**Alerta de spoiler
/Por Marisol Escárcega /
Hace una semana terminé de ver Merlina (Wednesday), sin duda es una serie cargada de personajes sostenidos por mujeres diversas. Me parece que ése es, en parte, su éxito.
De inmediato, en redes sociales se leían cientos de comentarios a favor y en contra, algunos eran en torno a la trama, sin embargo, lo que llamó mi atención fue el hate que había en contra del personaje principal, Merlina, pues los comentarios sarcásticos, en su mayoría de hombres, decían que ahora las mujeres se sentirían identificadas con ella y saldrían con el clásico que “eran únicas y diferentes”.
Me pregunto si los referentes femeninos deben pasar por la aprobación masculina, ya que uno de los posts señalaba que, en vez de querer ser como las mamás, aspiraban a ser “mujeres independientes, que sólo quieren divertirse”.
Esto me recuerda a las opiniones que, en su momento, hicieron sobre personajes de mujeres diversamente empoderadas de otras series, como el de Cristina Yang (Sandra Oh) de Anatomía según Grey, la médica cardiotorácica que siempre se eligió por encima de cualquier relación y que no quería hij@s o, qué tal el de Olivia Benson (Mariska Hargitay) de La Ley y el Orden: UVE, tan criticada por no tener pareja y ser jefa de una unidad policiaca en NYC.
¿Han notado que los personajes de mujeres empoderadas son duramente enjuiciados?, critican la libertad con la que se desenvuelven, cuestionan sus puestos de trabajo y las decisiones que toman en su vida personal, y si les sucede algo negativo, “pues se lo buscaron”.
Merlina no escapó de ese juicio y su personaje fue calificado como una mujer sin sentimientos. En FB, un chico indicó que, a diferencia de personajes como Tony Stark, Batman, Superman o Spiderman, Merlina sólo era una adolescente que no le ofrecía nada al mundo, ¿se dan cuenta?
Pareciera que los únicos y originales sólo son los personajes masculinos, que solamente de ellos deberíamos inspirarnos. No concuerdo, creo que, justamente en el universo de Merlina hay mujeres diversas, todas complejas, fuertes (a su manera) que aprendieron a brillar sin opacar a las demás, y que de mil formas le muestran a las mujeres que eso de que “la peor enemiga de una mujer es otra” es mentira. No tenemos que ser amigas, porque también se romantiza que todas nos tenemos que caer bien y no es así, pero eso no debe impedirnos para luchar juntas.
Otro aspecto que destacó de Merlina es que se liberó de la carga que sentía por la grandeza de su madre, entendió que debía forjar su propio destino y que no tenía por qué seguir sus pasos. Me pregunto ¿cuántas hijas sienten que no son o, que no han hecho ni la mitad de lo que sus madres? Ouch. Asimismo, comprendió que la ternura es revolucionaria, subversiva y valiente, y que no tiene nada que ver con un carácter débil, dócil o vulnerable.
El personaje que interpreta Gwendoline Christie derrumba estereotipos sobre las mujeres con cuerpos grandes y fuertes. La misma actriz confesó que, a diferencia de Juego de Tronos, fue la primera vez que se sintió hermosa.
Por otro lado, no me sorprendió que el chico amable, “normal” y encantador del pueblo, también pretendiente de Merlina, resultara ser el villano, literalmente, un monstruo, ¿les parece familiar? (ocho de cada 10 mujeres son asesinadas por sus parejas).
Por cierto, la escena donde Morticia le recrimina al alcalde que él no tiene idea de lo que se siente denunciar a tu agresor y que nadie te crea, qué sentido me hizo, cualquier parecido con la realidad…
En fin, espero que, en lo sucesivo, haya más series donde los personajes sean mujeres y mujeres diversas, pero, espero aún más, que llegue el día en que no se realicen estos proyectos, porque el tema “está de moda” o “porque es lo políticamente correcto”. Las críticas machistas siempre estarán, pero creo que es de suma importancia que este tipo de series sigan, ya que nos ayudan a formar un nuevo discurso del que pueden aprender e inspirarse las generaciones de mujeres que vienen.
