Movimiento municipalista feminista, una propuesta para transformar el modelo de toma de decisiones

* La sacudida que experimenta el mundo a causa de la pandemia de COVID-19 ha cambiado muchos parámetros y puntos de vista, y ha hecho más evidente que nunca la forma desproporcionada en que las emergencias golpean a las mujeres, quienes soportan la carga de cuidar a los demás sean estos enfermos, niños, ancianos o personas vulnerables. Miembros o no de la familia, las personas que necesitan ayuda se apoyan casi en un su totalidad en las mujeres y niñas.

 

 

Este impacto, aunado al incremento de la violencia de género frente a las medidas de confinamiento y de restricciones de movimiento, y la relevancia de las respuestas sensibles al género, son temas ineludibles en la búsqueda de la igualdad y la justicia.

La recuperación económica y social de la crisis del COVID-19 requiere una reflexión sobre la forma de organización de las ciudades y territorios para transformar los modelos existentes hacia una economía feminista y de cuidados, que aliente economías centradas en la sostenibilidad de la vida.

Para impulsar ese cambio, se debe rediseñar la forma en que se toman las decisiones, partiendo por los gobiernos locales, argumenta la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), que aboga por un “municipalismo feminista”, un movimiento que no se refiere sólo a las mujeres, sino que busca generar y consolidar sociedades locales más democráticas y libres de estereotipos.

Ciudades y Gobiernos Locales Unidos participa en el Foro Generación Igualdad, convocado por ONU Mujeres y coauspiciado por los gobiernos de México y Francia, que tiene lugar del 29 al 31 de marzo en la Ciudad de México.

Noticias ONU conversó con Emilia Saiz Carrancedo, secretaria general de CGLU, una red global de ciudades y gobiernos locales, regionales y metropolitanos comprometida con representar, defender y amplificar las voces de los gobiernos locales y regionales para no dejar a nadie ni a ningún lugar atrás, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿Qué es y qué objetivo tiene la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos?

La CGLU es una organización mundial que tiene sus orígenes en 1913, está afincada en España y su cobertura es global con alrededor de 250,000 miembros de casi todos los países.

Intentamos amplificar las voces de los miembros, mostrarles caminos nuevos para solucionar problemas que los afectan localmente pero que son de magnitud global, les damos una voz en las mesas globales y facilitamos el aprendizaje entre ellos.

La cuestión de igualdad, el empoderamiento de las mujeres y su participación en la toma de decisiones a nivel local es un punto de gran activismo desde hace muchos años.

UCLG-CGLU
Retiro y Campus Anual 2021 de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos.

¿Cuándo empezaron a trabajar con temas de género?

No ha habido un momento en el que la organización no haya tocado este tema. Un momento importante fue en 1997, cuando la organización produjo una declaración mundial sobre las mujeres en la toma de decisión local en la que no nos enfocamos sólo en la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, sino específicamente en que haya más mujeres en la toma de decisión local. Eso marca un antes y un después en la agenda de inclusividad política de la organización.

Ustedes proponen un movimiento municipalista feminista. ¿Nos puede explicar en qué consiste?

Históricamente hemos considerado que la igualdad es un pilar importantísimo para la evolución de nuestras sociedades, las sociedades justas e inclusivas. Creemos que el municipalismo debe ser una forma diferente de hacer política, y esa forma se identifica mucho con el feminismo porque ambos son movimientos que intentan transformar modelos y en esa transformación de modelos es donde creemos que el municipalismo y el feminismo van de la mano: ambos ponen la agenda de los cuidados en el centro de la agenda política y de la transformación, por eso las lideresas locales que participan en DGCLU, así como los líderes, hombres y mujeres, están fomentando la idea de transformar la forma en que tomamos decisiones en la política y verlo con una perspectiva de empatía, de acercamiento personal, de proximidad, de cuidar al que nos cuida, de fomentar las ciudades paz.

Esto está tomando una fuerza importante en este contexto internacional pandémico en el que todavía nos encontramos, donde nos hemos dado cuenta de que no sólo lo público es extremadamente importante para cuidarnos y para salir de esta crisis. También nos ha hecho replantearnos qué es lo esencial, qué tenemos que pagar más, nos hemos dado cuenta de que algunos de los quehaceres para construir nuestras sociedades son los que peor pagados están, de hecho, hay una gran parte del trabajo de las mujeres de todo el mundo que no es remunerado. Ya no vamos a hablar de la diferencia de ingresos entre mujeres y hombres que hacen el mismo trabajo, hay una gran parte del trabajo de cuidados que no está reconocido. Poner ese tipo de visión en el corazón de los municipios, de los ayuntamientos de todo el mundo, redefinir los servicios públicos locales, poner la empatía en el centro, mirar el transporte y el trabajo con ojos de mujer, de niñas y de niños, creemos que es lo que constituye ese municipalismo feminista que nos va a empoderar a hombres y a mujeres por igual.

 

En la apertura del Foro Generación Igualdad, el Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo que la pandemia ha destruido la vida de millones de mujeres. ¿Cómo se pueden reconstruir esas vidas, qué papel tienen las ciudades en esa reconstrucción?

La pandemia ha golpeado y destrozado la vida de hombres y mujeres, pero es cierto que la forma en que ha tocado a las mujeres es más intensa y, sobre todo, diferente. Creo que no hay una sola esfera de gobierno que pueda solucionar ese problemas, pero creemos que los gobiernos locales, las ciudades en particular, pueden jugar un papel muy importante, que los servicios básicos que están a cargo de las ciudades, de los gobiernos locales, son los que transforman la vida cotidiana de las mujeres.

Tener una casa a dónde ir, una casa segura, ese ha sido un problema muy grande durante la pandemia porque el incremento de la violencia de género ha sido tremendo, da igual en qué parte del planeta, es decir, dar más acceso a la vivienda segura es una cuestión que muchos municipios están cuidando, están organizando casas refugio. Dar servicio de transporte seguro, es algo que también garantizan los municipios. El cuidado sanitario básico con perspectiva de mujer, con protección de malos tratos, pero también de enfermedades o situaciones físicas que son muy específicas y que no se pueden cubrir: hay muchísimas mujeres alrededor del mundo que no pueden pagar una higiene mensual básica. Todo este tipo de servicio sólo se puede facilitar si se conoce bien la situación, si se conoce a los vecinos, si se hace un mapeo adecuado y si los diferentes niveles de gobierno colaboran.

Los gobiernos locales juegan un papel importantísimo en la identificación de las necesidades básicas, en el mapeo de la situación real. Ayudar a las mujeres a que los niños tengan cuidados y darles a ellas el espacio para que puedan trabajar o descansar y que no sean cuidadoras el cien por ciento de su tiempo es imposible. Hay cuestiones que desafortunadamente no son competencia de los gobiernos locales y regionales, pero sí son su incumbencia. La protección, el velar por las necesidades de las mujeres es un papel que los municipios pueden hacer y transmitir a las otras esferas de gobierno y pueden cambiar las vidas de las mujeres con gestos pequeños de consecuencias muy grandes.

¿Cree que los gobiernos, en este caso los municipales, se estén sensibilizando frente a las necesidades específicas de las mujeres? La abrumadora mayoría de gobernantes a todos niveles son hombres, ¿cree que existe esta sensibilización y que es lo suficientemente fuerte como para lograr un cambio real?

En CGLU hay 250.000 miembros ciudades y gobiernos locales, no creo que todos sean feministas, pero sí creo, primero, que desde el municipalismo se están haciendo grandes esfuerzos por cambiar mentalidades, por traer servicios nuevos y por cambiar comportamientos y narrativas. El segundo factor es algo que nos duele y no acabamos de comprender, pero es cierto: si bien las cabezas municipales no son mujeres en su mayoría, sí hay equipos municipales con mujeres en muchos de los trabajos y se está haciendo un gran esfuerzo para la transformación. Y la tercera cuestión es que el movimiento feminista global, municipalista o no, está reivindicando como suyos esos derechos, identificando los cambios que necesita e influenciando a hombres y mujeres en puestos de decisión.

La transformación está aquí, es imparable. Esta es la generación de la igualdad, es indudable que tenemos que hacer un esfuerzo mayor, por supuesto tenemos que concienciar a muchos, tenemos que cambiar cómo educamos a nuestros hijos e hijas. Pero creo que la transformación ha llegado.

Un último punto muy importante es que el municipalismo feminista ha de ser un municipalismo que también reconozca a algunos grupos que ahora están muy relegados por su orientación sexual. El municipalismo feminista y la generación igualdad no son sólo una cuestión de igualdad para el hombre y la mujer, sino para todas, todes y todos.

Acuérdense: esto es sólo el principio de la gran transformación, no vamos a pedir permiso.

¿Qué esperan del Foro Generación Igualdad?

Es muy importante el paso que se está dando con el foro de mujeres indígenas, de líderes locales. Creo que vamos a reforzar alianzas que antes no teníamos y nos hemos de quitar el miedo sobre el hecho de que quizás ya no es cuestión de números, aunque no hayamos logrado el 50-50 todavía, eso ya no nos sirve, queremos, además, transformar el modelo.