Por Yazmín Alessandrini
A diario nos encontramos, por todas partes, a infinidad de gente negativa, cuyos sentimientos, actitudes y acciones lastiman profunda e irremediablemente a aquellos con los que conviven. Se trata de personas severamente lastimadas y traumatizadas hasta la última fibra de su ser la consagran para hacer daño y envenenar a diestra y siniestra. Están negados a generar empatía alguna hacia los demás y el leitmotiv de su cotidianeidad es encontrar el momento más inoportuno para soltar su veneno y provocar problemas de todo tipo. Así, me estoy refiriendo a los cizañosos.
Pero, por principio de cuentas, ¿los cizañosos nacen o se hacen? Ciertamente se hacen. Son producto de su entorno, de las vivencias, de la frustración, del rechazo, de la envidia y del resentimiento. Son personas que viven permanentemente inconformes con el hecho de que aquellos que los rodean sean hombres o mujeres felices, exitosos o con suerte. Eso les detona su coraje a grado tal que todo el tiempo están recurriendo a los chismes y a estar amarrando navajas para provocar dificultades.
En algunos lugares a los cizañosos se les conoce como “personas de mala entraña” o “lobos vestidos con piel de oveja” porque disfrazan sus oscuras intenciones con una fachada de falsa amistad o interés. Verdaderamente se esfuerzan para ganarse la confianza de aquellos a los que desean perjudicar y una vez que logran hacerse pasar por inofensivos comienzan su labor destructiva.
Son adictos a los malos entendidos, a las disputas y a las enemistades. Saben valerse de su muy buena comunicación para enfrentar a las personas y una vez que estallaron los conflictos ponen cara de yo no fui o se hacen los desentendidos de todo el caos que generan. Por eso siempre es muy importante que estemos alertas del tipo de personas que permitimos se ubiquen en nuestro primer círculo de afectos.
Como muchos sabemos, la cizaña es una planta (espiga) que cuando surge echa a perder los sembradíos, pues despide una sustancia tóxica y al crecer de forma espontánea en las parcelas se vuelve muy difícil de extirpar. Por eso los agricultores tienen que destinar un buen tiempo de su día para vigilar que ésta no surja, crezca y dañe su patrimonio. Esa analogía encaja a la perfección con nosotros, los seres humanos.
Los cizañosos son especialistas en enfrentar a las personas. Las manipulan a su antojo y las engañan. Se acercan sigilosamente a quienes quieren afectar (a ambas partes involucradas) y fingen ser sus amigos y que se preocupan seriamente por ellos. Obviamente inventan rumores de ambas partes con las que tienen contacto social frecuente; inventan chismes, los esparcen, se presentan incluso como conciliadores y una vez que explota la bomba se hacen a un lado e incluso desaparecen.
Así que ten mucho cuidado con ellos, porque por lo general los cizañosos buscan una sola cosa: Dañar, perjudicar y estropear todo lo que está su alrededor con el único fin de sobrevivir , y para conseguirlo se van a construir una imagen de amabilidad y solidaridad, pero… ¡nada que ver!
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