Severa crisis en la industria editorial por la pandemia

Redacción/UNAM/

Cdmx. 20 octubre 2020.- El golpe de la pandemia ha sido muy duro y brutal para las casas editoriales y es indispensable encontrar la forma de volver a dinamizar la maquinaria de hacer libros. Así se expresaron editores independientes y de universidades públicas que participaron en la primera sesión del Foro Estrategias para Recuperar la Cadena de Valor del Libro y la Lectura, organizado por la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión Cultural.

Durante cuatro días expertos reflexionaron sobre la industria del libro, el diseño de políticas públicas de fomento a la lectura, su papel social y consumo. En sus análisis incluyeron aspectos culturales, sociales, tecnológicos, comerciales y legales.

Selva Hernández, editora y librera, señaló que si bien se han dado algunas iniciativas por parte de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana y del Gobierno de la Ciudad de México para solventar de alguna manera la crisis ocasionada por la contingencia, no han fructificado del todo o han sido insuficientes. Comentó que la pandemia los obligó como editores a buscar otras opciones de sobrevivencia, fue así que aprovecharon la vitalidad de las redes sociales para idear nuevas estrategias y, a la vez, pensar sobre las circunstancias actuales que han hecho más visible la crisis editorial, que ya se venía arrastrando desde tiempo atrás.

Andrés Ramírez, director editorial de la división literaria y de bolsillo de Penguin Random House México, consideró que este momento es el más complejo que les ha tocado vivir, quizá comparable al de 1995, cuando se desplomó el peso frente al dólar. “A todos nos agarró con los dedos en la puerta. Se evidenció lo frágil que es la industria del libro y todo lo que la circunda”.

Respecto al apoyo del gobierno, Ramírez dijo que todavía se lo debe y que espera que esto pueda corregirse en lo inmediato. Refirió una situación particular en la que Educal anunció a finales del año pasado la suspensión de pagos a diferentes editoriales, lo que fue una medida unilateral que afectó sensiblemente sus ingresos.

Antonio Ramos, titular de la Dirección de Editorial Universitaria de la Universidad Autónoma de Nuevo León, indicó que sobre todo durante el primer mes de la pandemia, en que se cerraron todas las librerías, la industria editorial se sintió “medio noqueada” ya que éstas son fundamentales para la economía del sector. “De sus ventas se pagan las impresiones, el diseño, a los correctores de estilo y las regalías para los autores”. Después de ese primer mes, un tanto confuso, apuntó, se empezó un proceso creativo en el que se intentó reconceptualizar al libro. “Vino una revolución en todas las editoriales y aquellas que no tenían una plataforma digital se vieron rebasadas”.

Más adelante, Ramos coincidió con Andrés Ramírez en cuanto a que el gobierno federal ha tomado una distancia considerable frente a la crisis que enfrenta la industria editorial. Afortunadamente, dijo, “en el ámbito gremial se han notado los esfuerzos por apoyar a la red de librerías independientes. Lo que sigue es encontrar la forma de volver a dinamizar la maquinaria de hacer libros”.

Esta crisis se ve reflejada claramente en una reducción de títulos publicados. Ramírez dio a conocer que en la empresa editorial donde colabora redujeron 40 por ciento su plan editorial. De las 750 novedades que anualmente sacan, sólo 450 encontrarán puntos de venta en este 2020. “No distribuimos libros los primeros meses de la pandemia y tuvimos que reinventarnos sobre la marcha. Atravesamos un panorama sumamente difícil y complejo, pero por otro lado ha crecido el comercio online de libros físicos, e-books y audiolibros. Los lectores habituales están buscando otro tipo de formatos”, afirmó el también articulista de diarios y revistas.

Sellos independientes
El panorama para los sellos independientes es tristísimo, sostuvo Selva Hernández, fundadora de Acapulco Ediciones. “Muchas veces es el mismo editor quien se encarga de hacer el diseño, encuadernación, corrección de estilo, a veces la impresión y distribución de la obra. El trabajo del editor independiente es un pulso amoroso por el libro y la profesión, que nada tiene que ver con el interés por obtener un ingreso. Ser independiente es casi casi como ponerse una soga al cuello, pero sin duda tiene otras retribuciones”.

El foro fue coordinado por Anel Pérez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura, y Socorro Venegas, directora general de Publicaciones y Fomento Editorial, ambas de la Universidad. Reunió a especialistas de Argentina, Colombia, España y México, surgió del análisis Para salir de terapia intensiva, que realizó recientemente Cultura UNAM, y es parte del programa El Sector Cultural tras la Pandemia: Reflexiones Críticas.

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