La rabia de Laura .

/ Guadalupe Loaeza /

“Me genera impotencia, rabia y dolor ver cómo aumenta la magnitud de la tragedia. En estos 15 años, en mi país han asesinado a más de 350,000 personas y desaparecido a más de 88,000”, leía conmovida su discurso la periodista mexicana Laura Castellanos al recibir el prestigiado premio Maria Moors Cabot que otorga la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia de Nueva York, que administra también el Premio Pulitzer. El Moors Cabot es el premio internacional de periodismo más antiguo del mundo que reconoce la trayectoria de periodistas en América.

Conocí a Laura cuando era una estudiante universitaria inquieta con su melena llena de bucles toda esponjada y al aire, escribiendo sobre mujeres mazahuas. Desde entonces hemos estado en contacto y la he visto crecer como autora de seis libros, entre estos México Armado, traducido al francés, y Corte de caja. Entrevista con el Subcomandante Marcos, traducido al alemán e italiano. La última vez que la vi fue durante la pandemia, en esa ocasión, me trajo pan dulce: picones, polvorones y conchas. Me platicaba, con su voz tan melodiosa, de sus proyectos con tanto entusiasmo, que me dije que la quería adoptar. Siempre me he sentido muy orgullosa de ella, y ahora más que nunca con este espléndido premio.

Laura, que es articulista del Washington Post en español, siempre ha sido una periodista crítica, sin importar qué gobierno esté en el poder. Ha puesto foco en la violencia de Estado, por eso no me sorprendió que en su discurso de aceptación del premio en la Universidad de Columbia responsabilizara a la militarización de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador de provocar una crisis humanitaria.

¿Pero la militarización de López Obrador solo continúa o agrava la de sus antecesores? Le pregunté ayer por teléfono, mientras caminaba por las calles de Nueva York, donde fue a recibir el premio. “La profundiza, como dije en mi discurso, porque ha hecho del Ejército una potencia económica sin candados de fiscalización, en labores tan diversas como la construcción de megaproyectos, y que legalmente estará en las calles hasta 2028”.

Ella observó que en el periodo de 15 años de militarización del país fue cuando aumentaron los asesinatos de periodistas, 156 del año 2000 al 2022 según Artículo 19. Por eso Laura, en 2018, cofundó la colectiva Reporteras en Guardia, que construye un memorial digital (http://mataranadie.com) con los perfiles de periodistas víctimas para mantener viva su memoria y exigir justicia.

La Universidad de Columbia distinguió a Laura, entre otras cosas, por cofundar Reporteras en Guardia, integrado por un centenar de mujeres reporteras del interior del país que laboran en condiciones precarizadas, algunas en municipios pequeños.

¿Por qué le pusiste “Matar a Nadie” a ese memorial? “Porque en México matar a periodistas es como matar a nadie”, me dijo. Ahora éste reúne 76 perfiles que han sido realizados bajo tres parámetros: buscar hablar con familiares y personas que conocieron a las víctimas, investigar a través de las fiscalías locales en qué estatus estaba la investigación de los crímenes y evitar reproducir una narrativa de la narcoviolencia.

Lamentablemente Laura piensa que el recrudecimiento de la militarización por parte de este gobierno es “la crónica de una hecatombe anunciada”, que generará más violencia, asesinatos, desapariciones y aumentará el saldo del gremio periodístico. Pero ella pone su apuesta en las nuevas generaciones y en las mujeres reporteras. Dijo en Nueva York que “las reporteras mexicanas han estado en la primera línea de cobertura y han revelado los casos más graves de violaciones a derechos humanos y corrupción durante la actual crisis humanitaria”. Es cierto, Laura misma fue reconocida con el premio Maria Moors Cabot por su investigación de la masacre de Apatzingán de 2015 en la que policías federales ejecutaron al menos a 16 civiles.

La última vez que vi a Laura, me trajo su libro La Marcha del Terremoto Feminista. Historia del patriarcado en México. Estaba esperanzada con la cuarta ola feminista. Hoy, sin embargo, dijo en su discurso que desafortunadamente, “en los años que vienen, el gremio periodístico contará más historias de violencia y dolor”. Así mismo recordó en su discurso interrumpido varias veces por los aplausos, que: “Hace once años, el periodista Javier Valdez dijo aquí en Nueva York que un premio internacional como este es un faro al otro lado de la tormenta y una bahía segura más allá de la tempestad. Hoy, cinco años después de que Javier fue brutalmente asesinado en México, les digo: los abrazos colectivos y el reconocimiento a nuestro trabajo siguen siendo uno de los pocos alicientes para navegar en la tormenta”.

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