*Cada madre puede atravesar por procesos de resignificación ante la muerte de sus hijas para darle un nuevo sentido a la vida.
/Josette Vidal Miranda/ Cimac Noticias/
27/05/2022/ Ciudad de México.- La muerte violenta de una mujer no representa solo una cifra, es la pérdida de una vida que deja un vacío en la sociedad y particularmente en la familia de la víctima.
En el marco de los “Miércoles de Charla” del Grupo de Estudios Sobre la Mujer “Rosarios Castellanos” (GESMujer), organización civil enfocada en el trabajo en favor de las mujeres en el estado de Oaxaca, se realizó la plática “Las madres que lloran a sus hijas. Duelo por feminicidio”, donde se abordó la importancia de reconocer que las madres de las mujeres asesinadas se convierten en las otras víctimas, a la vez que su duelo es un proceso único, irrepetible y válido en cualquiera de sus expresiones.
La charla contó con la participación de la psicóloga Flor Robles López y la psicóloga especialista en Tanatología, Laura Cortés. Flor Robles enfatizó la relevancia del acompañamiento tanatológico con perspectiva de género a partir de los duelos por feminicidio, pues las características propias de este delito y las significaciones alrededor del dolor y el contexto impactan de forma particular a las y los familiares de las víctimas, quienes son víctimas indirectas de los asesinatos.
Las especialistas señalaron que cada duelo es único e irrepetible, ya que diferentes factores como el contexto y las características del entorno alrededor del feminicidio determinan cómo responderán y atravesarán la situación las familias de las víctimas. Laura Cortés afirmó que, si bien la sociedad también espera una reacción particular ante los asesinatos de mujeres, cada etapa tiene un mecanismo de enfrentamiento distinto que nunca será universal, por lo cual no hay un modelo único de vivir el duelo.
De acuerdo con la tanatóloga, muchas víctimas indirectas de feminicidio, en particular las madres, utilizan mecanismos de enfrentamiento como la ira y es necesario reconocer que son completamente válidos. Cada madre puede atravesar por procesos de resignificación ante la muerte de sus hijas para darle un nuevo sentido a la vida, aun con la ausencia de las mujeres asesinadas; por ello es importante acompañar y respetar sus duelos de manera empática y responsable.
En este sentido, las especialistas recordaron las declaraciones de Elideth Yesenia Zamudio en 2020, madre de María de Jesús Jaimes Zamudio, estudiante del Instituto Politécnico Nacional (IPN) que fue víctima de feminicidio en 2016:
“Y si me ven de negro y soy muy radical, y si quemo y rompo y hago un pinche ‘despadre’ en esta ciudad, ¿cuál es su pinche problema? ¡A mí me mataron a mi hija! (…) Yo soy una madre que me mataron a mi hija, y sí soy una madre empoderada y feminista, y estoy que me carga la chingada. Tengo todo el derecho a quemar y a romper, no le voy a pedir permiso a nadie porque yo estoy rompiendo por mi hija”.
Elideth Yesenia Zamudio
Las psicólogas indicaron que el feminicidio no solo es un tipo más de muerte violenta, sino que engloba muchas muertes a la vez: físicas, simbólicas, sociales y políticas, todas violentas e impuestas sobre una mujer. Ante esto, las madres de las víctimas no solo se ven forzadas a enfrentar la muerte traumática de su familiar, sino que deben aprender sobre derecho, temas de género y Derechos Humanos para acceder a la justicia.
A esto se suma que en la actualidad los casos de feminicidio suelen ser públicos, lo que conlleva la revictimización mediática de las mujeres asesinadas e incluso de sus familia, por lo que Flor Robles concluyó que se necesitan medios de comunicación que rescaten la memoria de las víctimas, en vez de concentrarse en compartir los detalles de las muertes y exaltar las virtudes de los victimarios.