La Familia en agonía.

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado.

La familia es el primer espacio en el marco del cual las niñas y los niños comenzarán a adquirir una identidad, no hay otro lugar para que ellos aprendan los modos para vivir en paz con las demás personas y para afrontar las diferencias que necesariamente surgirán a lo largo del camino de la vida.

La influencia que tienen los padres o quienes tienen la responsabilidad de las y los menores en su educación, puede ser para bien, aunque en ocasiones para mal. Una niña o niño que no ha sido crecido en una familia afectuosa y armoniosa difícilmente puede desenvolverse bien después en el mundo de los adultos.

Desafortunadamente, por motivos diversos no todos los menores de edad cuentan con una familia que los acompañe en sus primeros años de vida, lo cual incide en su formación de personalidad, hábitos y costumbres.

Así, la familia es el todo del desarrollo del Ser Humano.
Al respecto nos surge una pregunta: ¿Acaso nosotros los adultos estamos comprometidos y somos responsables con el papel que nos toca desempeñar como miembros de una familia, formando niñas y niños con principios éticos y morales suficientemente fuertes para que sean mujeres y hombres que sumen para bien en la sociedad?, la respuesta en nuestro concepto es NO.

En contexto filosófico, la ética y la moral tienen diferentes significados. La ética está relacionada con el estudio fundamentado de los valores morales que guían el comportamiento humano en la sociedad, en tanto que la moral son las costumbres, normas, tabúes y convenios establecidos por cada sociedad, aquí incluimos los estereotipos de conducta por haber nacido mujer u hombre.

La dinámica del núcleo familiar ha cambiado, en el caso de una pareja que convive bajo el mismo techo, ahora, tanto la mujer como el hombre salen a trabajar fuera del hogar, lo que conlleva a que en ausencia de los padres en el horario laboral, la educación de los menores quede a cargo de personas que si bien contratadas para ese efecto, no siempre cumplen cabalmente su encomienda.

Así también, en la actualidad un gran porcentaje asume la responsabilidad de ser madres o padres solteros, por decisión propia o a consecuencia de una separación conyugal, y en éste último supuesto, mayoritariamente ocasiona trastornos emocionales a los menores con motivo de pleitos legales por su custodia, entre otros.

Sin mencionar, la gran cantidad de niñas y niños que se encuentran en el desamparo total, sin tener a nadie a quien recurrir, que se encuentran en estado de calle o en instituciones públicas encargadas de acogerlos hasta en tanto cumplan su mayoría de edad, lo cual se debe analizar detalladamente en otra emisión.

La familia como núcleo de la sociedad se encuentra en agonía, día a día amanecemos con noticias que nos perturban, nuestra sociedad está siendo violentada. El avance tecnológico de los medios de comunicación ha permitido que se visibilice la violencia que se ejerce contra las mujeres y los hombres en todos los aspectos, en la comisión de feminicidios, acoso sexual en los centros educativos, en los centros de trabajo, en la calle, en el comportamiento iracundo entre los hombres con consecuencias graves, en el bulling escolar, crímenes de odio, por mencionar algunos.

Lo cierto es que, la responsabilidad de esta situación de violencia social, es de una sociedad indiferente, dejando la formación de los hijos e hijas a los centros escolares, -quienes solo educan académicamente e instruyen en la obtención de conocimientos en las ciencias- y se desatiende la educación en el hogar.
La responsabilidad de la violencia social, es de una sociedad incongruente que critica las manifestaciones públicas de grupos vulnerables que aclaman por una vida en paz y tranquilidad y el respeto de sus derechos humanos.

¿Exigimos erradicar la violencia social? Entonces, eduquemos sin discriminación, sin estereotipos de género, sin odios, sin distinciones sociales y económicas, caminemos del discurso a los hechos.

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