¿Tiempo de mujeres?

** Ivonne Melgar

/Retrovisor /

Con las mismas y dolorosas consignas de 8M-2020, este fin de semana regresaremos a los actos masivos del Día Internacional de la Mujer.

Sin embargo, en medio de las medidas que confinaron el impulso de las inéditas protestas de entonces, éstas abrieron rutas de cambio en el reconocimiento de derechos que antes creímos inalcanzables.

Los pañuelos morados y verdes reclamando la libre determinación en el ejercicio de la maternidad fueron el coro de presión que se hizo sentir hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde en 2021 se resolvió la inconstitucionalidad de las leyes estatales que penalizaban la voluntaria interrupción del embarazo.

Y aunque hace un año el muro del Palacio Nacional simbolizó la sordera frente al grito de “¡Un violador no será gobernador!”, ese reclamo marcó el proceso electoral de 2021.

Si bien aún es no vinculante la sanción en contra de candidatos acosadores, con deudas en la manutención de sus hijos o antecedentes de violencia de género, ésta es ya una aduana para quienes aspiren a la representación popular.

Como en el caso del violentómetro electoral, la confinada, pero incansable transformación feminista mexicana obtuvo, durante la pandemia, uno de los más importantes logros de la lucha por la igualdad sustantiva: que el principio de la paridad se aplicara en las candidaturas a los gobiernos estatales.

Impulsada y avalada por el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), esa paridad en el acceso al poder local dio paso en las elecciones de 2021 a seis nuevas gobernadoras.

También gracias a la defensa estricta que de este principio constitucional han hecho consejeros electorales y magistrados del TEPJF, en septiembre hubo una conformación paritaria de la Cámara de Diputados, donde hoy 250 de sus 500 integrantes son mujeres.

Es momento de preguntarnos si este poder femenino se está traduciendo en acciones que reduzcan la impunidad y la desigualdad en la que viven las mujeres, cuando en enero hubo 76 feminicidios a nivel nacional y esta semana se han cancelado las escuelas de horario extendido, que aliviaban la carga de 3 millones de jefas de familia, entre una lista de diversos pendientes. Pero detengámonos en lo urgente y coyuntural:

¿Pueden las 313 legisladoras federales revertir esa medida? ¿Tienen las siete mandatarias estatales la fuerza política para pedirle al Presidente que rectifique? ¿Comprenden las ocho secretarias de Estado que destruyen una política que debería multiplicarse?

Reacio a reconocer las demandas de las movilizaciones de mujeres, a las que ha calificado de conservadoras, el presidente López Obrador entrampó a las feministas de la autoproclamada 4T en un conflicto de lealtades en el que terminaron por asimilarse al discurso oficial.

Y entre las funcionarias en las que nunca hubo interés por la perspectiva de género, esa actitud presidencial acentuó el rechazo, como sucedió con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien este mediodía, sin embargo, buscará inaugurarse en la agenda de las mujeres con un acto en el Monumento a la Revolución, al que están citadas las gobernadoras de Baja California, Marina del Pilar Ávila; Campeche, Layda Sansores; Colima, Indira Vizcaíno; Guerrero, Evelyn Salgado, y Tlaxcala, Lorena Cuéllar.

Se ha diseñado como el mitin morenista del 8M 2022, al que también están invitadas legisladoras, secretarias de Estado, y funcionarias y activistas de todo el país.

Claudia Sheinbaum espera reunir a unas 10 mil mujeres en este evento que ha cambiado de fechas y de nombres en medio de lo incómodo que para ella resulta el tema, después de los episodios de la Diamantina Rosa, la habilitación de la policía femenina para hacerle frente a las activistas que incurren en actos violentos, hasta escalar en el uso de una especie de gas lacrimógeno light que sigue sin ser regulado.

La incomodidad de la jefa de Gobierno con el feminismo responde también al hecho de que su contrincante en la carrera hacia 2024, el canciller Marcelo Ebrard, ha sido desde siempre un aliado de la agenda de género, confirmándolo con la despenalización del aborto que se alcanzó en su gestión en la CDMX, sorteando las presiones del gobierno de Felipe Calderón y de la Iglesia.

Pero después de tantos titubeos, la gobernante de los capitalinos está lista para este Encuentro Nacional de Mujeres de y por la Cuarta Transformación, que se convertirá en el destape de la consentida de Palacio.

Algo que no sea ideología y descalificaciones deberá ofrecerles a las mexicanas quien aspira a conducir un país en el que la agenda de género dejó de ser opción.

¿Se comprometerá con un sistema de cuidados que vaya más allá del reparto de dinero? ¿Asumirá que no basta con las consignas de por el bien de todas, primero las pobres, para construir una sociedad igualitaria?

¿Nos devolverá las escuelas de tiempo completo?

Claro que es tiempo de mujeres. De todas. No sólo de las que van a campaña.

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