursos materiales Nelyda Soriano, quienes firmaron las autorizaciones para la adquisición.
Manifestaron que independientemente de sus cirugías, “que ahora la hacen ver distinta”, lo que en el fondo observan es la falta de atención a las necesidades, el riesgo de trabajo para todo el personal que la propia Claudia Isabel Aguilar ha omitido y un cuestionable manejo de los recursos que incluso en temas mínimos, como una fuga de agua en los baños de los cirujanos, no permite tener una mejor atención para los pacientes.
“Somos la imagen de la institución, no podemos decir que de un plumazo arreglaremos todas las deficiencias, pero al menos poder responder a los pacientes y sus familiares sería un avance que incluso le vendría mejor a la actual administración, tanto estatal como federal”, advirtieron.
Los trabajadores de la salud no sólo piden una revisión general de las instalaciones hospitalarias y reparaciones urgentes, también exigen una revisión de los estados financieros, de los inventarios en farmacias para que no vuelva a suceder la “pérdida” de medicinas oncológicas destinadas para los niños, que presuntamente debieron llegar el pasado 24 de junio y que hasta el momento no han podido explicar a las madres de los pequeños pacientes oncológicos dónde quedaron.
Y los cuestionamientos también recaen en la administradora.
El interior del centro hospitalario, en donde si bien es evidente el esfuerzo para dar fortaleza al sistema de salud veracruzano, con una alta demanda, no se advierte el interés de la administración por resolver los temas que ponen en riesgo la seguridad personal.
Este hospital, dada la distancia y tiempo de acceso por vía rápida con la planta Nucleoeléctrica de Laguna Verde, se ha considerado desde los inicios del Plan de Emergencia Radiológica Externa (por sus siglas P.E. R. E) como uno de los hospitales para la atención de irradiados o contaminados por energía nuclear, por lo cual debe contar con accesos al interior de espacios dedicados a la estabilización y descontaminación de estos pacientes.
Sin embargo, actualmente el sistema Hospital Seguro tampoco ha hecho las observaciones pertinentes para dar la continuidad por ser parte del programa de emergencia.
Áreas sin salida de emergencia, filtraciones de humedad por el sistema de aire acondicionado que no funciona en todas las salas, en una región del estado donde las temperaturas en verano llegan a superar los 39 grados centígrados, son parte de lo que en este momento viven en uno de los hospitales que, de lograr su recuperación, podría tener un desempeño como el que ambiciona la federación: como el de un país europeo.
RIESGO DIARIO
Son las 4 de la tarde, el calor en el puerto de Veracruz alcanza los 35 grados centígrados, en el área de los quirófanos, hay cubetas que ponen al descubierto los escurrimientos que hay tanto en el área de preparación como en la sala de operaciones. Las luces parpadeaban. “Las lámparas están llenas de agua”.
Los plafones se han vencido poco a poco. “Sólo escuchamos cómo caen y tenemos miedo que, en una de esas caiga sobre alguno de nosotros”, explicaron.
Un largo pasillo que nos explican que es el que conecta al área de hospitalización con los quirófanos, presenta no sólo daños en los techos por donde pasan los ductos del aire acondicionado, sino en paredes que se han carcomido.
Tuberías enmohecidas por el salitre en la parte exterior también dan cuenta de las deficiencias que no han podido ser reparadas.
Las fallas entonces repercuten en el servicio: las filtraciones de agua han obligado a suspender cirugías: “Hay quirófanos en donde los climas sólo funcionan al 40 por ciento, por eso no habíamos podido operar”, mencionan.
En un cambio de marcapasos, en cardiología, el calor en el interior era insoportable. Los quirófanos de la Torre Pediátrica tampoco tienen suficiente aire frío debido a que los conductos ya presentan fugas.
El área de recuperación está a punto de colapsar. Una parte ya se vino abajo, “causa ansiedad cuando pasan los pacientes, tenemos miedo de que caiga sobre nosotros algún pedazo” y sólo hay un pasillo estrecho. La puerta alterna que comunicaba al pasillo de salida fue clausurado, riesgo doble.
En el lugar aprovecharon para explicar que además tienen falta de camilleros por las tardes, pero no por falta de personal, sino de distribución. En la mañana sobran, en la tarde hay días en que sólo hay dos y el propio personal médico ha tenido que cargar a los pacientes y ya hubo una enfermera lastimada. “El problema es la falta de conocimiento de cómo distribuir al personal, las cargas de trabajo”, observaron.
“Hemos llegado al extremo de negarnos a mover a los pacientes, pero a veces con tal de que se hagan las cirugías, pues lo hacemos”, explicaron.
El viernes 16 de julio, había una lista de espera de 57 pacientes acumulados de 9 días; en parte era por la falta de espacios en quirófano y en otras por la falta de insumos, que no son suficientes.
“No siempre contamos con material. Hay veces en los que nos dicen que no hay material disponible o el material que pedimos no es de la calidad que queremos. O luego pasa mucho que nos dicen que vamos a ocupar el perforador y nos atrasa la esterilización”.
En fila no sólo hay adultos en espera, también había siete niños que esperaban cirugía y no había capacidad para recibir más pacientes. “Les hemos tenido que decir que se den una vuelta, hasta que haya camas”.
Por un lado, los escurrimientos han cubierto el piso de agua, lo que pone en riesgo de una caída a los médicos y enfermeras, por otro el clima, que no les permite trabajar al 100 por ciento en cirugías y aunado a estos problemas está el mantenimiento de plomería, hay baños que presentan fugas y el área encargada les responde que “no hay recursos para comprar los tubos que hacen falta para poder repararlos” ya es una respuesta recurrente y en diferentes áreas.