** Tu columna feminista .
/ Marisol Calva /
La agenda feminista ha permeado en la agenda pública, temas de los que antes no se hablaba, o se hablaba poco, hoy son más comunes, como la participación de las mujeres en la vida pública, los derechos sexuales y reproductivos, la no normalización de la violencia machista, la necesidad de un sistema de cuidados y el combate a los estereotipos de género.
Las mujeres, junto con otras voces aliadas, como las de la comunidad LGBTQI+ han tomado las calles y muchos espacios para exigir condiciones dignas de vida y el combate a todas las formas de violencia. Sin embargo, aunque ha habido enormes logros, y las marchas de marzo motivan y comprometen, lo cierto es que las mujeres regresan a sus casas, escuelas, centros de trabajo, en general a sus vidas cotidianas, a seguir enfrentando el machismo, la misoginia, la ginopia y muchas discriminaciones más por el simple hecho de ser mujeres.
¿Por parte de quién? De quienes se han beneficiado por años de un sistema patriarcal que distribuye de manera desigual el poder, los derechos, las responsabilidades y todo cuanto acontece en él, y me refiero a los hombres, específicamente a aquellos hombres que han crecido bajo una educación machista anclada a las masculinidades hegemónicas.
¿Qué son las masculinidades hegemónicas? Son aquellos roles, estereotipos, comportamientos y características que dictan cómo debe lucir, actuar y pensar un “hombre” bajo un esquema patriarcal, es decir: que no llore, que sea fuerte, que resuelva los problemas con violencia y a golpes si es necesario, porque solo así valida y confirma su papel de macho alfa, que se deje llevar por sus “bajos instintos” aunque eso implique violentar a otros, ya que está conectado con su instinto animal por “ser hombre”, que no respete a las mujeres porque las vea como entes secundarios que deben servirle, ya sea como madres-esposas, o como objetos sexuales, que no sea responsable afectivamente con su pareja y sea infiel de manera constante porque solo así confirma su hombría, que cumpla con su rol de proveedor pero no de cuidador, es decir, que dé el dinero pero no se comprometa con el cuidado y la educación de sus hijos, o peor aún, y en miles de casos en México, que los abandone porque socialmente, eso no está mal visto porque “así son los hombres”.
Todos esas conductas y pensamientos discriminatorios, machistas y violentos han sido el modelo educativo de los hombres por generaciones en México. Cada vez más mujeres nos involucramos en la lucha por la igualdad y la no discriminación de género, pero, ¿cómo afecta que los hombres no tomen conciencia de la responsabilidad que tienen para construir un cambio social con igualdad en el país? Nosotras podemos hacer conferencias, talleres, platicas, marchas y mil actividades más, llenas de valor, y significado, pero necesitamos que la otra mitad de la población se involucre, que de organicen, que reflexionen, cuestionen, y confronten. El sistema patriarcal y el machismo le hace mucho daño a las mujeres siendo sus principales víctimas, pero también afecta a los hombres, sobre todo a aquellos que no se ciñen a las masculinidades hegemónicas, a la comunidad de la diversidad sexual, y hasta las infancias.
Necesitamos que los hombres tomen conciencia y actúen en consecuencia, quizá solo así, la brecha de desigualdad que ONU Mujeres dice que se tardará 300 años en cerrar, pueda reducirse y a nuestras nietas y nietos, les toque vivir en un mundo menos desigual.