POLITICAS DE SALUD DE LA 4T, EN CAPILLA

**Miscelánea, salud y política. 

/ Judith Álamo López /

Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto: Georg Christph Lichtenberg

La errática conducción de políticas públicas por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se puede constatar con los resultados alcanzados en el sector salud durante la pandemia y el corolario que encierra la determinación presidencial de contratar a 500 médicos cubanos para, supuestamente, reforzar la atención médica especializada requerida en zonas marginadas con estos carísimos y no certificados profesionales de la salud.

Esta medida evidencia el desconocimiento presidencial sobre la existencia de médicos desempleados desde hace décadas en nuestro país  –incluídos especialistas– por falta de plazas en el sector público. También refleja la falta de empatía y agradecimiento del gobernante hacia quienes integraron el primer frente para atender a los enfermos de Covid 19. Mientras en otras naciones naciones les rinden honores, aquí los denuestan.

Este sector lo conforman 305 mil 418 médicos (54% hombres y 46% mujeres), según la última Encuesta de Ocupación y Empleo, y existen más de 51 mil médicos desempleados o subcontratados, de acuerdo a la Sociedad Mexicana de Salud Pública.

Entre los deshonrosos récords mundiales obtenidos durante el actual gobierno, están el primer lugar en defunciones por causa de Covid 19 entre trabajadores del sector salud, así como el cuarto lugar mundial por mortandad global a causa de la pandemia.

Un poco de conciencia haría palidecer al gobierno que gusta culpar a todos sin reconocer que debido a causas autoimputables como la lentitud con que gestionó la emergencia, el perfil de las autoridades nombradas, el retraso en el uso de implementos médicos para la protección de los trabajadores del sector salud, el elegir el plan más austero para combatir la pandemia, mismo que consistió en no gastar en pruebas ni en hacer seguimientos especiales, etc.

Resultado: la OMS, con base en índices de exceso de mortalidad, recién confirmó que en México las muertes por Covid están entre 615 y 670 mil, y no sólo 324 mil 611 defunciones como señalaba la cifra oficial acumulada al 16 de mayo de este año. Así, el coronavirus se convirtió en la principal causa de defunción en nuestro país entre 2020-2021.

El presidente López Obrador ha sido ampliamente criticado por  las Federaciones, Asociaciones y Colegios Médicos y por partidos de oposición por considerar ofensiva la contratación de médicos cubanos para suplir a nacionales sin empleo.

Se le recrimina haber decidido financiar a la dictadura cubana con recursos públicos necesarios para satisfacer requerimientos nacionales de medicamentos, insumos médicos, adquisición  de vacunas de calidad para niños (y no las de aquella nación caribeña, como anunció, sin certificación alguna).

Además, el régimen socialista ha sido condenado por la ONU por obligar a sus connacionales a desempeñar un “trabajo forzoso” en el exterior, y quedarse con el 80% de las ganancias, entre otros indicios que violentan los derechos humanos y laborales de sus trabajadores en el exterior.

Pese a ello, el año pasado AMLO se trajo a 585 “médicos” cubanos, a quienes durante tres meses se les pagaron más de 250 millones de pesos sin acreditar que realmente se tratara de expertos frente a ninguna autoridad de salud ni educativa, ni se les exigió prueba alguna de su capacidad altamente costosa.

Con la nueva trasferencia anunciada por López Obrador a Cuba, cada médico cubano nos cuesta  433 mil pesos, en tres meses, mientras un profesional de la salud en México, gana en promedio 17 mil pesos al mes. ¿Qué le parece?

En este contexto, lo insólito, aunque no para el presidente morenista, fue el ataque artero en contra de la UNAM, a quien reclamó que se fueran a sus casas estudiantes y médicos durante la pandemia. Esto fue ampliamente cuestionado por egresados quienes calificaron a AMLO de injusto e irrespetuoso.

La respuesta de la máxima y prestigiada casa de estudios fue contundente al enumerar en un amplio comunicado que los médicos, investigadores, docentes y estudiantes de medicina y enfermería de la UNAM, se mantuvieron siempre en la primera línea de contención al virus SARS-CoV-2 y en la atención a los pacientes infectados, entre otras actividades de servicio a la sociedad. Recordó que fue la autoridad sanitaria la que suspendió las labores a causa de la pandemia, NO la Universidad.

¿Qué gana un egresado de la UNAM, un exestudiante de la Facultad de Ciencias Políticas, aunque se haya tardado 15 años en titularse, en tratar de desmarcarse de una escuela que cultiva la diversidad ideológica, la libertad intelectual, entre otros valores universales? Con eso de que nuestro mandatario se identifica con la izquierda dictatorial de Venezuela, Nicaragua y Cuba, creo que debemos estar alerta para evitar la imposición de un pensamiento unipersonal que nos haga retroceder a estadios ya superados.

Otra andanada de críticas recibió el secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien se sumó a las ofensas de su jefe en contra de médicos especialistas mexicanos, de quienes aseguró “no quieren desplazarse a áreas marginadas, olvidando el derecho del paciente a ser atendido donde esté”.  Precisó que en el IMSS-Bienestar y en el IMSS ordinario hay 2 mil 678 plazas (41 y  469, respectivamente) de las cuales, 510 han permanecido en esa condición durante tres años, porque los médicos no quieren ocuparlas, por eso se recurre a extranjeros.

Olvida el secretario de Salud la precariedad en centros de salud y las condiciones de violencia que prevalecen en zonas rurales apartadas: sólo el año pasado se conoció de tres médicos asesinados, pero hubo cientos de incidentes violentos en contra de trabajadores de la salud; quizá sea deber del secretario exigir que el Estado ponga fin a la inseguridad que afecta a su gremio, antes de repartir culpas.

Si quisiera aportar algo, el médico de cabecera del señor presidente y titular de Salud, podría con toda su expertis, diseñar un plan para evaluar a los médicos extranjeros y mostrarnos los resultados, para alejar dudas de que no son médicos sino sembradores de ideologías extremas; asimismo, debería recomendarle a su superior un pago justo, y exigirle que el excedente lo utilice en la compra de medicamentos, insumos hospitalarios y vacunas vigentes y certificadas, qué tanto hacen falta en el sector salud.

Por su parte, el subsecretario Hugo López-Gatell explicó que ante la necesidad urgente de  personal especializado, como es el caso de oncólogos pediatras, “de los cuales en instituciones públicas sólo tenemos menos de dos decenas de especialistas, por eso se efectúan estas contrataciones externas… y ya se inició un plan estratégico para revertir dicho rezago. Habría que darle seguimiento a esta aseveración, pues tenemos además de los desempleados más de 302 mil médicos graduados, miles de los cuales no han podido realizar alguna especialidad por diversas insuficiencias institucionales.

Pero antes de cantar victoria como ya lo ha hecho el insólito López Gatell al referirse al fin de la pandemia, los funcionarios del sector salud deberán cerrar filas y ponerse a trabajar para prever en nuestro país, si llegara a ser necesario, otro brote de Covid 19, esa es la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Panamericana (OPS), ya que en Corea del Norte se ha iniciado una movilización para intensificar la respuesta ante una nueva ola de coronavirus.

Los funcionarios de la OMS señalan que es preocupante que no se estén utilizando las herramientas existentes, ya que hay claros repuntes en Asia, Europa y América, especialmente en Estados Unidos, México y Canadá.

Las autoridades sanitarias internacionales insisten en que debemos mantener las medidas de prevención, como el uso del cubrebocas, la ventilación de espacios cerrados y el lavado frecuente de manos, así como un aislamiento de siete días para las personas que tengan Covid. En México la vacunación de refuerzos continúa, los adultos mayores con alguna comorbilidad necesitan aplicarse la cuarta dosis; los rezagados también deben vacunarse, al igual que los menores de 12 años de edad.

 

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